Cuando la literatura representa la realidad, ésta deja de ser real y se convierte en algo irreal. Hasta el Madrid de Galdós es tan irreal como el Macondo de García Márquez, ambos son dos espacios recreados literariamente, uno toma como referente algo real, el otro aparece desde la pura imaginación, pero ambos se convierten en objeto literario y dejan de ser reales. El escritor literario es inventor de realidades o recreador de las que existen, y en las obras todo lo real se convierte en simple referente cáduco, frente a la reinvención literaria que es mucho más duradera (por ejemplo, el mismo Madrid del siglo XIX no existe, sin embargo la reinvención de Madrid hecha por Galdós todavía asombra a quien lo lee). Incluso las palabras que utiliza el creador literario dejan de ser las palabras que encontramos en el diccionario, pierden su sentido literal y se convierten en herramientas del artificio, por muy sencillo y simple que nos parezca el lenguaje empleado por el artista.
Muestra de cómo la verdad racional se puede convertir en poesía son las Georgicas de Virgilio y Sobre la naturaleza de Lucrecio, ¿se imaginan un tratado sobre el campo y un tratado científico escrito en versos? Virgilio explica en esa obra desde cómo cultivar el trigo y qué árboles conviene poner en el jardín hasta cómo criar abejas. Y Lucrecio nos habla de átomos y de óptica. Y lo hacen en una poesía, que se ha dado en llamar didáctica, pero que a veces nada tiene que envidiarle a la lírica de Ovidio.
Para mí estas realidades que Virgilio y Lucrecio anotan, ya no son realidades, son temas poéticos, con referentes reales, son reinvenciones de la realidad.
Espero no haberme enrededado demasiado.
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