Café La Humedad
Las letras de Cacho Castaña me gustaron desde la primera vez que las oí, no es que sea una fanática, para eso no da, pero me gustan sus tangos, no así cuando se sale de estos y se pone a cantar esa especie de seudobailanta que también suele cantar. Estas letras tienen, en mi opinión gran contenido poético y lírico.
Por cierto, lo de Cacho es sobrenombre de no sé qué nombre, cuando lo oí por primera vez, pensé, vaya mal gusto, es como si se llamara 'pedazo de castaña', luego me di cuenta de que lo de Cacho es un sobrenombre muy extendido aquí y que nada tiene que ver con lo del pedazo.
Humedad... llovizna y frio; mi aliento
empaña el vidrio azul del viejo bar.
No me pregunten si hace mucho que la espero,
un cafe que ya esta frío y hace varios ceniceros.
Aunque se que nunca llega, siempre
que llueve voy corriendo hasta el café
y solo cuento con la compañia de un gato
que al cordon de mi zapato lo destroza con placer.
Cafe "La Humedad", billar y reunión,
sabado con trampas, que linda función !
Yo solamente necesito agradecerte
la enseñanza de tus noches
que me alejan de la muerte.
Cafe "La Humedad", billar y reunión,
dominó con trampas, que linda función !
Yo simplemente te agradezco las poesías
que la escuela de tus noches
le enseñaron a mis días.
Soledad ... de soltería, son treinta
abriles ya cansados de soñar,
por eso vuelvo a la esquina del boliche,
a buscar la barra eterna de Gaona y Bocaya,
Vamos, muchachos, esta noche a recordar
una por una las hazañas de otros tiempos
y el recuerdo del boliche que llamamos "La Humedad".
Tita de Buenos Aires
Te pintaron las cejas con dos pinceladas de asfalto caliente
y quedó Buenos Aires dibujada en tu frente.
Y esa pena de amor que agrandó tus ojeras, faltando a la cita,
no pudiste borrarla ni con agua bendita.
Era escudo y espada tu palabra atrevida,
tu mirada insolente, cuanto miedo tenías que te dañe la gente.
Esa gente que hablaba y que mal comentaba tu sabiduría.
Ellos nunca supieron lo que tu ya sabías
Tita de Buenos Aires, Tita mía,
la de los tangos calientes y las manos tan frías,
la de plegarias al cielo como la Madre María.
La del mercado de Abasto, la del paseo en tranvía.
Ese loco coraje de potro salvaje, te galopa en las venas
cuando bailas un tango, cuando cantas tus penas.
Y aunque tires la bronca, me trates de loco,
de nada me quejo, tu mirada en silencio es también un consejo.
Te pintaron las cejas con dos pinceladas de asfalto caliente
y quedó Buenos Aires y su calle Corrientes.
Esa pena de amor que agrandó tus ojeras faltando a la cita,
no pudieron borrarla ni con agua bendita.
Tita de Buenos Aires, Tita mía,
la de los tangos calientes y de las manos tan frías,
la de plegarias al cielo como la Madre María.
La del mercado de Abasto, la del paseo en tranvía
Que pocos, que pocos se dieron cuenta cuanto miedo les tenías
*************
La Gata Varela (Para mi hermana Ana)
La gata sale a cantar, envuelta en adrenalina
y perfuma el escenario, con inciensos y licinas
con un código de tango, sin libros y sin escuela
y te lo dice pintando, con colores de acuarela.
El mejor de los cantores, tiene la vieja enseñanza
de callar cuando se debe y de hablar cuando hace falta
gata mojada de lluvia que aligerando los vicios
sale a andar por las cornisas
sin caer al precipicio
Parece una atorranta cuando canta
Parece que se deja y no se deja
Te da la sensación cuando camina
que en vez de una mujer, llegan dos minas
Parece medio loca y que provoca
porque el tango en su boca es un gemido
Parece que ya nada le sorprende
parece saber todo de la vida
parece, pero no es lo que parece
es una gata herida
Los que cantan a los gritos seguiran siendo aprendices
porque el tango no se canta, porque al tango se lo dice
con la pausa y el silencio al que aluden los poetas
despacito poco a poco, para que entiendan la letra
Cuando el publico no escucha, la gata tiene el orgullo
de tener la mente fresca, en el medio del barullo
yo tambien escribo y canto sin libros y sin escuela
despacito poco a poco
como la gata Varela...
Parece una atorranta cuando canta
Parece que se deja y no se deja
Te da la sensación cuando camina
que en vez de una mujer, llegan dos minas
Parece medio loca y que provoca
porque el tango en su boca es un gemido
Parece que ya nada le sorprende
parece saber todo de la vida
parece, pero no es lo que parece
es una gata herida
2 de marzo de 2005
Poesía árabe de ahora y de hace un tiempo
IGUAL
Igual es que escuches el consejo o lo desoigas,
¡oh alma!, pues el futuro es como el pasado.
La vida, cuando cesa, es como la vida cuando hace sufrir.
Quien vive tiene algo del que muere.
La pureza no se acerca y el libertinaje no se aleja.
El vaso, si rebosa, es como el vaso a medio llenar.
Las perlas auténticas permanecen sin mácula.
¡Cuántas mujeres livianas fueron vírgenes a la tumba!
Obra como quieras, corazón, no tengas temor:
Si fuiste oro no te hará daño el crisol.
(NASIB ´ARIDA, Emesa, Siria,1988-1946)
*******************
EL BIEN Y EL MAL
He oído en mis sueños, ¡oh maravilla!,
he oído a un diablo hablar dulcemente con un ángel
diciendo: -¡Ay y mil veces ay, hermano mío!
Si no existiera mi infierno, ¿dónde estaría tu cielo?
¿No somos gemelos hermanándose
en nosotros el secreto de la eternidad y el secreto de la
destrucción?
¿No hemos sido modelados de una sola esencia?
Aunque la gente me olvida, ¡olvidarás tú a tu hermano?-
Y meditó el hijo de la luz evocando
recuerdos de un tiempo antiguo,
y se llenaron de lágrimas sus ojos al inclinarse
implorando perdón a Dios y, abrazando al hijo del infierno
dijo: -¡Ay y mil veces ay, hermano mío,
de tu fuego ardiente me llegó la felicidad!
Y volaron los dos, costado
a costado, perdiéndose entre el bordado del mundo.
(MIJA'IL NU´AYMA, Biskinta, Líbano, entre 1889 y 1984)
Poesía andalusí
Fragmentos de algunos de los mejores poetas andalusíes, traducidos del árabe por D. Emilio García Gómez que los encontró en una pequeña antología de la lírica andaluza titulada Kitab rayab al-Mubarrazin wa-gayat almumayyazim ("Libro de las banderas de los campeones y de los estandartes de los selectos") del célebre Ibn Said al-Magribi, muerto en 1274.
LLUVIA SOBRE EL RÍO
La mano de los vientos realiza finos trabajos de
orfebre en el río, ondulado en mil arrugas.
Y siempre que ha terminado de forjar las mallas
de una loriga, la lluvia viene a enlazarlas con sus
clavillos.
Del sevillano (de Manís) ABU-L-QASIM AL-MANISI, llamado ASA AL-AMA. (Siglo XII)
*********
DISCULPA
No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón
haya sido apresado por una voz que canta:
Hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar:
como la madera, de la que sale lo mismo
el arco del guerrero que el laúd del cantor.
Del alfaquí cordobés IBRAHIM BEN UTMAN. (Siglo XII)
***********
PROFESIÓN DE «AMOR UDRÍ»
Yo soy, como quieres y deseas,
un amante apasionado, un poeta ilustre, noble, generoso.
El Iraq me ha amamantado al pecho de su amor,
Bagdad me ha conquistado con su mirada.
Cuando el dolor se prolonga, cuando la vigilia se
apodera de mis párpados, mi propio sufrir me sirve
de descanso:
Método que fundó Chamil y cuya rigidez
aumentaron los que, como yo, vinieron después.
Del poeta granadino BEN MUTARRIF. (Siglo XIII)
**************
EL LUTO EN Al-ANDALUS
Si es el blanco el color de los vestidos
en al-Andalus, cosa justa es.
¿No me ves a mí, que me he vestido con el blanco
de las canas, porque estoy de luto por la juventud?
De ABU-L-HASAN AL-HUSRI, "el Ciego" (m. 1095)
Igual es que escuches el consejo o lo desoigas,
¡oh alma!, pues el futuro es como el pasado.
La vida, cuando cesa, es como la vida cuando hace sufrir.
Quien vive tiene algo del que muere.
La pureza no se acerca y el libertinaje no se aleja.
El vaso, si rebosa, es como el vaso a medio llenar.
Las perlas auténticas permanecen sin mácula.
¡Cuántas mujeres livianas fueron vírgenes a la tumba!
Obra como quieras, corazón, no tengas temor:
Si fuiste oro no te hará daño el crisol.
(NASIB ´ARIDA, Emesa, Siria,1988-1946)
*******************
EL BIEN Y EL MAL
He oído en mis sueños, ¡oh maravilla!,
he oído a un diablo hablar dulcemente con un ángel
diciendo: -¡Ay y mil veces ay, hermano mío!
Si no existiera mi infierno, ¿dónde estaría tu cielo?
¿No somos gemelos hermanándose
en nosotros el secreto de la eternidad y el secreto de la
destrucción?
¿No hemos sido modelados de una sola esencia?
Aunque la gente me olvida, ¡olvidarás tú a tu hermano?-
Y meditó el hijo de la luz evocando
recuerdos de un tiempo antiguo,
y se llenaron de lágrimas sus ojos al inclinarse
implorando perdón a Dios y, abrazando al hijo del infierno
dijo: -¡Ay y mil veces ay, hermano mío,
de tu fuego ardiente me llegó la felicidad!
Y volaron los dos, costado
a costado, perdiéndose entre el bordado del mundo.
(MIJA'IL NU´AYMA, Biskinta, Líbano, entre 1889 y 1984)
Poesía andalusí
Fragmentos de algunos de los mejores poetas andalusíes, traducidos del árabe por D. Emilio García Gómez que los encontró en una pequeña antología de la lírica andaluza titulada Kitab rayab al-Mubarrazin wa-gayat almumayyazim ("Libro de las banderas de los campeones y de los estandartes de los selectos") del célebre Ibn Said al-Magribi, muerto en 1274.
LLUVIA SOBRE EL RÍO
La mano de los vientos realiza finos trabajos de
orfebre en el río, ondulado en mil arrugas.
Y siempre que ha terminado de forjar las mallas
de una loriga, la lluvia viene a enlazarlas con sus
clavillos.
Del sevillano (de Manís) ABU-L-QASIM AL-MANISI, llamado ASA AL-AMA. (Siglo XII)
*********
DISCULPA
No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón
haya sido apresado por una voz que canta:
Hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar:
como la madera, de la que sale lo mismo
el arco del guerrero que el laúd del cantor.
Del alfaquí cordobés IBRAHIM BEN UTMAN. (Siglo XII)
***********
PROFESIÓN DE «AMOR UDRÍ»
Yo soy, como quieres y deseas,
un amante apasionado, un poeta ilustre, noble, generoso.
El Iraq me ha amamantado al pecho de su amor,
Bagdad me ha conquistado con su mirada.
Cuando el dolor se prolonga, cuando la vigilia se
apodera de mis párpados, mi propio sufrir me sirve
de descanso:
Método que fundó Chamil y cuya rigidez
aumentaron los que, como yo, vinieron después.
Del poeta granadino BEN MUTARRIF. (Siglo XIII)
**************
EL LUTO EN Al-ANDALUS
Si es el blanco el color de los vestidos
en al-Andalus, cosa justa es.
¿No me ves a mí, que me he vestido con el blanco
de las canas, porque estoy de luto por la juventud?
De ABU-L-HASAN AL-HUSRI, "el Ciego" (m. 1095)
Dos composiciones humorísticas
Lope de Vega: Laurel de Apolo
Pura ironía hacia los italianizantes Boscán y Garcilaso, en esta ocasión se topan con una posadera que parece haber aprendido hablar precisamente leyendo sus poesías, y sin embargo ellos no la entienden.
-Boscán, tarde llegamos. ¿Hay posada?
-Llamad desde la posta, Garcilaso.
-¿Quién es? -Dos caballeros del Parnaso.
-No hay donde nocturnar palestra armada.
-No entiendo lo que dice la criada.
Madona, ¿qué decís? -Que afecten paso,
que obstenta limbos el mentido ocaso
y el sol despinge la porción rosada.
-¿Estás en tí, mujer? -Negóse al tino
el ambulante huésped-. ¡Que en tan poco
tiempo tal lengua entre cristianos haya!
Boscán, perdido habemos el camino;
preguntad por Castilla, que estoy loco
o no habemos salido de Vizcaya.
Ándeme yo caliente: Luis de Góngora
Ándeme yo caliente
Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió le cuente,
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo con.chas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a media noche el mar,
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su Dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan crüel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.
Pura ironía hacia los italianizantes Boscán y Garcilaso, en esta ocasión se topan con una posadera que parece haber aprendido hablar precisamente leyendo sus poesías, y sin embargo ellos no la entienden.
-Boscán, tarde llegamos. ¿Hay posada?
-Llamad desde la posta, Garcilaso.
-¿Quién es? -Dos caballeros del Parnaso.
-No hay donde nocturnar palestra armada.
-No entiendo lo que dice la criada.
Madona, ¿qué decís? -Que afecten paso,
que obstenta limbos el mentido ocaso
y el sol despinge la porción rosada.
-¿Estás en tí, mujer? -Negóse al tino
el ambulante huésped-. ¡Que en tan poco
tiempo tal lengua entre cristianos haya!
Boscán, perdido habemos el camino;
preguntad por Castilla, que estoy loco
o no habemos salido de Vizcaya.
Ándeme yo caliente: Luis de Góngora
Ándeme yo caliente
Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió le cuente,
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo con.chas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a media noche el mar,
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su Dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan crüel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.
Elogio de la Soleá
Canto de soleares,
hondo cantar del corazón,
hondo cantar.
Reina de los cantares.
Madre del canto popular.
Llora tu son,
copla sin par.
Y en mi vacío corazón
se oye sonar
el De profundis del bordón...
Llora, cantar.
M.Machado.
Manuel Machado y Antonio Machado, a pesar de tener una educación idéntica, de estudiar ambos primero en la progresista Institución Libre de Enseñanza, viajar luego a Paris, etc., etc., tienen diferentes influencias. A Manuel se le cataloga como 'modernista', con gran tendencia a reflejar el folclore popular andaluz, más andalucista que su hermano, mucho más, pues su hermano tiene un carácter mucho más 'castellano', por eso que encuentre su lugar en Soria y que cuando viaja a Andalucía le falte el aire y el sosiego soriano. A Antonio Machado se le cataloga como de la generación del 98. No obstante tiene muchas composiciones que se pueden encuadrar perfectamente en el modernismo, y sigue recordando aquel patio de Sevilla donde florece el limonero. Sin duda a ambos hermanos no se les puede borrar que vienen de casta folkloristas, el padre, Antonio Machado Álvarez, licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, se dedicó al estudio del folklore. Fundó la revista El Folk-Lore Andaluz y publicó obras como la Colección de cantes flamencos (1881) y la Biblioteca de las tradiciones populares españolas (1884-86). Fue amigo de Joaquín Costa y Francisco Giner de los Ríos, empeñados en ese momento en abrir la mente de los muchachos españoles a través de su Institución Libre de Enseñanza; escribió en periódicos, entre ellos La Justicia (periódico republicano de Nicolás Salmerón), firmando con el seudónimo de «Demófilo» (amigo del pueblo). Por su parte, su abuelo paterno, Antonio Machado Núñez, krausista, era catedrático de ciencias naturales de la Universidad de Sevilla. Nació en Cádiz (1812), de joven emigró a Guatemala, estudió medicina en París y fue catedrático de las Universidades de Cádiz, Santiago de Compostela y Sevilla, de la que sería rector. Fue gobernador de Sevilla (1869-70), introdujo las ideas de Darwin en España fue cofundador de la Revista mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias (1869-74). En 1875 renunció a la cátedra a raíz de la expulsión de Giner de los Ríos y otros profesores krausistas por el gobierno Cánovas (no volvería a ella hasta 1881, con la restitución de los profesores durante el gobierno liberal de Sagasta). La abuela paterna, Cipriana Álvarez Durán fue sobrina de Agustín Durán, compilador de un Romancero general, 1849, muy bien conocido de Antonio Machado.
Como veis de casta le vienen a los galgos ser como fueron.
En cuanto a las diferencias, ¿quién ha dicho que por ser hermanos deben ser de igual caracter?
hondo cantar del corazón,
hondo cantar.
Reina de los cantares.
Madre del canto popular.
Llora tu son,
copla sin par.
Y en mi vacío corazón
se oye sonar
el De profundis del bordón...
Llora, cantar.
M.Machado.
Manuel Machado y Antonio Machado, a pesar de tener una educación idéntica, de estudiar ambos primero en la progresista Institución Libre de Enseñanza, viajar luego a Paris, etc., etc., tienen diferentes influencias. A Manuel se le cataloga como 'modernista', con gran tendencia a reflejar el folclore popular andaluz, más andalucista que su hermano, mucho más, pues su hermano tiene un carácter mucho más 'castellano', por eso que encuentre su lugar en Soria y que cuando viaja a Andalucía le falte el aire y el sosiego soriano. A Antonio Machado se le cataloga como de la generación del 98. No obstante tiene muchas composiciones que se pueden encuadrar perfectamente en el modernismo, y sigue recordando aquel patio de Sevilla donde florece el limonero. Sin duda a ambos hermanos no se les puede borrar que vienen de casta folkloristas, el padre, Antonio Machado Álvarez, licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, se dedicó al estudio del folklore. Fundó la revista El Folk-Lore Andaluz y publicó obras como la Colección de cantes flamencos (1881) y la Biblioteca de las tradiciones populares españolas (1884-86). Fue amigo de Joaquín Costa y Francisco Giner de los Ríos, empeñados en ese momento en abrir la mente de los muchachos españoles a través de su Institución Libre de Enseñanza; escribió en periódicos, entre ellos La Justicia (periódico republicano de Nicolás Salmerón), firmando con el seudónimo de «Demófilo» (amigo del pueblo). Por su parte, su abuelo paterno, Antonio Machado Núñez, krausista, era catedrático de ciencias naturales de la Universidad de Sevilla. Nació en Cádiz (1812), de joven emigró a Guatemala, estudió medicina en París y fue catedrático de las Universidades de Cádiz, Santiago de Compostela y Sevilla, de la que sería rector. Fue gobernador de Sevilla (1869-70), introdujo las ideas de Darwin en España fue cofundador de la Revista mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias (1869-74). En 1875 renunció a la cátedra a raíz de la expulsión de Giner de los Ríos y otros profesores krausistas por el gobierno Cánovas (no volvería a ella hasta 1881, con la restitución de los profesores durante el gobierno liberal de Sagasta). La abuela paterna, Cipriana Álvarez Durán fue sobrina de Agustín Durán, compilador de un Romancero general, 1849, muy bien conocido de Antonio Machado.
Como veis de casta le vienen a los galgos ser como fueron.
En cuanto a las diferencias, ¿quién ha dicho que por ser hermanos deben ser de igual caracter?
Cosas de niños
Para Beatriz, María del Mar, Arturo y ¿Rubén? (no sé si se va a llamar así, perdón Ruth)
DEVUELTO
A la cara de mi hijo
que duerme, bajan
arenas de las dunas,
flor de la caña
y la espuma que vuela
de la cascada...
Y es sueño nada más
cuanto le baja;
sueño cae a su boca,
sueño a su espalda,
y me roban su cuerpo
junto con su alma.
Y así lo van cubriendo
con tanta maña,
que en la noche no tengo
hijo ni nada,
madre ciega de sombra,
madre robada.
Hasta que el sol bendito
al fin lo baña:
me lo devuelve en linda
fruta mondada
¡y me lo pone entero
sobre la falda!
Gabriela Mistral
¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO QUE YO FUI? de Pablo Neruda.
¿Dónde está el niño que yo fui,
sigue dentro de mí o se fue?
¿Sabe que no lo quise nunca
y que tampoco me quería?
¿Por qué anduvimos tanto tiempo
creciendo para separarnos?
¿Por qué no morimos los dos
cuando mi infancia murió?
Mi amigo el robot.
El robot no necesita compañía.
El robot ni come, ni bebe,
ni juega al amor.
El robot no tiene bigote,
ni sexo, ni dote,
ni gran corazón,
-nunca se enamora-
y duerme a deshora.
Tan sólo obedece,
el robot.
A veces le envidio
sus ojos de vidrio
que nunca han llorado.
Aunque no me entiende,
le cuento mis cosas,
me quedo a su lado.
El robot no necesita compañía.
Y cuando la empresa
apaga sus luces
me siento en su nave
hasta el nuevo día,
por que yo, ¡si necesito compañía!
GLORIA FUERTES.
DEVUELTO
A la cara de mi hijo
que duerme, bajan
arenas de las dunas,
flor de la caña
y la espuma que vuela
de la cascada...
Y es sueño nada más
cuanto le baja;
sueño cae a su boca,
sueño a su espalda,
y me roban su cuerpo
junto con su alma.
Y así lo van cubriendo
con tanta maña,
que en la noche no tengo
hijo ni nada,
madre ciega de sombra,
madre robada.
Hasta que el sol bendito
al fin lo baña:
me lo devuelve en linda
fruta mondada
¡y me lo pone entero
sobre la falda!
Gabriela Mistral
¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO QUE YO FUI? de Pablo Neruda.
¿Dónde está el niño que yo fui,
sigue dentro de mí o se fue?
¿Sabe que no lo quise nunca
y que tampoco me quería?
¿Por qué anduvimos tanto tiempo
creciendo para separarnos?
¿Por qué no morimos los dos
cuando mi infancia murió?
Mi amigo el robot.
El robot no necesita compañía.
El robot ni come, ni bebe,
ni juega al amor.
El robot no tiene bigote,
ni sexo, ni dote,
ni gran corazón,
-nunca se enamora-
y duerme a deshora.
Tan sólo obedece,
el robot.
A veces le envidio
sus ojos de vidrio
que nunca han llorado.
Aunque no me entiende,
le cuento mis cosas,
me quedo a su lado.
El robot no necesita compañía.
Y cuando la empresa
apaga sus luces
me siento en su nave
hasta el nuevo día,
por que yo, ¡si necesito compañía!
GLORIA FUERTES.
Los diez locos mandamientos
Las diez premisas para animarse a escribir
Estoy revisando carpetas para borrar archivos inútiles y me encontré esto que, igual que los archivos que puse más abajo sobre juegos de letras, estaba guardado bajo el epígrafe taller literario. Esto no es un taller literario, pero me pareció bien que apareciera aquí para los que tenemos todavía ciertos prejuicios a la hora de escribir.
1. Para la literatura lo imposible no existe.
2. La poesía no es un mundo que quede lejísimos. Vive muy cerquita, vive dentro tuyo. Si buscas en tus zapatos muy atentamente, encontrarás no uno sino 100,000 millones de poemas, cuentos, historias y aventuras loquísimas.
3. No tienes que ser un sabio para que la poesía te guste.
4. No hay que estudiar 22 años seguidos en una universidad para tener derecho a escribir poemas, cuentos o lo que a uno le dé la gana.
5. Leer te puede hacer más feliz. No lo dudes.
6. Escribir cambiará tu vida por completo.
7. La literatura es esa palabra loca, esa frase ocurrente que un día salió de tu boca y que a todo el mundo le gustó. Es ese algo fantasioso que tenías ganas de decir, de contar y que mucha gente confundió con una mentira.
8. No tienes que tener 30 años para publicar.
"El cielo no pregunta cuál es la edad de los pájaros", decía Luis La Hoz, un poeta peruano.
9. Si te gusta leer y escribir, anima a otros a hacerlo. La literatura es uno de los mejores regalos que puedas hacerle al mundo.
10. Disfruta mucho al escribir para que otros se diviertan leyéndote.
Estoy revisando carpetas para borrar archivos inútiles y me encontré esto que, igual que los archivos que puse más abajo sobre juegos de letras, estaba guardado bajo el epígrafe taller literario. Esto no es un taller literario, pero me pareció bien que apareciera aquí para los que tenemos todavía ciertos prejuicios a la hora de escribir.
1. Para la literatura lo imposible no existe.
2. La poesía no es un mundo que quede lejísimos. Vive muy cerquita, vive dentro tuyo. Si buscas en tus zapatos muy atentamente, encontrarás no uno sino 100,000 millones de poemas, cuentos, historias y aventuras loquísimas.
3. No tienes que ser un sabio para que la poesía te guste.
4. No hay que estudiar 22 años seguidos en una universidad para tener derecho a escribir poemas, cuentos o lo que a uno le dé la gana.
5. Leer te puede hacer más feliz. No lo dudes.
6. Escribir cambiará tu vida por completo.
7. La literatura es esa palabra loca, esa frase ocurrente que un día salió de tu boca y que a todo el mundo le gustó. Es ese algo fantasioso que tenías ganas de decir, de contar y que mucha gente confundió con una mentira.
8. No tienes que tener 30 años para publicar.
"El cielo no pregunta cuál es la edad de los pájaros", decía Luis La Hoz, un poeta peruano.
9. Si te gusta leer y escribir, anima a otros a hacerlo. La literatura es uno de los mejores regalos que puedas hacerle al mundo.
10. Disfruta mucho al escribir para que otros se diviertan leyéndote.
Las lágrimas de una madre
María llora, no comprende. ¿Por qué? ¿Por qué él? Durante años ha visto y ha callado. Ha oído y ha callado. Ha sufrido y ha callado. Pero ya no puede más. Todos esos años en silencio se convierten ahora en lágrimas. Y las lágrimas se confunden con la sangre de su hijo que reposa la cabeza en su regazo. «Mi niño», le habla como si le pudiera oír, «mi niño chico, ay, te has ido, me has dejado sola... tú eras mi sonrisa... tú mi anhelo... por ti pasé noches en vela... ay, mi niño, ¿qué te han hecho? ¿por qué lo has permitido?... mira, mira cómo han horadado tus bellas manos, esas manos con las que me acariciabas cuando eras pequeño, esas manos con las que ayudabas a José... tus manos fuertes y suaves ahora sangran,... ay, ay, mi niño pequeño. Aun recuerdo el día que naciste, al parirte pensé que no había dolor más grande, ¡qué equivocada estaba!, ahora, ahora, es cuando siento el mayor dolor, ahora es cuando me siento rota por dentro. Este dolor sin fruto, este dolor que me destroza, ay, mi niño... ¿por qué? Te gustaba correr descalzo por la calle, y yo te regañaba, no quería que tus pies sufrieran y tú te reías y me decías que no me preocupara, que eso no era nada... ay, mi niño, ¿qué sabías tú? ¿cuántas cosas sabías y callabas?, ahora, tus pies sangran. Tanto dolor... tanto dolor has padecido y tu rostro parece sereno. Quizás todo haya sido una pesadilla, quizás sólo estés durmiendo. Mi niño, ¿es eso? ¿sólo estás durmiendo?, callad, callad, no gritéis, no alborotéis, mi niño está durmiendo, ¡no lo despertéis!... No te preocupes, mi amor, yo te velaré... yo cuidaré tu sueño. Ea, ea, mi rey, duerme, duerme mi bien. Ay, rey mío, ¿mío? ¿fuiste mío alguna vez? ¡Tantas señales! ¡tantas señales que no supe interpretar!, bueno, mi niño, a ti no puedo engañarte, nunca pude, en realidad, no quise interpretar esas señales. Aquel día que te perdiste, ¿recuerdas, vida mía?, tú ya me lo dijiste, para ti lo más importante era cumplir con los asuntos de tu Padre. Aquel día, aquel día fue el inicio de mi sufrimiento, fue entonces cuando supe que contigo nada sería igual. Aquel día dejaste de ser mi niño pequeño. Ahora te lo puedo decir, lloré, lloré mucho, me resistía a verlo. También lloraba por la noche, a solas, cuando alguien me decía: ‘María he visto a tu hijo, andaba errando por el campo’ o ‘María, ¿has oído eso que cuentan sobre tu hijo? dicen que lo han visto hablando a una multitud’ o ‘¿qué es eso de lo que habla tu hijo que todos lo siguen?’, yo les decía que tú hacías lo que debías, que estabas cumpliendo con tu tarea, pero luego, a solas, lloraba. Sé que si pudieras, me dirías que no llorase, que me limpiase estas lágrimas, que se te ha cumplido el momento, que era necesario que esto sucediera así, pero no te olvides que soy tu madre, que tengo derecho a llorar. A una madre no se le puede impedir que llore por su hijo, ¡por SU hijo!, porque tú eres mi hijo, mi niño chico, y siempre lo serás. Ahí vienen a llevarte, a llevarte a ese lugar oscuro. ¡Estúpidos! ¿Realmente creerán que han terminado contigo? Ninguna losa sepulcral podrá detenerte... ¡Dejadme, dejadme que le de el último beso! ¡Dejadme que le diga que le estaré esperando! ¡Dejadme que yo misma lo amortaje!... no te preocupes, mi bien, no te apretaré la mortaja, la dejaré suelta, para que sea más fácil librarte de ella. Estos piensan que estoy loca, pero ¡estáis equivocados!, por fin, por fin he entendido... Sin embargo, hijo mío, permite que siga llorando, estas lágrimas me hacen tanto bien...»
Inma Manzanares (Semana Santa, 2000)
Inma Manzanares (Semana Santa, 2000)
Romances novelescos
ROMANCE DEL CONDE OLINOS
Madrugaba el conde Olinos
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar;
las aves que iban volando
se paraban a escuchar:
Bebe, mi caballo, bebe,
Dios te me libre del mal:
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.
De altas torres del palacio,
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar.
-No es la sirenita, madre,
que ésta tiene otro cantar;
es la voz del conde Olinos
que por mis amores va.
-Si es la voz del conde Olinos,
yo le mandaré matar,
que para casar contigo,
le falta sangre real.
Guardias mandaba la reina
al conde Olinos buscar:
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.
La infantina, con gran pena,
no cesaba de llorar;
él murió a la medianoche
y ella a los gallos cantar.
Estos romances ya no son aquellos romances fronterizos donde se contaban historias de moros y cristianos, estos son romances novelescos y tienen composiciones paralelas en otras literaturas, por eso las historias que cuentan nos suenan tan familiares, seguro que más de una la hemos oído en algún cuento, alguna leyenda o en otras poesías.
Romance del Conde Arnaldos
(versión recogida por Menéndez Pidal en Flor Nueva de Romances Viejos)
¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de San Juan!
Con un falcón en la mano
la caza iba a cazar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas traía de seda
la jarcia de oro torzal,
marinero que la manda
diciendo viene un cantar
que la mar facía en calma
los vientos hace amainar,
los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar,
las aves que van volando
al mástil hace posar;
allí fabló el conde Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
--¿Por tu vida marinero,
digasme ora ese cantar.—
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
--Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.
Otra versión (esta con la tradición literaria del cautivo):
¡ Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan !
Andando a buscar la caza
para su halcón cebar,
vio venir una galera
que venía en alta mar;
las áncoras tiene de oro,
las velas de un cendal;
marinero que la guía,
va diciendo este cantar:
- Galera, la mi galera,
Dios te me guarde de mal,
de los peligros del mundo,
de fortunas de la mar,
de los golfos de León
y estrecho de Gibraltar,
de las fustas de los moros
que andaban a saltear.
Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
- Por tu vida, el marinero,
digasme ora ese cantar.
- Quien mi cantar quiere oír
en mi galera ha de entrar.
Tiró la barca el navío
y el infante fue a embarcar;
alzan velas, caen remos,
comienzan a navegar;
con el ruido del agua
el sueño le vencío ya.
Pónenle los marineros
los hierros de cautivar;
a los golpes del martillo,
el infante fue a acordar.
- Por tu vida, el buen marino,
no me quieras hacer mal:
hijo soy del rey de Francia,
nieto del de Portugal;
siete años había, siete,
que fui perdido en la mar.
Allí le habló el marinero:
- Si tú me dices verdad,
tú eres nuestro infante Arnaldos
y a ti andamos a buscar.
Alzó velas el navío
y se van a su ciudad.
Torneos y más torneos,
que al conde pareció ya.
Madrugaba el conde Olinos
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar;
las aves que iban volando
se paraban a escuchar:
Bebe, mi caballo, bebe,
Dios te me libre del mal:
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.
De altas torres del palacio,
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar.
-No es la sirenita, madre,
que ésta tiene otro cantar;
es la voz del conde Olinos
que por mis amores va.
-Si es la voz del conde Olinos,
yo le mandaré matar,
que para casar contigo,
le falta sangre real.
Guardias mandaba la reina
al conde Olinos buscar:
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.
La infantina, con gran pena,
no cesaba de llorar;
él murió a la medianoche
y ella a los gallos cantar.
Estos romances ya no son aquellos romances fronterizos donde se contaban historias de moros y cristianos, estos son romances novelescos y tienen composiciones paralelas en otras literaturas, por eso las historias que cuentan nos suenan tan familiares, seguro que más de una la hemos oído en algún cuento, alguna leyenda o en otras poesías.
Romance del Conde Arnaldos
(versión recogida por Menéndez Pidal en Flor Nueva de Romances Viejos)
¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de San Juan!
Con un falcón en la mano
la caza iba a cazar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas traía de seda
la jarcia de oro torzal,
marinero que la manda
diciendo viene un cantar
que la mar facía en calma
los vientos hace amainar,
los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar,
las aves que van volando
al mástil hace posar;
allí fabló el conde Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
--¿Por tu vida marinero,
digasme ora ese cantar.—
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
--Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.
Otra versión (esta con la tradición literaria del cautivo):
¡ Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan !
Andando a buscar la caza
para su halcón cebar,
vio venir una galera
que venía en alta mar;
las áncoras tiene de oro,
las velas de un cendal;
marinero que la guía,
va diciendo este cantar:
- Galera, la mi galera,
Dios te me guarde de mal,
de los peligros del mundo,
de fortunas de la mar,
de los golfos de León
y estrecho de Gibraltar,
de las fustas de los moros
que andaban a saltear.
Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
- Por tu vida, el marinero,
digasme ora ese cantar.
- Quien mi cantar quiere oír
en mi galera ha de entrar.
Tiró la barca el navío
y el infante fue a embarcar;
alzan velas, caen remos,
comienzan a navegar;
con el ruido del agua
el sueño le vencío ya.
Pónenle los marineros
los hierros de cautivar;
a los golpes del martillo,
el infante fue a acordar.
- Por tu vida, el buen marino,
no me quieras hacer mal:
hijo soy del rey de Francia,
nieto del de Portugal;
siete años había, siete,
que fui perdido en la mar.
Allí le habló el marinero:
- Si tú me dices verdad,
tú eres nuestro infante Arnaldos
y a ti andamos a buscar.
Alzó velas el navío
y se van a su ciudad.
Torneos y más torneos,
que al conde pareció ya.
27 de febrero de 2005
La guitarra: dos visiones
Leyenda pampeana de la guitarra
Hilario vivía en su rancho, apartado de toda población indígena. Tenía la soledad como compañera. Muchas auroras y crepúsculos melancólicos vieron a aquel gaucho solitario que no sentía más que la música grave del bosque, la temeraria quietud de la llanura y la embargante tristeza del campo con su horizonte de cielo y tierra. De tiempo en tiempo recorría las poblaciones lejanas con la esperanza de encontrar a la compañera que presentía en sus sueños. Aquella se que une a la vida del hombre para compartir sus esfuerzos, sus luchas y esperanzas. Aquella que se busca como consuelo, como esfuerza, unida como 'el agua en las piedras, como los cardones en la loma, como la luna buca en los cielos la ruta de los dioses que se fueron de la tierra.' Un día conoció a Rosa, la criolla más linda y graciosa del pueblo cercano. Desde entonces las noches oscuras del gaucho se tornaron claras, iluminadas por los ojos de la mujer amada. Hilario vivía feliz con su compañera en el rancho levantado en medio del bosque silencioso. La vida se había transformado: los crepúsculos se tornaron soñadores, el viento corría mensamente en las noches, en constante diálogo con las hojas del bosque, como el quejido de la copla aldeana. Pero aquello no duró mucho. Una mañana Hilario dejó sola a Rosa para ir a una población cercana. Se despidieron tiernamente, sin presentir que esa mañana luminosa, en que los azahares y las margaritas se tornaban risueños y reverentes, tendría que ser la última. Amuray, el cacique de una tribu indígena, se había enamorado de Rosa, y había sido rechazado. El indio vio que la mujer de sus sueños amaba a otro. Amuray, rencoroso y vengativo, resolvió raptar a Rosa, y para ello vivía continuamente al acecho. La oportunidad se le presentó ese día con la ausencia de Hilario. Por la tarde regresó el gaucho, ansioso de las caricias de su compañera, sin pensar en la cruel sorpresa que lo esperaba. Encontró vacío el rancho. En el patio había señales frescas de lucha deseperada y la huella de un caballo, desde la trillada hasta el sendero. Imaginando lo ocurrido, se lanzó desesperado en persecución de Amuray, hasta que logró alcanzarlo. La lucha fue feroz. Pero al fin el valiente gaucho pudo arrebatar a la cautiva de los brazos del indio, quien se retorcía en medio del camino en la agonía de la muerte. Pero el infeliz no recuperó nada más que un cuerpo sin vida. Rosa había muerto en el transcurso de la lucha. Desesperado, estrechó el cuerpo amado entre sus brazos, mientras sollozaba y la llamaba. Llegó la noche cargada de tristeza. Hilario se quedó dormido con la cabeza inclinada sobre el rostro amado. Al rayar el alba desperezando el monte, despertó de su profundo sueño al son de una música de notas misteriosas, y halló en sus brazos una caja con formas de mujer en lugar del cuerpo de su compañera. Con ella cantó durante su vida el recuerdo de su amada. Por eso ella servirá siempre para acompañar penas y sentimientos.
(De Cuentos y leyendas de la Argentina)
LA GUITARRA
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil
callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
Hilario vivía en su rancho, apartado de toda población indígena. Tenía la soledad como compañera. Muchas auroras y crepúsculos melancólicos vieron a aquel gaucho solitario que no sentía más que la música grave del bosque, la temeraria quietud de la llanura y la embargante tristeza del campo con su horizonte de cielo y tierra. De tiempo en tiempo recorría las poblaciones lejanas con la esperanza de encontrar a la compañera que presentía en sus sueños. Aquella se que une a la vida del hombre para compartir sus esfuerzos, sus luchas y esperanzas. Aquella que se busca como consuelo, como esfuerza, unida como 'el agua en las piedras, como los cardones en la loma, como la luna buca en los cielos la ruta de los dioses que se fueron de la tierra.' Un día conoció a Rosa, la criolla más linda y graciosa del pueblo cercano. Desde entonces las noches oscuras del gaucho se tornaron claras, iluminadas por los ojos de la mujer amada. Hilario vivía feliz con su compañera en el rancho levantado en medio del bosque silencioso. La vida se había transformado: los crepúsculos se tornaron soñadores, el viento corría mensamente en las noches, en constante diálogo con las hojas del bosque, como el quejido de la copla aldeana. Pero aquello no duró mucho. Una mañana Hilario dejó sola a Rosa para ir a una población cercana. Se despidieron tiernamente, sin presentir que esa mañana luminosa, en que los azahares y las margaritas se tornaban risueños y reverentes, tendría que ser la última. Amuray, el cacique de una tribu indígena, se había enamorado de Rosa, y había sido rechazado. El indio vio que la mujer de sus sueños amaba a otro. Amuray, rencoroso y vengativo, resolvió raptar a Rosa, y para ello vivía continuamente al acecho. La oportunidad se le presentó ese día con la ausencia de Hilario. Por la tarde regresó el gaucho, ansioso de las caricias de su compañera, sin pensar en la cruel sorpresa que lo esperaba. Encontró vacío el rancho. En el patio había señales frescas de lucha deseperada y la huella de un caballo, desde la trillada hasta el sendero. Imaginando lo ocurrido, se lanzó desesperado en persecución de Amuray, hasta que logró alcanzarlo. La lucha fue feroz. Pero al fin el valiente gaucho pudo arrebatar a la cautiva de los brazos del indio, quien se retorcía en medio del camino en la agonía de la muerte. Pero el infeliz no recuperó nada más que un cuerpo sin vida. Rosa había muerto en el transcurso de la lucha. Desesperado, estrechó el cuerpo amado entre sus brazos, mientras sollozaba y la llamaba. Llegó la noche cargada de tristeza. Hilario se quedó dormido con la cabeza inclinada sobre el rostro amado. Al rayar el alba desperezando el monte, despertó de su profundo sueño al son de una música de notas misteriosas, y halló en sus brazos una caja con formas de mujer en lugar del cuerpo de su compañera. Con ella cantó durante su vida el recuerdo de su amada. Por eso ella servirá siempre para acompañar penas y sentimientos.
(De Cuentos y leyendas de la Argentina)
LA GUITARRA
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil
callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
Paseando por la avenida del parque
Él le sonrió. Ella le sonrió. ¿cómo está usted hoy?, le dijo él o ella, da igual, Bien, con un poco de jaqueca, le contestó él o ella, da igual. Son los calores, se dijeron. Sí, debe de ser eso, en verano siempre pasa. Y luego la humedad, que no nos deja respirar. Quizás llueva hoy. No creo, el hombre del tiempo no ha dicho nada de lluvias. Bueno, entonces, otro día más de sofoco.
Iban paseando juntos, casi rozándose por la avenida del parque. Todos los días se encontraban allí, no de forma explicita. Pero ambos sabían que cuando llegaran al parque con sus respectivos nietos, el otro iba a estar allí esperándolo. Fingían que el encuentro había sido casual, y que no lo habían estado deseando durante todo el día, desde el mismo momento en el que se habían despedido la tarde anterior.
¡Juan! Ven aquí. Este niño me va a matar, decía ella. Déjele usted, es bueno que corran y que se diviertan un rato. Claro, eso lo dice usted porque su nieto es un sol de bueno y su nuera de usted lo quiere, pero ya sabe usted cómo es mi nuera... ¿Otra vez han discutido? Debería usted hablar con su hijo... Mi hijo, ay, sólo ve por sus ojos...
Siempre los mismos temas, cuando él hubiera querido decirle: Eres lo más bello que me ha pasado, y ella lo hubiera querido oír decir, y contestarle, Mi vida, tú sí que eres todo para mí, sentémonos aquí y dime esas palabras dulces que necesito oír, yo te las diré a ti. Cuando él le hubiera querido pedir que dejara aquella casa que se fuera con él, pero... y aquí volvía a la realidad, con él ¿dónde? Nada tenía para ofrecerle nada más que aquella avenida del parque. Y ella lo sabía. No obstante si él se lo hubiera propuesto, ella habría aceptado quedarse en aquel banco de aquella avenida todo lo que le quedara de vida.
¡Abuelo, abuelo! ¿nos vamos a casa?. Sí, nene, ya vamos. Ya lo ve usted, siempre igual, los chicos son los que mandan, pero no se preocupe usted, verá como todo se arregla. Es cierto, ¿qué nos queda ya sino ellos?
Y con el pensamiento se decía que no, que también le quedaba él, que era su única esperanza de sentirse viva.
Él tomó sus manos y en un movimientos instintivo le dio un beso en la palma. Ella no tuvo tiempo de reaccionar cuando lo vio alejarse con su nieto de la mano. Durante toda aquella tarde sintió que la mano le palpitaba. Él a ratos se felicitaba por su atrevimiento, a ratos se sentía culpable de alentar algo que no podría ser nada.
Al día siguiente los dos parecían haber olvidado aquel gesto de él, pero los dos sentían que estaban más cerca. Los temas de la conversación los mismos que todos los días: las nueras, los hijos, los nietos, el calor, y los otros temas, los que no se trataban en voz alta, los que sólo aparecían en las miradas, la soledad, la espera, el amor, el deseo que sentían y que siempre habían pensado que ya no volverían a sentir... Al final de la tarde, se decían adiós, hasta mañana, a ver si para mañana está usted mejor, sí, Dios lo quiera, seguro que son achaques pasajeros...
Pero un día él esperó, esperó, y ella no llegaba. Primero se enojó con ella por haberle dado ese plantón, luego comprendió que algo debía haberle pasado, y esperó con ansia la tarde siguiente. Y la tarde siguiente llegó, pero ella no apareció. Sí apareció Juan, el nieto, con una chica de uniforme. ¿Y la señora? Le preguntó con un hilo de voz, ¿no estará enferma? Yo soy un amigo de la abuela. La chica entre globo y globo de chicle le explicó que la señora estaba en el geriátrico, en ese tan mono que han abierto en la calle X. Está en la gloria, la pobre estaba tan maaaaaaal.
Mentira, mentira, mentira, se repetía él mientras que esperaba en la salita del geriátrico a que alguien lo recibiera. Ella estaba bien, tenía bochornos por el calor, pero estaba bien. Ese ha sido el sinsal de su hijo. No sabía cómo iba a hacerlo, pero había ido allí con un único objetivo, sacarla, llevársela como fuera. Por eso, cuando salió el encargado a recibirlo dijo que era un familiar de la señora, que había venido desde otra ciudad solo para verla y que, y esto lo dijo de la forma más humilde que pudo, le suplicaba que le permitiera dar una vuelta por la manzana paseando con ella, que a ella le iba a venir bien, que ella era muy andariega y que eso seguro que le vendría bien. El encargado estaba en sus horas bajas, no había dormido bien aquella noche y las muelas le dolían, eso al menos fue lo que dijo luego para justificarse.
Salieron agarrados del brazo, como si lo hubieran hecho toda su vida, ella sin comprender mucho de lo que sucedía, quizás algo dormida por los sedantes que le administraban para que durmiera. Pasito a pasito como si en realidad pasearan fueron dando la vuelta a la manzana, hasta que él comprobó que no lo podían ver desde ninguna de las ventanas de la residencia geriátrica. ¿Y ahora? Preguntó ella, o preguntó él, que eso importa poco. Ahora somos libres, contestó él o contestó ella, que eso tampoco importa mucho. Fueron hasta la avenida del parque. Te quiero tanto, dijo él o ella. Yo a ti también. No hubiera resistido vivir sin verte. Yo tampoco.
Algunos dijeron que lo habían visto pasear por aquella avenida toda la tarde, al caer la noche, cuando ya empezaba a sentirse el frescor de las últimas tardes del verano, salieron del parque.
Al día siguiente en una casita cercana, un vecino alarmado por el olor a gas llamó a la policía. Cuando entraron en la casa, encontraron dos cuerpos de dos ancianos, abrazados y echados sobre la cama, como si descansaran. Pero sólo encontraron los cuerpos, porque hay quien dice que sus almas siguen paseando por aquella avenida del parque, juntos para siempre."
María Inmaculada Manzanares Ruiz
Iban paseando juntos, casi rozándose por la avenida del parque. Todos los días se encontraban allí, no de forma explicita. Pero ambos sabían que cuando llegaran al parque con sus respectivos nietos, el otro iba a estar allí esperándolo. Fingían que el encuentro había sido casual, y que no lo habían estado deseando durante todo el día, desde el mismo momento en el que se habían despedido la tarde anterior.
¡Juan! Ven aquí. Este niño me va a matar, decía ella. Déjele usted, es bueno que corran y que se diviertan un rato. Claro, eso lo dice usted porque su nieto es un sol de bueno y su nuera de usted lo quiere, pero ya sabe usted cómo es mi nuera... ¿Otra vez han discutido? Debería usted hablar con su hijo... Mi hijo, ay, sólo ve por sus ojos...
Siempre los mismos temas, cuando él hubiera querido decirle: Eres lo más bello que me ha pasado, y ella lo hubiera querido oír decir, y contestarle, Mi vida, tú sí que eres todo para mí, sentémonos aquí y dime esas palabras dulces que necesito oír, yo te las diré a ti. Cuando él le hubiera querido pedir que dejara aquella casa que se fuera con él, pero... y aquí volvía a la realidad, con él ¿dónde? Nada tenía para ofrecerle nada más que aquella avenida del parque. Y ella lo sabía. No obstante si él se lo hubiera propuesto, ella habría aceptado quedarse en aquel banco de aquella avenida todo lo que le quedara de vida.
¡Abuelo, abuelo! ¿nos vamos a casa?. Sí, nene, ya vamos. Ya lo ve usted, siempre igual, los chicos son los que mandan, pero no se preocupe usted, verá como todo se arregla. Es cierto, ¿qué nos queda ya sino ellos?
Y con el pensamiento se decía que no, que también le quedaba él, que era su única esperanza de sentirse viva.
Él tomó sus manos y en un movimientos instintivo le dio un beso en la palma. Ella no tuvo tiempo de reaccionar cuando lo vio alejarse con su nieto de la mano. Durante toda aquella tarde sintió que la mano le palpitaba. Él a ratos se felicitaba por su atrevimiento, a ratos se sentía culpable de alentar algo que no podría ser nada.
Al día siguiente los dos parecían haber olvidado aquel gesto de él, pero los dos sentían que estaban más cerca. Los temas de la conversación los mismos que todos los días: las nueras, los hijos, los nietos, el calor, y los otros temas, los que no se trataban en voz alta, los que sólo aparecían en las miradas, la soledad, la espera, el amor, el deseo que sentían y que siempre habían pensado que ya no volverían a sentir... Al final de la tarde, se decían adiós, hasta mañana, a ver si para mañana está usted mejor, sí, Dios lo quiera, seguro que son achaques pasajeros...
Pero un día él esperó, esperó, y ella no llegaba. Primero se enojó con ella por haberle dado ese plantón, luego comprendió que algo debía haberle pasado, y esperó con ansia la tarde siguiente. Y la tarde siguiente llegó, pero ella no apareció. Sí apareció Juan, el nieto, con una chica de uniforme. ¿Y la señora? Le preguntó con un hilo de voz, ¿no estará enferma? Yo soy un amigo de la abuela. La chica entre globo y globo de chicle le explicó que la señora estaba en el geriátrico, en ese tan mono que han abierto en la calle X. Está en la gloria, la pobre estaba tan maaaaaaal.
Mentira, mentira, mentira, se repetía él mientras que esperaba en la salita del geriátrico a que alguien lo recibiera. Ella estaba bien, tenía bochornos por el calor, pero estaba bien. Ese ha sido el sinsal de su hijo. No sabía cómo iba a hacerlo, pero había ido allí con un único objetivo, sacarla, llevársela como fuera. Por eso, cuando salió el encargado a recibirlo dijo que era un familiar de la señora, que había venido desde otra ciudad solo para verla y que, y esto lo dijo de la forma más humilde que pudo, le suplicaba que le permitiera dar una vuelta por la manzana paseando con ella, que a ella le iba a venir bien, que ella era muy andariega y que eso seguro que le vendría bien. El encargado estaba en sus horas bajas, no había dormido bien aquella noche y las muelas le dolían, eso al menos fue lo que dijo luego para justificarse.
Salieron agarrados del brazo, como si lo hubieran hecho toda su vida, ella sin comprender mucho de lo que sucedía, quizás algo dormida por los sedantes que le administraban para que durmiera. Pasito a pasito como si en realidad pasearan fueron dando la vuelta a la manzana, hasta que él comprobó que no lo podían ver desde ninguna de las ventanas de la residencia geriátrica. ¿Y ahora? Preguntó ella, o preguntó él, que eso importa poco. Ahora somos libres, contestó él o contestó ella, que eso tampoco importa mucho. Fueron hasta la avenida del parque. Te quiero tanto, dijo él o ella. Yo a ti también. No hubiera resistido vivir sin verte. Yo tampoco.
Algunos dijeron que lo habían visto pasear por aquella avenida toda la tarde, al caer la noche, cuando ya empezaba a sentirse el frescor de las últimas tardes del verano, salieron del parque.
Al día siguiente en una casita cercana, un vecino alarmado por el olor a gas llamó a la policía. Cuando entraron en la casa, encontraron dos cuerpos de dos ancianos, abrazados y echados sobre la cama, como si descansaran. Pero sólo encontraron los cuerpos, porque hay quien dice que sus almas siguen paseando por aquella avenida del parque, juntos para siempre."
María Inmaculada Manzanares Ruiz
jugando con las palabras
Una despedida en A:
Manuel Lois
Tanta charla vana... basta, a callar: saltar ya a la cama, a las mantas, a las blancas sábanas lavadas, planchadas, gratas... aaahhh...
Mañana a la carga, a trabajar. Plan para la mañana: hachar las astas a la vaca parda, lavar las patas a la blanca; agarrar la pala; cavar allá atrás para plantar papas; asar batatas; amasar pastas; llamar a Marta, la catalana, allá a La Pampa; arrastrar a Tamara, la bávara, hasta la casa; bajar las alabardas más altas, alzar las más bajas, apartar la santabárbara a la barca (jamás a la fragata, para nada), armar al atlas: Alabama, Andalgalá, Ankara, Bahamas, Caracas, Casablanca, La Banda, Paraná,... cansa armar, harta... Hasta mañana.
TRIFELIOS
Un trifelio es una palabra que cuando la dices una y otra vez de manera bastante rápida, aparece otra palabra. NOTA: No confundáis un trifelio con una palabra capicúa (palíndromo), son diferentes.
Por ejemplo, el trifelio mas famoso de todos es:
"monja" porque se puede decir: monjamonjamon... es decir, al
decir la palabra rápidamente, aparece la palabra "jamon".
LISTA DE TRIFELIOS
adios diosa
casese seseca
labio viola
amor mora
copa paco
capa paca
goma mago
gama maga
lapa pala
llave vella
lleva valle
paso sopa
pata tapa
CHISTES CON TRIFELIOS
Un andaluz va al confesionario y como le daba un poco de corte
hablar con el cura le pasa un papel y le dice:
- Lealo, padre.
En el papel ponía algo así: "CPK o CCK". El padre al verlo piensa
"que será esto?". Estaba claro, "sepeca o seseca" (leído en andaluz).
A esto el cura le devuelve el papel y le dice:
- Hijo, solo te puedo decir que lo leas al revés.
Er quillo trinca el peaso papel y lee: "casese o capese".
La invasión de las siglas de Dámaso Alonso
USA, URSS.
USA, URSS, OAS, UNESCO:
ONU, ONU, ONU.
TWA, BEA, K.L.M., BOAC
¡RENFE, RENFE, RENFE!
FULASA, CARASA, RULASA,
CAMPSA, CUMPSA, KIMPSA;
FETASA, FITUSA, CARUSA,
¡RENFE, RENFE, RENFE!
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
Vosotros erais suaves formas:
INRI, de procedencia venerable,
S.P.Q.R., de nuestra nobleza heredad.
Vosotros nunca fuisteis invasión.
Hable
al ritmo de las viejas normas
de mi corazón,
Porque este gris ejército esquelético
siempre avanza
(PETANZA, KUTANZA, FUTRANZA);
frenético
con férreos garfios (TRACA, TRUCA, TROCA)
me oprime,
me sofoca,
(siempre inventando, el maldito, para que yo rime:
ARAMAM, URUMA, ALIME,
KINDO, KONDA, KUNDE).
Su gélida risa amarilla
brilla
sombría, inédita, marciana.
Quiero gritar y la palabra se me hunde
en la pesasilla
de la mañana.
Legión de monstruos que me agobia,
fríos andamiajes en tropel:
yo querría decir madre, amores, novia;
querría decir vino, pan, queso, miel.
¡Qué ansia de gritar
muero, amor, amar!
Y siempre avanza:
USA, URSS, OAS, UNESCO,
KAMPSA, KUMPSA, KIMPSA,
PETANZA, KUTANZA, FUTRANZA...
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
Oh, Dios, dime,
¿hasta que yo cese,
de esta balumba
que me oprime,
no descansaré?
¡Oh dulce tumba:
una cruz y un R.I.P.!
A media luz...
Esimplemente otro juego con el idioma, que no necesita traducción para nadie, creo.
En Gargantúa, Nº 2 (Buenos Aires: julio del 2002), el boletín virtual dedicado a literatura, medios y freak shows apareció esta versión de “A media luz"
LUX TENUIS (VEL TANGO QUI DICITUR HISPANICE A MEDIA LUZ).
CARMINA: C. LINTEUS; MODI: E. SERVIUS. LATINE INTERPRETATUS SUM RADULPHUS LAVALLE.
Pars alta Viae Tiburtinae
ad Portam Esquilinam...
Ubi ostiarii? Ubi vicini?
Intro mulsum et amor.
Opus musivum Assyrium,
pulvinar, tibiae et lychni.
tympanum auditur resonans
et auditur barbitos,
comitans modos Ionios;
est et simius figulinus
ad amorem tacitus.
Ubique lux tenuis,
Thessalicus amor,
lux tenuis suaviorum,
lux tenuis amborum.
Ubique lux tenuis,
paene in umbris sumus,
persuavis ut serica
lux tenuis amorum.
Via Aurelia ad Forum Boarium,
ostium pulsa suaviter.
Cum sero est, ptisana Serum;
cum nox, cantus saltatio;
Die Solis, vinum tripudium;
Die Lunae, res nullius.
Omnia sunt in deversorio,
pulvinar et exedrae,
ut in taberna Erotos,
stromata atque silentia,
tabula plena amoris.
Manuel Lois
Tanta charla vana... basta, a callar: saltar ya a la cama, a las mantas, a las blancas sábanas lavadas, planchadas, gratas... aaahhh...
Mañana a la carga, a trabajar. Plan para la mañana: hachar las astas a la vaca parda, lavar las patas a la blanca; agarrar la pala; cavar allá atrás para plantar papas; asar batatas; amasar pastas; llamar a Marta, la catalana, allá a La Pampa; arrastrar a Tamara, la bávara, hasta la casa; bajar las alabardas más altas, alzar las más bajas, apartar la santabárbara a la barca (jamás a la fragata, para nada), armar al atlas: Alabama, Andalgalá, Ankara, Bahamas, Caracas, Casablanca, La Banda, Paraná,... cansa armar, harta... Hasta mañana.
TRIFELIOS
Un trifelio es una palabra que cuando la dices una y otra vez de manera bastante rápida, aparece otra palabra. NOTA: No confundáis un trifelio con una palabra capicúa (palíndromo), son diferentes.
Por ejemplo, el trifelio mas famoso de todos es:
"monja" porque se puede decir: monjamonjamon... es decir, al
decir la palabra rápidamente, aparece la palabra "jamon".
LISTA DE TRIFELIOS
adios diosa
casese seseca
labio viola
amor mora
copa paco
capa paca
goma mago
gama maga
lapa pala
llave vella
lleva valle
paso sopa
pata tapa
CHISTES CON TRIFELIOS
Un andaluz va al confesionario y como le daba un poco de corte
hablar con el cura le pasa un papel y le dice:
- Lealo, padre.
En el papel ponía algo así: "CPK o CCK". El padre al verlo piensa
"que será esto?". Estaba claro, "sepeca o seseca" (leído en andaluz).
A esto el cura le devuelve el papel y le dice:
- Hijo, solo te puedo decir que lo leas al revés.
Er quillo trinca el peaso papel y lee: "casese o capese".
La invasión de las siglas de Dámaso Alonso
USA, URSS.
USA, URSS, OAS, UNESCO:
ONU, ONU, ONU.
TWA, BEA, K.L.M., BOAC
¡RENFE, RENFE, RENFE!
FULASA, CARASA, RULASA,
CAMPSA, CUMPSA, KIMPSA;
FETASA, FITUSA, CARUSA,
¡RENFE, RENFE, RENFE!
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
Vosotros erais suaves formas:
INRI, de procedencia venerable,
S.P.Q.R., de nuestra nobleza heredad.
Vosotros nunca fuisteis invasión.
Hable
al ritmo de las viejas normas
de mi corazón,
Porque este gris ejército esquelético
siempre avanza
(PETANZA, KUTANZA, FUTRANZA);
frenético
con férreos garfios (TRACA, TRUCA, TROCA)
me oprime,
me sofoca,
(siempre inventando, el maldito, para que yo rime:
ARAMAM, URUMA, ALIME,
KINDO, KONDA, KUNDE).
Su gélida risa amarilla
brilla
sombría, inédita, marciana.
Quiero gritar y la palabra se me hunde
en la pesasilla
de la mañana.
Legión de monstruos que me agobia,
fríos andamiajes en tropel:
yo querría decir madre, amores, novia;
querría decir vino, pan, queso, miel.
¡Qué ansia de gritar
muero, amor, amar!
Y siempre avanza:
USA, URSS, OAS, UNESCO,
KAMPSA, KUMPSA, KIMPSA,
PETANZA, KUTANZA, FUTRANZA...
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
Oh, Dios, dime,
¿hasta que yo cese,
de esta balumba
que me oprime,
no descansaré?
¡Oh dulce tumba:
una cruz y un R.I.P.!
A media luz...
Esimplemente otro juego con el idioma, que no necesita traducción para nadie, creo.
En Gargantúa, Nº 2 (Buenos Aires: julio del 2002), el boletín virtual dedicado a literatura, medios y freak shows apareció esta versión de “A media luz"
LUX TENUIS (VEL TANGO QUI DICITUR HISPANICE A MEDIA LUZ).
CARMINA: C. LINTEUS; MODI: E. SERVIUS. LATINE INTERPRETATUS SUM RADULPHUS LAVALLE.
Pars alta Viae Tiburtinae
ad Portam Esquilinam...
Ubi ostiarii? Ubi vicini?
Intro mulsum et amor.
Opus musivum Assyrium,
pulvinar, tibiae et lychni.
tympanum auditur resonans
et auditur barbitos,
comitans modos Ionios;
est et simius figulinus
ad amorem tacitus.
Ubique lux tenuis,
Thessalicus amor,
lux tenuis suaviorum,
lux tenuis amborum.
Ubique lux tenuis,
paene in umbris sumus,
persuavis ut serica
lux tenuis amorum.
Via Aurelia ad Forum Boarium,
ostium pulsa suaviter.
Cum sero est, ptisana Serum;
cum nox, cantus saltatio;
Die Solis, vinum tripudium;
Die Lunae, res nullius.
Omnia sunt in deversorio,
pulvinar et exedrae,
ut in taberna Erotos,
stromata atque silentia,
tabula plena amoris.
Catulo, el anverso y el reverso
Dos sobre un gorrión, y uno más
CARMEN II
Gorrioncito, joya de mi pequeña,
con quien juega, al que resguarda en el seno,
al que suele dar la yema del dedo
y le incita desgarrados mordiscos:
cuando a mi deseo resplandeciente
le place tornarse alegre y aliviarse
de sus cuitas, para aplacar su ardor,
¡cuánto me gustaría, como hace ella,
jugar contigo y desterrar las penas
lejos de mi triste ánimo!
(II b)
Me es tan grato como a la niña el fruto
doradito que soltó el ceñidor
que tanto tiempo permaneció atado.
CARMEN III
Llorad, tanto Gracias y Cupidillos,
como todos los hombres más sensibles.
El gorrioncito de mi niña ha muerto,
el gorrioncito, joya de mi niña,
a quien amaba más que a sus ojitos;
pues de miel era y conocía, como
la hija conoce a su madre, a su dueña;
nunca se apartaba de su regazo,
sino que, saltando a su alrededor,
piaba constantemente para su ama.
Y ahora hace un camino de tinieblas,
hacia un lugar de retorno prohibido.
Sed malditas, malas sombras del Orco,
que fagocitáis todo lo precioso;
me arrancasteis este gorrión tan lindo.
¡Oh, acción malévola!¡Oh, gorrión perdido!
Ahora, por tu culpa, los ojitos
hinchaditos de mi niña se encarnan.
CARMEN LXXXV
Odio y amo. Por qué lo haga me preguntas tal vez.
No sé (pero siento cómo se hace y me torturo).
(Traducidos por Francisco José Martínez Morán)
Otros dos poemas
El primer poema: Catulo, tras un viaje que lo ha llevado hasta Atenas, conoce la muerte de su querido hermano. Sólo le queda llorar sobre sus cenizas, pues las honras fúnebres ya se han realizado. Es un poema triste y lleno de amor fraternal.
En el segundo poema, Catulo reproduce un poema de Safo y se lo dedica a su amada Lesbia, aquella a la que luego le llegará a decir, una vez que se rompa su relación, que es una pu.ta (esta es la palabra que usa)
CARMEN CI
Después de recorrer muchos países
y mares, he llegado, hermano mío,
para asistir a tus exequias tristes,
para rendirte el último tributo
y vanamente hablarle a tus cenizas
mudas, porque el destino te ha apartado
de mi lado a traición, injustamente.
Ahora, toma al menos esta ofrenda,
que según la paterna tradición
se tributa a los muertos, recubierta
por completo de lágrimas fraternas.
Este es mi último adiós, querido hermano.
CARMEN LI
Que es igual a un dios me parece aquel
(y que supera a los dioses, si es lícito)
que sentado frente a ti, sin cesar,
observa y escucha cómo
ríes con dulzor, lo que me arrebata
los sentidos, mísero: Lesbia,
en cuanto te veo, ya no me queda
ni un hilo de voz,
la lengua se torna torpe, y a manar
comienza una llama bajo mis miembros;
me zumban los oídos y una noche
doble cubre mis ojos.
El ocio, Catulo, te es muy molesto;
en el ocio te exaltas e impacientas.
El ocio ya perdió antes muchos reyes
y ciudades felices.
El otro Catulo
Éste es también Catulo, hombre que odió tanto como amó, y que despreció a sus enemigos tanto como quiso a sus amigos. Además del amor fraternal, y de la pasión amorosa que le provoca Lesbia o la amistad, también lo mueven los celos y ataca a los ladrones, maricas, pervertidores de la juventud, gorrones... Y de sus insultos no se libra nadie, hasta el dictador César tuvo el honor de recibirlos.
Tú que eres la flor de los Juvencios,
no sólo de los de ahora sino de cuantos
han sido y serán luego en los años venideros,
preferiría yo que hubieras dado las riquezas de Midas
a ese que no tiene ni esclavo ni arca
a que te dejaras querer por él.
"¿Por qué? ¿No es un hombre guapo?", dirás.
Lo es: pero no tiene ni esclavo ni arca.
Esto tú déjalo aparte y dale toda la poca
importancia que quieras:
es igual, ése no tiene ni esclavo ni arca.
********
Rufa la de Bolonia no niega caricia a su Rufito,
ella, la esposa de Menenio, aquella que a menudo en los cementerios
habréis visto robar su cena de la misma pira,
cuando al querer agarrar un pan escapado al fuego
se hacía apalear por el esclavo medio rapado.
******
Eres mucho hombre, Nasón, pero no es mucho hombre quien
va contigo: Nasón, eres mucho hombre, pero eres un marica.
******
¡Qué bien se llevan esos depravados bujarrones:
los comevergas de Mamurra y César.
Y no es extraño: iguales manchas los dos,
uno en Roma, otro en Formias,
grabadas se mantienen y no se borrarán;
viciosos por igual, como gemelos los dos,
en un solo lecho instruidos ambos, el uno tan adúltero como el otro,
socios incluso rivales por las jovencitas.
¡Que bien se llevan estos depravados bujarrones!
******
Salve, muchacha que no tienes ni pequeña naricita,
ni hermoso pie, ni negros ojos,
ni finos dedos, ni firmes labios,
ni lengua demasiado elegante,
amiga del malversador de Formias.
¿La provincia dice que eres hermosa?
¿Se atreven a compararte a nuestra Lesbia?
¡oh gente estúpida y sin gracia!
CARMEN II
Gorrioncito, joya de mi pequeña,
con quien juega, al que resguarda en el seno,
al que suele dar la yema del dedo
y le incita desgarrados mordiscos:
cuando a mi deseo resplandeciente
le place tornarse alegre y aliviarse
de sus cuitas, para aplacar su ardor,
¡cuánto me gustaría, como hace ella,
jugar contigo y desterrar las penas
lejos de mi triste ánimo!
(II b)
Me es tan grato como a la niña el fruto
doradito que soltó el ceñidor
que tanto tiempo permaneció atado.
CARMEN III
Llorad, tanto Gracias y Cupidillos,
como todos los hombres más sensibles.
El gorrioncito de mi niña ha muerto,
el gorrioncito, joya de mi niña,
a quien amaba más que a sus ojitos;
pues de miel era y conocía, como
la hija conoce a su madre, a su dueña;
nunca se apartaba de su regazo,
sino que, saltando a su alrededor,
piaba constantemente para su ama.
Y ahora hace un camino de tinieblas,
hacia un lugar de retorno prohibido.
Sed malditas, malas sombras del Orco,
que fagocitáis todo lo precioso;
me arrancasteis este gorrión tan lindo.
¡Oh, acción malévola!¡Oh, gorrión perdido!
Ahora, por tu culpa, los ojitos
hinchaditos de mi niña se encarnan.
CARMEN LXXXV
Odio y amo. Por qué lo haga me preguntas tal vez.
No sé (pero siento cómo se hace y me torturo).
(Traducidos por Francisco José Martínez Morán)
Otros dos poemas
El primer poema: Catulo, tras un viaje que lo ha llevado hasta Atenas, conoce la muerte de su querido hermano. Sólo le queda llorar sobre sus cenizas, pues las honras fúnebres ya se han realizado. Es un poema triste y lleno de amor fraternal.
En el segundo poema, Catulo reproduce un poema de Safo y se lo dedica a su amada Lesbia, aquella a la que luego le llegará a decir, una vez que se rompa su relación, que es una pu.ta (esta es la palabra que usa)
CARMEN CI
Después de recorrer muchos países
y mares, he llegado, hermano mío,
para asistir a tus exequias tristes,
para rendirte el último tributo
y vanamente hablarle a tus cenizas
mudas, porque el destino te ha apartado
de mi lado a traición, injustamente.
Ahora, toma al menos esta ofrenda,
que según la paterna tradición
se tributa a los muertos, recubierta
por completo de lágrimas fraternas.
Este es mi último adiós, querido hermano.
CARMEN LI
Que es igual a un dios me parece aquel
(y que supera a los dioses, si es lícito)
que sentado frente a ti, sin cesar,
observa y escucha cómo
ríes con dulzor, lo que me arrebata
los sentidos, mísero: Lesbia,
en cuanto te veo, ya no me queda
ni un hilo de voz,
la lengua se torna torpe, y a manar
comienza una llama bajo mis miembros;
me zumban los oídos y una noche
doble cubre mis ojos.
El ocio, Catulo, te es muy molesto;
en el ocio te exaltas e impacientas.
El ocio ya perdió antes muchos reyes
y ciudades felices.
El otro Catulo
Éste es también Catulo, hombre que odió tanto como amó, y que despreció a sus enemigos tanto como quiso a sus amigos. Además del amor fraternal, y de la pasión amorosa que le provoca Lesbia o la amistad, también lo mueven los celos y ataca a los ladrones, maricas, pervertidores de la juventud, gorrones... Y de sus insultos no se libra nadie, hasta el dictador César tuvo el honor de recibirlos.
Tú que eres la flor de los Juvencios,
no sólo de los de ahora sino de cuantos
han sido y serán luego en los años venideros,
preferiría yo que hubieras dado las riquezas de Midas
a ese que no tiene ni esclavo ni arca
a que te dejaras querer por él.
"¿Por qué? ¿No es un hombre guapo?", dirás.
Lo es: pero no tiene ni esclavo ni arca.
Esto tú déjalo aparte y dale toda la poca
importancia que quieras:
es igual, ése no tiene ni esclavo ni arca.
********
Rufa la de Bolonia no niega caricia a su Rufito,
ella, la esposa de Menenio, aquella que a menudo en los cementerios
habréis visto robar su cena de la misma pira,
cuando al querer agarrar un pan escapado al fuego
se hacía apalear por el esclavo medio rapado.
******
Eres mucho hombre, Nasón, pero no es mucho hombre quien
va contigo: Nasón, eres mucho hombre, pero eres un marica.
******
¡Qué bien se llevan esos depravados bujarrones:
los comevergas de Mamurra y César.
Y no es extraño: iguales manchas los dos,
uno en Roma, otro en Formias,
grabadas se mantienen y no se borrarán;
viciosos por igual, como gemelos los dos,
en un solo lecho instruidos ambos, el uno tan adúltero como el otro,
socios incluso rivales por las jovencitas.
¡Que bien se llevan estos depravados bujarrones!
******
Salve, muchacha que no tienes ni pequeña naricita,
ni hermoso pie, ni negros ojos,
ni finos dedos, ni firmes labios,
ni lengua demasiado elegante,
amiga del malversador de Formias.
¿La provincia dice que eres hermosa?
¿Se atreven a compararte a nuestra Lesbia?
¡oh gente estúpida y sin gracia!
El ángel de los niños (para las mamás)
Cuando quedé embarazada alguien me regaló este cuentecillo, es una colaboración a una revista barrial, ni siquiera sé quién lo escribió, puede que no tenga mucha calidad literaria, pero sí que tiene calidad humana, seguro que todas las madres lo valorarán como tal, como humano:
"Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios:
-Me dicen que me vas a enviar mañana a la Tierra; pero ¿Cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
-Entre muchos ángeles escogí una para ti, que te está esperando: él te cuidará.
-Pero dime: aquí en el Cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliza.
-Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-Y ¿cómo entender que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
-Tu ángel te dirá las plabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
- Y ¿qué haré cuando quiera hablar contigo?
-Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar.
-He oído que en la Tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá?.
-Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.
- Tu ángel te hablará de Mí, y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el Cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso, repetía suavemente.
-Dios mío, si ya me voy, dime su nombre. ¿Cómo se llama mi ángel?
-Su nombre no importa, tú le dirás: MAMÁ."
(Advertencia, sé perfectamente que los niños no vienen ni del cielo ni de París, pero el texto es poesía, y la poesía puede hacer verdad cosas que en la realidad no existen)
"Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios:
-Me dicen que me vas a enviar mañana a la Tierra; pero ¿Cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
-Entre muchos ángeles escogí una para ti, que te está esperando: él te cuidará.
-Pero dime: aquí en el Cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliza.
-Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-Y ¿cómo entender que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
-Tu ángel te dirá las plabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
- Y ¿qué haré cuando quiera hablar contigo?
-Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar.
-He oído que en la Tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá?.
-Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.
- Tu ángel te hablará de Mí, y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el Cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso, repetía suavemente.
-Dios mío, si ya me voy, dime su nombre. ¿Cómo se llama mi ángel?
-Su nombre no importa, tú le dirás: MAMÁ."
(Advertencia, sé perfectamente que los niños no vienen ni del cielo ni de París, pero el texto es poesía, y la poesía puede hacer verdad cosas que en la realidad no existen)
Puerto Rico: Virgilio Dávila
Virgilio Dávila nació en Toa Baja, el 28 de enero de 1869. Falleció en Bayamón el 22 de agosto de 1943, ciudad donde ejerció como alcalde y también dirigió el semanario Chantecler, que fundó junto a don Braulio Dueño Colón en el 1909.
Con Dueño Colón y Manuel Fernández Juncos prepararon el libro Canciones escolares. Su hijo José Antonio Dávila siguió sus pasos como poeta.
Su trato como maestro con las nuevas generaciones en Gurabo (junto a su padre) y en Bayamón, y su enlace como agricultor con la madre tierra, despertaron en su interior un inmenso amor a la patria puertorriqueña.
La producción poética de Dávila fue abundante y dispersa en periódicos y otras publicaciones. De lo publicado, sobresalen Patria (1903), Viviendo y amando (1912), Aromas del terruño (1916).
También sobresalen sus obras Pueblito de antes (1917), con notas realistas que la convierten en una de atractivo actual, y Un libro para mis nietos que escribió en el 1928.
Don Virgilio se nutrió del romanticismo de Victor Hugo y el premodernismo del mexicano Salvador Díaz Mirón.
Tomó de las corrientes del modernismo sin comprometerse a ella, manteniendo su estilo lírico personal sencillo y diáfano, cuya temática en defensa de nuestra nación, la mantiene hoy día tan relevante y lozana.
NOSTALGIA
Tras un futuro mejor
el lar nativo dejé,
y mi tienda levanté
en medio de Nueva York.
Lo que miro en derredor
es un triste panorama,
y mi espíritu reclama
por honda nostalgia herido
el retorno al patrio nido.
¡Mamá! ¡Borinquén me llama!
¿En dónde aquí encontré
como en mi suelo criollo
el plato de arroz con pollo,
la taza de buen café?
¿En dónde, en dónde veré,
radiantes en su atavío,
las mozas, ricas en brío,
cuyas miradas deslumbran?
¡Aquí los ojos no alumbran!
¡Este país no es el mío!
Si escucho aquí una canción
de las que aprendí en mis lares,
o una danza de Tavárez,
Campos, o Dueño Colón,
mi sensible corazón
de amor patrio más se inflama
y heraldo que fiel proclama
este sentimiento santo,
viene a mis ojos el llanto...
¡Borinquén es pura flama!
En mi tierra, ¡Qué primor!
En el invierno más crudo
ni un árbol se ve desnudo,
ni una vega sin verdor.
Priva en el jardín la flor,
camina parlero el río,
el ave en el bosque umbrío
canta su canto arbitrario,
y aquí... ¡La nieve es sudario!
¡Aquí me muero de frío!
Con Dueño Colón y Manuel Fernández Juncos prepararon el libro Canciones escolares. Su hijo José Antonio Dávila siguió sus pasos como poeta.
Su trato como maestro con las nuevas generaciones en Gurabo (junto a su padre) y en Bayamón, y su enlace como agricultor con la madre tierra, despertaron en su interior un inmenso amor a la patria puertorriqueña.
La producción poética de Dávila fue abundante y dispersa en periódicos y otras publicaciones. De lo publicado, sobresalen Patria (1903), Viviendo y amando (1912), Aromas del terruño (1916).
También sobresalen sus obras Pueblito de antes (1917), con notas realistas que la convierten en una de atractivo actual, y Un libro para mis nietos que escribió en el 1928.
Don Virgilio se nutrió del romanticismo de Victor Hugo y el premodernismo del mexicano Salvador Díaz Mirón.
Tomó de las corrientes del modernismo sin comprometerse a ella, manteniendo su estilo lírico personal sencillo y diáfano, cuya temática en defensa de nuestra nación, la mantiene hoy día tan relevante y lozana.
NOSTALGIA
Tras un futuro mejor
el lar nativo dejé,
y mi tienda levanté
en medio de Nueva York.
Lo que miro en derredor
es un triste panorama,
y mi espíritu reclama
por honda nostalgia herido
el retorno al patrio nido.
¡Mamá! ¡Borinquén me llama!
¿En dónde aquí encontré
como en mi suelo criollo
el plato de arroz con pollo,
la taza de buen café?
¿En dónde, en dónde veré,
radiantes en su atavío,
las mozas, ricas en brío,
cuyas miradas deslumbran?
¡Aquí los ojos no alumbran!
¡Este país no es el mío!
Si escucho aquí una canción
de las que aprendí en mis lares,
o una danza de Tavárez,
Campos, o Dueño Colón,
mi sensible corazón
de amor patrio más se inflama
y heraldo que fiel proclama
este sentimiento santo,
viene a mis ojos el llanto...
¡Borinquén es pura flama!
En mi tierra, ¡Qué primor!
En el invierno más crudo
ni un árbol se ve desnudo,
ni una vega sin verdor.
Priva en el jardín la flor,
camina parlero el río,
el ave en el bosque umbrío
canta su canto arbitrario,
y aquí... ¡La nieve es sudario!
¡Aquí me muero de frío!
José Hierro: Un gran poeta
VIDA
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
TEORÍA
Un instante vacío
de acción puede poblarse solamente
de nostalgia o de vino.
Hay quien lo llena de palabras vivas,
de poesía (acción
de espectros, vino con remordimiento).
Cuando la vida se detiene,
se escribe lo pasado o lo imposible
para que los demás vivan aquello
que ya vivió (o que no vivió) el poeta.
Él no puede dar vino,
nostalgia a los demás: sólo palabras.
Si les pudiese dar acción...
La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar.
Hace vibrar árboles, ropas,
abrasa espigas, hojas secas,
acuna en su oleaje los objetos
que duermen en la playa.
La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar:
da apariencia de vida
a lo inmóvil, a lo paralizado.
Y el leño que arde,
las con.chas que las olas traen o llevan,
el papel que arrebata el viento,
destellan una vida momentánea
entre dos inmovilidades.
Pero los que están vivos,
los henchidos de acción,
los palpitantes de nostalgia o vino,
esos... felices, bienaventurados,
porque no necesitan las palabras,
como el caballo corre, aunque no sople el viento,
y vuela la gaviota, aunque esté seco el mar,
y el hombre llora, y canta,
proyecta y edifica, aun sin el fuego.
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
TEORÍA
Un instante vacío
de acción puede poblarse solamente
de nostalgia o de vino.
Hay quien lo llena de palabras vivas,
de poesía (acción
de espectros, vino con remordimiento).
Cuando la vida se detiene,
se escribe lo pasado o lo imposible
para que los demás vivan aquello
que ya vivió (o que no vivió) el poeta.
Él no puede dar vino,
nostalgia a los demás: sólo palabras.
Si les pudiese dar acción...
La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar.
Hace vibrar árboles, ropas,
abrasa espigas, hojas secas,
acuna en su oleaje los objetos
que duermen en la playa.
La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar:
da apariencia de vida
a lo inmóvil, a lo paralizado.
Y el leño que arde,
las con.chas que las olas traen o llevan,
el papel que arrebata el viento,
destellan una vida momentánea
entre dos inmovilidades.
Pero los que están vivos,
los henchidos de acción,
los palpitantes de nostalgia o vino,
esos... felices, bienaventurados,
porque no necesitan las palabras,
como el caballo corre, aunque no sople el viento,
y vuela la gaviota, aunque esté seco el mar,
y el hombre llora, y canta,
proyecta y edifica, aun sin el fuego.
FEDERICO SCHILLER: Oda a la alegría
En el último movimiento de la Novena Sinfonía, compuesta en 1823, Beethoven musicalizó el Himno de la Alegría escrito en 1785 por Schiller. Expresa este poema la versión idealista que Schiller tenía de la humanidad, una visión fraternal de todos los hombres, compartida también por el músico. Actualmente suena en todo acto celebrado en la Unión Europea, pues es el himno de la Unión Europea.
BARÍTONO
¡Oh, amigos, no con esos acentos!
¡Entonemos cantos placenteros
y plenos de alegría!
BARÍTONO, CUARTETO, Y CORO
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.
Quien haya alcanzado la fortuna
de poseer la amistad de un amigo, quien
haya conquistado a una mujer deleitable
una su júbilo al nuestro.
Sí, quien pueda llamar suya aunque
sólo sea a un alma sobre la faz de la Tierra.
Y quien no pueda hacerlo,
que se aleje llorando de esta hermandad.
Todos los seres beben la alegría
en el seno de la naturaleza,
todos, los buenos y los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio ósculos y pámpanos
y un fiel amigo hasta la muerte.
Al gusano se le concedió placer
y al querubín estar ante Dios.
SOLISTA TENOR Y CORO
Gozosos, como los astros que recorren
los grandiosos espacios celestes,
transitad, hermanos,
por vuestro camino, alegremente,
como el héroe hacia la victoria.
CORO
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.
¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo sobre la bóveda estrellada.
Allí, sobre las estrellas, debe vivir.
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¿Os prostráis, criaturas innumerables?
¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
¡Búscalo sobre la bóveda estrellada!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
¡Alegría, hija del Elíseo!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.
¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,
hija del Elíseo!
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses!
BARÍTONO
¡Oh, amigos, no con esos acentos!
¡Entonemos cantos placenteros
y plenos de alegría!
BARÍTONO, CUARTETO, Y CORO
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.
Quien haya alcanzado la fortuna
de poseer la amistad de un amigo, quien
haya conquistado a una mujer deleitable
una su júbilo al nuestro.
Sí, quien pueda llamar suya aunque
sólo sea a un alma sobre la faz de la Tierra.
Y quien no pueda hacerlo,
que se aleje llorando de esta hermandad.
Todos los seres beben la alegría
en el seno de la naturaleza,
todos, los buenos y los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio ósculos y pámpanos
y un fiel amigo hasta la muerte.
Al gusano se le concedió placer
y al querubín estar ante Dios.
SOLISTA TENOR Y CORO
Gozosos, como los astros que recorren
los grandiosos espacios celestes,
transitad, hermanos,
por vuestro camino, alegremente,
como el héroe hacia la victoria.
CORO
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.
¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo sobre la bóveda estrellada.
Allí, sobre las estrellas, debe vivir.
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¿Os prostráis, criaturas innumerables?
¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
¡Búscalo sobre la bóveda estrellada!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
¡Alegría, hija del Elíseo!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.
¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,
hija del Elíseo!
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses!
Chico Buarque
Chico de Hollanda, de aqui e de alhures
"Parceiro de euforias e desventuras, amigo de todos os segundos, generosidade sistemática, silêncios eloqüentes, palavras cirúrgicas, humor afiado, serenas firmezas, traquinas, as notas na polpa dos dedos, o verbo vadiando na ponta da língua - tudo à flor do coração, em carne viva... Cavalo de sambistas, alquimistas, menestréis, mundanas, olhos roucos, suspiros nômades, a alma à deriva, Chico Buarque não existe, é uma ficção - saibam.
Inventado porque necessário, vital, sem o qual o Brasil seria mais pobre, estaria mais vazio, sem semana, sem tijolo, sem desenho, sem construção."
Ruy Guerra, cineasta e escritor, outubro de 1998
Não existe pecado ao sul do Equador
Não existe pecado do lado de baixo do Equador
Vamos fazer um pecado rasgado, suado, a todo vapor
(Vamos fazer um pecado safado debaixo do meu cobertor) *
Me deixa ser teu escracho, capacho, teu cacho
Um riacho de amor
Quando é lição de esculacho, olha aí, sai de baixo
Que eu sou professor
Deixa a tristeza pra lá, vem comer, me jantar
Sarapatel, caruru, tucupi, tacacá
Vê se me usa, me abusa, lambuza
Que a tua cafuza
Não pode esperar
Deixa a tristeza pra lá, vem comer, me jantar
Sarapatel, caruru, tucupi, tacacá
Vê se me esgota, me bota na mesa
Que a tua holandesa
Não pode esperar
Não existe pecado do lado de baixo do equador
Vamos fazer um pecado rasgado, suado a todo vapor
Me deixa ser teu escracho, capacho, teu cacho
Um riacho de amor
Quando é missão de esculacho, olha aí, sai de baixo
Eu sou embaixador
* versos originais vetados pela censura
"Parceiro de euforias e desventuras, amigo de todos os segundos, generosidade sistemática, silêncios eloqüentes, palavras cirúrgicas, humor afiado, serenas firmezas, traquinas, as notas na polpa dos dedos, o verbo vadiando na ponta da língua - tudo à flor do coração, em carne viva... Cavalo de sambistas, alquimistas, menestréis, mundanas, olhos roucos, suspiros nômades, a alma à deriva, Chico Buarque não existe, é uma ficção - saibam.
Inventado porque necessário, vital, sem o qual o Brasil seria mais pobre, estaria mais vazio, sem semana, sem tijolo, sem desenho, sem construção."
Ruy Guerra, cineasta e escritor, outubro de 1998
Não existe pecado ao sul do Equador
Não existe pecado do lado de baixo do Equador
Vamos fazer um pecado rasgado, suado, a todo vapor
(Vamos fazer um pecado safado debaixo do meu cobertor) *
Me deixa ser teu escracho, capacho, teu cacho
Um riacho de amor
Quando é lição de esculacho, olha aí, sai de baixo
Que eu sou professor
Deixa a tristeza pra lá, vem comer, me jantar
Sarapatel, caruru, tucupi, tacacá
Vê se me usa, me abusa, lambuza
Que a tua cafuza
Não pode esperar
Deixa a tristeza pra lá, vem comer, me jantar
Sarapatel, caruru, tucupi, tacacá
Vê se me esgota, me bota na mesa
Que a tua holandesa
Não pode esperar
Não existe pecado do lado de baixo do equador
Vamos fazer um pecado rasgado, suado a todo vapor
Me deixa ser teu escracho, capacho, teu cacho
Um riacho de amor
Quando é missão de esculacho, olha aí, sai de baixo
Eu sou embaixador
* versos originais vetados pela censura
Cantares flamencos con referencia a Almería
Cantares flamencos con referencia a Almería o a lugares almerienses (personalmente no es que me entusiasme el flamenco, pero un poco de nostalgia de vez en cuando es buena). Evidentemente ninguna de estas coplillas son relevantes para el mundo de la poesía, no así para el del cante:
"Le van a poner un faro
al Castillo de San Telmo (el faro lo tiene, el cañón, no me consta)
le van a poner faro
y un cañón de artillería
pá que se sienta el disparo
en tó el Reino de Almería"
"Un céntimo le di a un ciego
y me bendijo mi madre...
que limosna tan chiquita
pá recompensa tan grande".
"El día que me embarqué
en el muelle de Almería,
más lágrima derramé
que agua lleva su bahía,
por causa de un buen querer".
"Tengo que poner espías
Por ver si mi amante viene
Al pie de Torre García (*)
No sé para mi qué tiene
El camino de Almería"
(aquí se apareció la Virgen del Mar, para los que gusten de esos datos, se hace una romeria el primer sábado de enero)
"¡Ay! Son desabríos
con el tiempo variable,
los aires son desabríos,
y dicen los contratables
que el que se va aburrio
vaya a trabajar al Cable." (El cable es un puente de hierro, por el que se descargaba el mineral en los barcos del puerto)
"Ay! Soy del reino de Almería
en donde nace lo temprano
y al amanecer el día
me encuentro a Pedro el Morato
vendiendo verdulería." (el Morato era un famoso cantaor flamenco, ahora es una peña que durante años no me dejó dormir tranquila)
"Almería quien te viera
Y en tus calles paseara
Y a Santo Domingo fuera
A misa de madrugada
Y una salve te rezara.”
"Las muchachas del pueblo de Nijar
Las cuentas están claras y fijas
La que arrima al buen árbol
Buena sombra la cobija." (Tiene doble sentido, cierta melevolencia)
"Le van a poner un faro
al Castillo de San Telmo (el faro lo tiene, el cañón, no me consta)
le van a poner faro
y un cañón de artillería
pá que se sienta el disparo
en tó el Reino de Almería"
"Un céntimo le di a un ciego
y me bendijo mi madre...
que limosna tan chiquita
pá recompensa tan grande".
"El día que me embarqué
en el muelle de Almería,
más lágrima derramé
que agua lleva su bahía,
por causa de un buen querer".
"Tengo que poner espías
Por ver si mi amante viene
Al pie de Torre García (*)
No sé para mi qué tiene
El camino de Almería"
(aquí se apareció la Virgen del Mar, para los que gusten de esos datos, se hace una romeria el primer sábado de enero)
"¡Ay! Son desabríos
con el tiempo variable,
los aires son desabríos,
y dicen los contratables
que el que se va aburrio
vaya a trabajar al Cable." (El cable es un puente de hierro, por el que se descargaba el mineral en los barcos del puerto)
"Ay! Soy del reino de Almería
en donde nace lo temprano
y al amanecer el día
me encuentro a Pedro el Morato
vendiendo verdulería." (el Morato era un famoso cantaor flamenco, ahora es una peña que durante años no me dejó dormir tranquila)
"Almería quien te viera
Y en tus calles paseara
Y a Santo Domingo fuera
A misa de madrugada
Y una salve te rezara.”
"Las muchachas del pueblo de Nijar
Las cuentas están claras y fijas
La que arrima al buen árbol
Buena sombra la cobija." (Tiene doble sentido, cierta melevolencia)
M. Benedetti: Cómo hacerte saber...
¿Como hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno solo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no esta prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Como hacerte saber que nadie establece
normas salvo la vida!...
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque si, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto mas fuerte se hace el trazo mas se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el por qué de los niños tiene un porque.
Que querer saber de alguien no solo es curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca esta de mas agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber como pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se esta viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse, que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder puede ser también avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece mas cerca del sol.
Cómo hacerte saber, que nadie establece normas, salvo la vida!...
Que uno solo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no esta prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Como hacerte saber que nadie establece
normas salvo la vida!...
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque si, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto mas fuerte se hace el trazo mas se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el por qué de los niños tiene un porque.
Que querer saber de alguien no solo es curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca esta de mas agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber como pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se esta viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse, que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder puede ser también avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece mas cerca del sol.
Cómo hacerte saber, que nadie establece normas, salvo la vida!...
Cuco Sánchez
Yo no me atrevería a decir esto, pero ya que lo dice la autora de la página de donde lo he sacado, yo le copio sus palabras: "La palabra Huapango es señalada como equivalente a la voz nahuatl CUAHPANCO derivada de CUAHHUITL( leño,madera),IPAN ( sobre el) y CO( lugar) lo que viene a significar " sobre el tablado". De tal manera que se comprenden como huapangos los bailes realizados sobre tarima. (...) "El Mil Amores" cuyo autor es el compositor Cuco Sánchez es reconocido como el más representativo ya que contiene las formas clásicas del tiempo, compás y ritmo de los sones además de que su versería corresponde a la de la lírica popular clásica."
HUAPANGO "EL MIL AMORES"
De Altamira, Tamaulipas
traigo esta alegre canción
y al son del viejo violín
y jaranas canto yo.
A las mujeres bonitas
que son de mi adoración
de Altamira Tamaulipas
traigo esta alegre canción
Si la vida es un jardín
las mujeres son sus flores
el hombre es el jardinero
que goza de las mejores.
Yo no tengo preferencia
por ninguna de las flores
me gusta cortar de todas
me gusta ser mil amores.
Dichoso aquel que se casa
y sigue en la vacilada
siempre anda jugando contras
a escondidas de su amada.
Pero más dichoso yo
que no me hace falta nada
tengo viudas y solteras
y una que otra casada.
www.portalcen.org/revistas/mexico/001.htm
HUAPANGO "EL MIL AMORES"
De Altamira, Tamaulipas
traigo esta alegre canción
y al son del viejo violín
y jaranas canto yo.
A las mujeres bonitas
que son de mi adoración
de Altamira Tamaulipas
traigo esta alegre canción
Si la vida es un jardín
las mujeres son sus flores
el hombre es el jardinero
que goza de las mejores.
Yo no tengo preferencia
por ninguna de las flores
me gusta cortar de todas
me gusta ser mil amores.
Dichoso aquel que se casa
y sigue en la vacilada
siempre anda jugando contras
a escondidas de su amada.
Pero más dichoso yo
que no me hace falta nada
tengo viudas y solteras
y una que otra casada.
www.portalcen.org/revistas/mexico/001.htm
Vallejo, César
Sin discusión, el poeta peruano más grande de todos los tiempos, una figura capital de la poesía hispanoamericana del siglo XX —al lado de Neruda y Huidobro— y una de las voces más originales de la lengua española. Su complejo mundo poético se distingue por un profundo arraigo al ámbito familiar; las experiencias del dolor cotidiano y la muerte; la visión del mundo como un lugar penitencial sin certeza de salvación; la solidaridad con los pobres y desamparados del sistema capitalista; y la fe en la utopía revolucionaria prometida a los hombres por el marxismo. En diversas etapas de su obra se notan los influjos del modernismo, la vanguardia, el indigenismo, la poesía social y el impacto de acontecimientos históricos, como la Guerra Civil española.
Nació en Santiago de Chuco, en la zona andina norte del Perú, en el seno de una familia con raíces españolas e indígenas. Desde niño conoció la miseria, pero también el calor del hogar, lejos del cual sentía una incurable orfandad. Estudió en la Universidad de Trujillo, ciudad donde recibió el estímulo de "la bohemia" local formada por periodistas, escritores y políticos rebeldes. Allí publicó sus primeros poemas antes de llegar a Lima a fines de 1917. En esta ciudad aparece su primer libro, Los heraldos negros (impreso en 1918, circula en 1919), uno de los más representativos ejemplos del posmodernismo, tras las huellas de Leopoldo Lugones y Julio Herrera y Reissig. En 1920 hace una visita a su pueblo natal, donde se ve envuelto en unos disturbios que lo llevarán a la cárcel por unos tres meses; esta experiencia tendrá una crítica y permanente influencia en su vida y obra, y se refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente libro, Trilce (1922). Se considera esta obra como un momento fundamental en la renovación del lenguaje poético hispanoamericano, pues en ella vemos a Vallejo apartándose de los modelos tradicionales que hasta entonces había seguido, incorporando algunas novedades de la vanguardia y realizando una angustiosa y desconcertante inmersión en los abismos de la condición humana que nunca antes habían sido explorados.
Al año siguiente parte para París, donde permanecerá (con algunos viajes a la Unión Soviética, España y otros países europeos) hasta el fin de sus días. Los años parisinos fueron de extrema pobreza y de intenso sufrimiento físico y moral. Participa con amigos como Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y Juan Gris en actividades de sesgo vanguardista, pero pronto abjura de su propio Trilce y hacia 1927 aparece firmemente comprometido con el marxismo y su activismo intelectual y político. Escribe artículos para periódicos y revistas, piezas teatrales, relatos y ensayos de intención propagandística, como Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin (1931). Inscrito en el Partido Comunista de España (1931) y nombrado corresponsal, sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y escribe su poema más político: España, aparta de mí este cáliz, que aparece en 1939 impreso por soldados del ejército republicano. Toda la obra poética escrita en París, y que Vallejo publicó parcamente en diversas revistas, aparecería póstumamente en esa ciudad con el título Poemas humanos (1939). En esta producción es visible su esfuerzo por superar el vacío y el nihilismo de Trilce y por incorporar elementos históricos y de la realidad concreta (peruana, europea, universal) con los que pretende manifestar una apasionada fe en la lucha de los hombres por la justicia y la solidaridad social.
De © Enciclopedia Encarta 98, ©Microsoft
Los heraldos negros
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Nació en Santiago de Chuco, en la zona andina norte del Perú, en el seno de una familia con raíces españolas e indígenas. Desde niño conoció la miseria, pero también el calor del hogar, lejos del cual sentía una incurable orfandad. Estudió en la Universidad de Trujillo, ciudad donde recibió el estímulo de "la bohemia" local formada por periodistas, escritores y políticos rebeldes. Allí publicó sus primeros poemas antes de llegar a Lima a fines de 1917. En esta ciudad aparece su primer libro, Los heraldos negros (impreso en 1918, circula en 1919), uno de los más representativos ejemplos del posmodernismo, tras las huellas de Leopoldo Lugones y Julio Herrera y Reissig. En 1920 hace una visita a su pueblo natal, donde se ve envuelto en unos disturbios que lo llevarán a la cárcel por unos tres meses; esta experiencia tendrá una crítica y permanente influencia en su vida y obra, y se refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente libro, Trilce (1922). Se considera esta obra como un momento fundamental en la renovación del lenguaje poético hispanoamericano, pues en ella vemos a Vallejo apartándose de los modelos tradicionales que hasta entonces había seguido, incorporando algunas novedades de la vanguardia y realizando una angustiosa y desconcertante inmersión en los abismos de la condición humana que nunca antes habían sido explorados.
Al año siguiente parte para París, donde permanecerá (con algunos viajes a la Unión Soviética, España y otros países europeos) hasta el fin de sus días. Los años parisinos fueron de extrema pobreza y de intenso sufrimiento físico y moral. Participa con amigos como Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y Juan Gris en actividades de sesgo vanguardista, pero pronto abjura de su propio Trilce y hacia 1927 aparece firmemente comprometido con el marxismo y su activismo intelectual y político. Escribe artículos para periódicos y revistas, piezas teatrales, relatos y ensayos de intención propagandística, como Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin (1931). Inscrito en el Partido Comunista de España (1931) y nombrado corresponsal, sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y escribe su poema más político: España, aparta de mí este cáliz, que aparece en 1939 impreso por soldados del ejército republicano. Toda la obra poética escrita en París, y que Vallejo publicó parcamente en diversas revistas, aparecería póstumamente en esa ciudad con el título Poemas humanos (1939). En esta producción es visible su esfuerzo por superar el vacío y el nihilismo de Trilce y por incorporar elementos históricos y de la realidad concreta (peruana, europea, universal) con los que pretende manifestar una apasionada fe en la lucha de los hombres por la justicia y la solidaridad social.
De © Enciclopedia Encarta 98, ©Microsoft
Los heraldos negros
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
De Séneca, un cordobés romano
Algunas citas:
-Nadie ama a su patria porque es grande sino porque es suya.
-Procura en tus estudios no saber más que los otros,
sino saberlo mejor
-Los hombres cuando enseñan, aprenden
-Vive de tal manera que no hagas nada que no puedas decir a tus propios amigos
-Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones
Fragmento de Consolación a mi madre Helvia:
"Con frecuencia he sentido, madre, el impulso de consolarte, con frecuencia lo he contenido. Muchas cosas me animaban a intentarlo: ante todo me parecía que yo mimo me libraría de todos mis persares si logaba enjugar tus lágrimas, siquiera por un momento; y, en segundo lugar, no dudaba de que tendría mayor autoridad para darte ánimos si yo mismo me había reanimado antes, además, temía que la fortuna, vencida por mí, venciese a alguno de los míos. Me esforzaba, pues, en todo caso, puesta una mano sobre mi herida, en arrastrarme para llegar a vendar las tuyas. Pero había también razones en contrario que se oponían a ese propósito mío. Sabía que tu dolor no debía ser atacado mientras continuase reciente y agudo, no fueran los mismos consuelos a irritarlo y encenderlo; pues ni en la enfermedad hay nada más pernicioso que una medicina inoportuna. Esperaba, pues, a que él mismo quebrantara sus fuerzas y, mitigado por el tiempo para poder sufrir los remedios, permitiera el contacto y el tratamiento."
-Nadie ama a su patria porque es grande sino porque es suya.
-Procura en tus estudios no saber más que los otros,
sino saberlo mejor
-Los hombres cuando enseñan, aprenden
-Vive de tal manera que no hagas nada que no puedas decir a tus propios amigos
-Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones
Fragmento de Consolación a mi madre Helvia:
"Con frecuencia he sentido, madre, el impulso de consolarte, con frecuencia lo he contenido. Muchas cosas me animaban a intentarlo: ante todo me parecía que yo mimo me libraría de todos mis persares si logaba enjugar tus lágrimas, siquiera por un momento; y, en segundo lugar, no dudaba de que tendría mayor autoridad para darte ánimos si yo mismo me había reanimado antes, además, temía que la fortuna, vencida por mí, venciese a alguno de los míos. Me esforzaba, pues, en todo caso, puesta una mano sobre mi herida, en arrastrarme para llegar a vendar las tuyas. Pero había también razones en contrario que se oponían a ese propósito mío. Sabía que tu dolor no debía ser atacado mientras continuase reciente y agudo, no fueran los mismos consuelos a irritarlo y encenderlo; pues ni en la enfermedad hay nada más pernicioso que una medicina inoportuna. Esperaba, pues, a que él mismo quebrantara sus fuerzas y, mitigado por el tiempo para poder sufrir los remedios, permitiera el contacto y el tratamiento."
Epigramas de Marcial
Sobre el médico Diaulo (y otros )
de Marcial (permitanme que algunos los ponga en latín, inmediatamente voy a traducirlos, pero ¡es que suenan tan bien en su idioma original!):
- Nuper erat medicus, nunc est vispillo Diaulus:
quod vispillo facit, fecerat et medicus.
Traducción: Hace un tiempo, Diaulo era médico, ahora es enterrador:
lo que hace como enterrador, lo había hecho también como médico.
- Bella es, novimus, et puella, verum est,
et dives, quis enim potest negare?
Sed cum te nimiun, Fabulla, laudas,
nec dives neque bella nec puella es.
Tradución: Eres bella, lo sabemos, y joven, es verdad,
y rica, ¿quién puede negarlo?
Pero cuando te alabas demasiado, Fabula,
ni eres rica ni bella ni joven.
- Dicit se vetulam, cum sit Caerelia pupa:
pupam se dicit Gellia, cum sit anus.
Ferre nec hanc possis, possis, Colline, nec illam:
altera ridula est, altera putidula.
Traducción: Cerelia dice que es vieja, aunque es una jovencita:
Gelia dice que es una jovencita, aunque sea vieja.
No podrías soportar a esta, Colino, ni a aquella, no podrías:
una es ridicula, la otra antojadiza.
Eroción y Marcial
Se nos descubre aquí un Marcial nuevo, un Marcial tierno que llora a una esclava que no llegó a cumplir los seis años antes de morir, en el primero, se la encomienda a sus padres, para que la cuiden al otro lado de la muerte, en el segundo se enoja con su amigo Peto porque le critica que la llore.
XXXIV
La niña Eroción
A ti, padre Frontón, y a ti, madre Flacila, os recomiendo esta niña, la delicia de
mis labios y de mi corazón. Que la pequeña Eroción no tiemble de miedo ante las tinieblas infernales y las fauces horribles del perro del Tártaro. Hubiera cumplido en seguida los fríos de seis inviernos, si no hubiera ella vivido otros tantos días de menos.Que juegue ella saltarina entre patronos de tantos años y que con su boquita balbuciente charlotee mi nombre. Que un césped suave cubra sus huesos y que tú, tierra, no seas pesada para ella: ella no lo ha sido para ti.
XXXVII
Llorando a la niña Eroción
Niña más dulce a mis oídos que el último canto del cisne ; más tierna que
el cordero del Galeso de Falante; más delicada que la caracola del lago Lucrino;
niña a la que no son preferibles las perlas del mar Rojo, ni el marfil recién pulido del elefante de la India, ni las primeras nieves, ni el lirio no mancillado; niña cuya cabellera supera los vellones de los rebaños de la Bética, las trenzas anudadas del Rin, y el color dorado del lirón; por cuya boca exhalaba lo que los rosales de Paestum, lo que las primeras mieles de los panales del Ática, lo que un terrón de ámbar arrancado de la mano; niña en cuya comparación el pavo real no tiene hermosura, aparece sin gracia la ardilla, y el fénix es un ave común. Aún están recientes las cenizas de Eroción, a quien la dura ley de los peores hados arrebató en su sexto invierno, pero no cumplido, a ella que era mi ternura, mi gozo, mis delicias. Y mi amigo Peto me prohíbe estar triste y, al par que se da golpes de pecho y se mesa los cabellos, me dice: “¿No te da vergüenza de llorar así la muerte de una esclavita, nacida en tu casa?. Yo enterré a una esposa”, añade, “conocida, majestuosa, noble, rica y, sin embargo, vivo”. ¿Qué puede haber con mayor fortaleza que Peto? ¡Heredó
veinte millones y sin embargo vive!
(Me cansé de traducir, en esta ocasión he tomado la versión de José Guillén)
de Marcial (permitanme que algunos los ponga en latín, inmediatamente voy a traducirlos, pero ¡es que suenan tan bien en su idioma original!):
- Nuper erat medicus, nunc est vispillo Diaulus:
quod vispillo facit, fecerat et medicus.
Traducción: Hace un tiempo, Diaulo era médico, ahora es enterrador:
lo que hace como enterrador, lo había hecho también como médico.
- Bella es, novimus, et puella, verum est,
et dives, quis enim potest negare?
Sed cum te nimiun, Fabulla, laudas,
nec dives neque bella nec puella es.
Tradución: Eres bella, lo sabemos, y joven, es verdad,
y rica, ¿quién puede negarlo?
Pero cuando te alabas demasiado, Fabula,
ni eres rica ni bella ni joven.
- Dicit se vetulam, cum sit Caerelia pupa:
pupam se dicit Gellia, cum sit anus.
Ferre nec hanc possis, possis, Colline, nec illam:
altera ridula est, altera putidula.
Traducción: Cerelia dice que es vieja, aunque es una jovencita:
Gelia dice que es una jovencita, aunque sea vieja.
No podrías soportar a esta, Colino, ni a aquella, no podrías:
una es ridicula, la otra antojadiza.
Eroción y Marcial
Se nos descubre aquí un Marcial nuevo, un Marcial tierno que llora a una esclava que no llegó a cumplir los seis años antes de morir, en el primero, se la encomienda a sus padres, para que la cuiden al otro lado de la muerte, en el segundo se enoja con su amigo Peto porque le critica que la llore.
XXXIV
La niña Eroción
A ti, padre Frontón, y a ti, madre Flacila, os recomiendo esta niña, la delicia de
mis labios y de mi corazón. Que la pequeña Eroción no tiemble de miedo ante las tinieblas infernales y las fauces horribles del perro del Tártaro. Hubiera cumplido en seguida los fríos de seis inviernos, si no hubiera ella vivido otros tantos días de menos.Que juegue ella saltarina entre patronos de tantos años y que con su boquita balbuciente charlotee mi nombre. Que un césped suave cubra sus huesos y que tú, tierra, no seas pesada para ella: ella no lo ha sido para ti.
XXXVII
Llorando a la niña Eroción
Niña más dulce a mis oídos que el último canto del cisne ; más tierna que
el cordero del Galeso de Falante; más delicada que la caracola del lago Lucrino;
niña a la que no son preferibles las perlas del mar Rojo, ni el marfil recién pulido del elefante de la India, ni las primeras nieves, ni el lirio no mancillado; niña cuya cabellera supera los vellones de los rebaños de la Bética, las trenzas anudadas del Rin, y el color dorado del lirón; por cuya boca exhalaba lo que los rosales de Paestum, lo que las primeras mieles de los panales del Ática, lo que un terrón de ámbar arrancado de la mano; niña en cuya comparación el pavo real no tiene hermosura, aparece sin gracia la ardilla, y el fénix es un ave común. Aún están recientes las cenizas de Eroción, a quien la dura ley de los peores hados arrebató en su sexto invierno, pero no cumplido, a ella que era mi ternura, mi gozo, mis delicias. Y mi amigo Peto me prohíbe estar triste y, al par que se da golpes de pecho y se mesa los cabellos, me dice: “¿No te da vergüenza de llorar así la muerte de una esclavita, nacida en tu casa?. Yo enterré a una esposa”, añade, “conocida, majestuosa, noble, rica y, sin embargo, vivo”. ¿Qué puede haber con mayor fortaleza que Peto? ¡Heredó
veinte millones y sin embargo vive!
(Me cansé de traducir, en esta ocasión he tomado la versión de José Guillén)
Delibes: El camino (fragmento)
Creo que es uno de los libros que más he leído en mi vida, la inocencia de estos niños me cautivó y la lengua fresca y rica que emplea Delibes me acabó por atrapar. El inteligente Mochuelo, el bravucón Moñigo, el enfermizo Tiñoso, y los personajes que forman el pueblo: los padres, la persistente Mica, la hermana del Moñigo, el maestro, las Guindillas (el episodio del gato en la vidriera no tiene desperdicio)... todos crean un universo que se mueve entre la realidad y la ficción. Personalmente, creo que es una de las lecturas obligatorias para los que les gusta la novela. Otra cosa, no estoy dando clases, simplemente estoy opinando, pero en lugar de opinar sobre otros usuarios del foro, opino sobre la literatura.
" Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quién, al cabo de catorce años de estudio no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa.
" Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quién, al cabo de catorce años de estudio no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa.
El Aleph (fragmento) de Borges
Dos domingos después, Daneri me llamó por teléfono, entiendo que por primera vez en la vida. Me propuso que nos reuniéramos a las cuatro, "para tomar juntos la leche, en el contiguo salón-bar que el progresismo de Zunino y de Zungri - los propietarios de mi casa, recordarás - inaugura en la esquina; confitería que te importará conocer". Acepté, con más resignación que entusiasmo. Nos fue difícil encontrar mesa; el "salón-bar", inexorablemente moderno, era apenas un poco menos atroz que mis previsiones; en las mesas vecinas el excitado público mencionaba las sumas invertidas sin regatear por Zunino y por Zungri. Carlos Argentino fingió asombrarse de no sé qué primores de la instalación de la luz (que, sin duda, ya conocía) y me dijo con cierta severidad:
- Mal de tu grado habrás de reconocer que este local se parangona con los más encopetados de Flores.
Me releyó, después, cuatro o cinco páginas del poema. Las había corregido según un depravado principio de ostentación verbal: donde antes escribió azulado, ahora abundaba en azulino, azulenco y hasta azulillo. La palabra lechoso no era bastante fea para él; en la impetuosa descripción de un lavadero de lanas, prefería lactario, lacticinoso, lactescente, lechal... Denostó con amargura a los críticos; luego, más benigno, los equiparó a esas personas, "que no disponen de metales preciosos ni tampoco de prensas de vapor, laminadores y ácidos sulfúricos para la acuñación de tesoros, pero que pueden indicar a los otros el sitio de un tesoro". Acto continuo censuró la prologomanía, "de la que ya hizo mofa, en la donosa prefación del Quijote, el Príncipe de los Ingenios". Admitió, sin embargo, que en la portada de la nueva obra convenía el prólogo vistoso, el espaldarazo firmado por el plumífero de garra, de fuste. Agregó que pensaba publicar los cantos iniciales de su poema. Comprendí, entonces, la singular invitación telefónica; el hombre iba a pedirme que prologara su pedantesco fárrago. Mi temor resultó infundado: Carlos Argentino observó, con admiración rencorosa, que no creía errar el epíteto al calificar de sólido el prestigio logrado en todos los círculos por Álvaro Melián Lafinur, hombre de letras, que, si yo me empeñaba, prologaría con embeleso el poema. Para evitar el más imperdonable de los fracasos, yo tenía que hacerme portavoz de dos méritos inconcusos: la perfección formal y el rigor científico, "porque ese dilatado jardín de tropos, de figuras, de galanuras, no tolera un solo detalle que no confirme la severa verdad". Agregó que Beatriz siempre se había distraído con Álvaro.
Asentí, profusamente asentí. Aclaré, para mayor verosimilitud, que no hablaría el lunes con Álvaro, sino el jueves: en la pequeña cena que suele coronar toda reunión del Club de Escritores. (No hay tales cenas, pero es irrefutable que las reuniones tienen lugar los jueves, hecho que Carlos Argentino Daneri podía comprobar en los diarios y que dotaba de cierta realidad a la frase.) Dije, entre adivinatorio y sagaz, que antes de abordar el tema del prólogo describiría el curioso plan de la obra. Nos despedimos; al doblar por Bernardo de Irigoyen, encaré con toda imparcialidad los porvenires que me quedaban: a) hablar con Álvaro y decirle que el primo hermano aquel de Beatriz(ese eufemismo explicativo me permitiría nombrarla) había elaborado un poema que parecía dilatar hasta lo infinito las posibilidades de la cacofonía y del caos; b) no hablar con Álvaro. Preví, lúcidamente, que mi desidia optaría por b.
El Aleph (fragmento) de Borges II
Vi, creo que en un programa de esos que reponen en verano, una entrevista al chileno Jorge Edwards. Decía que venía de Chile de dar unas conferencias sobre el Quijote y dijo dos cosas que me llamaron la atención, una que él reivindicaba la figura de Cervantes frente al protagonismo que se le ha dado a ese personaje y mencionaba a Unamuno en ese pequeño juego en el que el personaje prevalece sobre el autor. Pero, además, y aquí viene el por qué de poner este fragmento, decía que era evidente la relación que existía entre este fragmento de El Aleph y la Cueva de Montesinos. Por supuesto, me fui a ambos textos y vi que efectivamente las similitudes son impresionantes, no voy a alargarme mucho con el comentario de Edwards pero hubiera valido la pena colocarlo también por aquí.
" En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Frey Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemont Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo. "
- Mal de tu grado habrás de reconocer que este local se parangona con los más encopetados de Flores.
Me releyó, después, cuatro o cinco páginas del poema. Las había corregido según un depravado principio de ostentación verbal: donde antes escribió azulado, ahora abundaba en azulino, azulenco y hasta azulillo. La palabra lechoso no era bastante fea para él; en la impetuosa descripción de un lavadero de lanas, prefería lactario, lacticinoso, lactescente, lechal... Denostó con amargura a los críticos; luego, más benigno, los equiparó a esas personas, "que no disponen de metales preciosos ni tampoco de prensas de vapor, laminadores y ácidos sulfúricos para la acuñación de tesoros, pero que pueden indicar a los otros el sitio de un tesoro". Acto continuo censuró la prologomanía, "de la que ya hizo mofa, en la donosa prefación del Quijote, el Príncipe de los Ingenios". Admitió, sin embargo, que en la portada de la nueva obra convenía el prólogo vistoso, el espaldarazo firmado por el plumífero de garra, de fuste. Agregó que pensaba publicar los cantos iniciales de su poema. Comprendí, entonces, la singular invitación telefónica; el hombre iba a pedirme que prologara su pedantesco fárrago. Mi temor resultó infundado: Carlos Argentino observó, con admiración rencorosa, que no creía errar el epíteto al calificar de sólido el prestigio logrado en todos los círculos por Álvaro Melián Lafinur, hombre de letras, que, si yo me empeñaba, prologaría con embeleso el poema. Para evitar el más imperdonable de los fracasos, yo tenía que hacerme portavoz de dos méritos inconcusos: la perfección formal y el rigor científico, "porque ese dilatado jardín de tropos, de figuras, de galanuras, no tolera un solo detalle que no confirme la severa verdad". Agregó que Beatriz siempre se había distraído con Álvaro.
Asentí, profusamente asentí. Aclaré, para mayor verosimilitud, que no hablaría el lunes con Álvaro, sino el jueves: en la pequeña cena que suele coronar toda reunión del Club de Escritores. (No hay tales cenas, pero es irrefutable que las reuniones tienen lugar los jueves, hecho que Carlos Argentino Daneri podía comprobar en los diarios y que dotaba de cierta realidad a la frase.) Dije, entre adivinatorio y sagaz, que antes de abordar el tema del prólogo describiría el curioso plan de la obra. Nos despedimos; al doblar por Bernardo de Irigoyen, encaré con toda imparcialidad los porvenires que me quedaban: a) hablar con Álvaro y decirle que el primo hermano aquel de Beatriz(ese eufemismo explicativo me permitiría nombrarla) había elaborado un poema que parecía dilatar hasta lo infinito las posibilidades de la cacofonía y del caos; b) no hablar con Álvaro. Preví, lúcidamente, que mi desidia optaría por b.
El Aleph (fragmento) de Borges II
Vi, creo que en un programa de esos que reponen en verano, una entrevista al chileno Jorge Edwards. Decía que venía de Chile de dar unas conferencias sobre el Quijote y dijo dos cosas que me llamaron la atención, una que él reivindicaba la figura de Cervantes frente al protagonismo que se le ha dado a ese personaje y mencionaba a Unamuno en ese pequeño juego en el que el personaje prevalece sobre el autor. Pero, además, y aquí viene el por qué de poner este fragmento, decía que era evidente la relación que existía entre este fragmento de El Aleph y la Cueva de Montesinos. Por supuesto, me fui a ambos textos y vi que efectivamente las similitudes son impresionantes, no voy a alargarme mucho con el comentario de Edwards pero hubiera valido la pena colocarlo también por aquí.
" En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Frey Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemont Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo. "
El siglo de las luces de Alejo Carpentier
Entrevistas, Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1985:
«La mayor parte de la acción transcurre en La Habana, en los últimos años del siglo XVIII. De ahí el título de El siglo de las luces…
»Situé la acción en una casa que todavía existe, con un maravilloso patio, en la calle Empedrado, entre Cuba y Aguiar. Sin embargo, añadí a esa casa una escalera prodigiosa, de las más hermosas de La Habana Vieja, que se encuentra en una casa de la antigua Plaza del Arco de Belén. Imaginé los personajes con los cuales inicié la acción: Carlos, Esteban y Sofía, jóvenes burgueses, conocedores de las ideas filosóficas, deseosos de acción, asqueados del medio en que viven, quienes llevan una vida desordenada y romántica, antes del Romanticismo. Una noche alguien toca a la puerta y aparece el personaje de Víctor Hugues. A partir de ese momento Víctor, que trae consigo el fenómeno de todas las ideas humanitarias de El siglo de las luces, transformará la vida de esos jóvenes llevándolos hacia la acción».
Un fragmento de esta magnífica obra:
"Capítulo IV
Cuando Esteban, cansado de andar de la Puerta de Remire a la Plaza de Armas y de la Calle del Puerto a la Puerta de Remire, se sentó en un cipo esquinero, descorazonado por cuanto había visto, tuvo la sensación de haber caído en el asilo de locos de The Rake's Progress. Todo, en esta ciudad-isla de Cayena, le resultaba inverosímil, desquiciado, fuera de lugar. Era cierto, pues, lo que le habían contado a bordo de la Venus de Medicis. Las monjas de Saint-Paul-de-Chartres, encargadas del hospital, iban por las calles con el hábito de su orden como si nada hubiese ocurrido en Francia, velando por la salud de revolucionarios que no podían prescindir de sus servicios. Los granaderos -váyase a saber por qué- eran todos alsacianos de hablar pastoso, tan inadaptados al clima que no acababan sus caras de largar erupciones y furúnculos a todo lo largo del año. Varios negros, de los que ahora se decían libres, eran expuestos sobre un tablado, con los tobillos fijos por argollas a una barra de hierro, para escarmiento de alguna holgazanería. Aunque existiese un asilo de leprosos en la Isla Malingre, muchos moribundos vagaban a su antojo, mostrando pesadillas físicas para conseguir limosnas. La milicia de color era un muestrario de andrajos; las gentes estaban como aceitosas; todos los blancos de alguna condición parecían malhumorados. Después de conocer el garboso traje de las guadalupanas, no acababa Esteban de asombrarse ante el impudor de las negras que andaban por todas partes, de pecho desnudo hasta las cinturas -lo cual era poco grato de ver, cuando se trataba de ancianas con los carrillos hinchados por mascadas de tabaco. Y luego, había allí una nueva presencia: la del indio de traza selvática, que venía a la ciudad en sus piraguas para ofrecer guayabas, bejucos medicinales, orquídeas o yerbas de cocimiento. Algunos traían sus hembras para prostituirlas en los fosos del Fuerte, a la sombra del Polvorín, o detrás de la clausurada iglesia de Saint-Sauveur. Se veían rostros tatuados o embadurnados con extraños tintes. Y lo más raro era que, a pesar de un sol que se metía por los ojos, realzando los exotismos del cuadro, aquel mundo abigarrado, pintoresco en apariencia, era un mundo triste, agobiado, donde todo parecía diluirse en sombras de aguafuerte. Un Arbol de la Libertad, plantado frente al feo y desconchado edificio que servía de Casa de Gobierno, se había secado por falta de riego."
«La mayor parte de la acción transcurre en La Habana, en los últimos años del siglo XVIII. De ahí el título de El siglo de las luces…
»Situé la acción en una casa que todavía existe, con un maravilloso patio, en la calle Empedrado, entre Cuba y Aguiar. Sin embargo, añadí a esa casa una escalera prodigiosa, de las más hermosas de La Habana Vieja, que se encuentra en una casa de la antigua Plaza del Arco de Belén. Imaginé los personajes con los cuales inicié la acción: Carlos, Esteban y Sofía, jóvenes burgueses, conocedores de las ideas filosóficas, deseosos de acción, asqueados del medio en que viven, quienes llevan una vida desordenada y romántica, antes del Romanticismo. Una noche alguien toca a la puerta y aparece el personaje de Víctor Hugues. A partir de ese momento Víctor, que trae consigo el fenómeno de todas las ideas humanitarias de El siglo de las luces, transformará la vida de esos jóvenes llevándolos hacia la acción».
Un fragmento de esta magnífica obra:
"Capítulo IV
Cuando Esteban, cansado de andar de la Puerta de Remire a la Plaza de Armas y de la Calle del Puerto a la Puerta de Remire, se sentó en un cipo esquinero, descorazonado por cuanto había visto, tuvo la sensación de haber caído en el asilo de locos de The Rake's Progress. Todo, en esta ciudad-isla de Cayena, le resultaba inverosímil, desquiciado, fuera de lugar. Era cierto, pues, lo que le habían contado a bordo de la Venus de Medicis. Las monjas de Saint-Paul-de-Chartres, encargadas del hospital, iban por las calles con el hábito de su orden como si nada hubiese ocurrido en Francia, velando por la salud de revolucionarios que no podían prescindir de sus servicios. Los granaderos -váyase a saber por qué- eran todos alsacianos de hablar pastoso, tan inadaptados al clima que no acababan sus caras de largar erupciones y furúnculos a todo lo largo del año. Varios negros, de los que ahora se decían libres, eran expuestos sobre un tablado, con los tobillos fijos por argollas a una barra de hierro, para escarmiento de alguna holgazanería. Aunque existiese un asilo de leprosos en la Isla Malingre, muchos moribundos vagaban a su antojo, mostrando pesadillas físicas para conseguir limosnas. La milicia de color era un muestrario de andrajos; las gentes estaban como aceitosas; todos los blancos de alguna condición parecían malhumorados. Después de conocer el garboso traje de las guadalupanas, no acababa Esteban de asombrarse ante el impudor de las negras que andaban por todas partes, de pecho desnudo hasta las cinturas -lo cual era poco grato de ver, cuando se trataba de ancianas con los carrillos hinchados por mascadas de tabaco. Y luego, había allí una nueva presencia: la del indio de traza selvática, que venía a la ciudad en sus piraguas para ofrecer guayabas, bejucos medicinales, orquídeas o yerbas de cocimiento. Algunos traían sus hembras para prostituirlas en los fosos del Fuerte, a la sombra del Polvorín, o detrás de la clausurada iglesia de Saint-Sauveur. Se veían rostros tatuados o embadurnados con extraños tintes. Y lo más raro era que, a pesar de un sol que se metía por los ojos, realzando los exotismos del cuadro, aquel mundo abigarrado, pintoresco en apariencia, era un mundo triste, agobiado, donde todo parecía diluirse en sombras de aguafuerte. Un Arbol de la Libertad, plantado frente al feo y desconchado edificio que servía de Casa de Gobierno, se había secado por falta de riego."
La Vida Y La Libertad (Chamamé)
Letra: Marilí Morales Segovia Música: Antonio Tarragó Ros
Retumba cambá tambor
la guerra en el Paraguay
negro carne de cañón,
sin patria y sin libertad.
El negro quiere vivir
y está obligado a matar
El llanto se le secó,
esclavo de Portugal.
La vida y la libertad.
Sobre el horizonte gris
de muerte en el Paraguay
al fin terminó el horror
y crece un cielo de paz.
Cruzá chamigo el tambor,
cruzá el Río Paraná
Herida barca de luz
que hay cielo dónde soñar
la vida y la libertad.
****************
Malos Aires (tango)
Antonio Tarrago Ros
Tu nombre buenos aires
A veces me hace mal
Parece una cachada
"buen aire" ¿dónde estás?
Buen aire te batieron
Los gaitas de solís
El humo del 60
Te tapa la nariz...
Chimeneas no escriban
En el cielo lo gris
Mientras muere el gran río
En un mar de alquitrán...
Ya no maten la vida
Yo quisiera gritar
El futuro se muere
De tango fantasmal.
Si miro hacia el pasado
Me duele recordar
La magia del pombero,
La selva en libertad.
El monte a mis espaldas,
Allá la polución
Que crece día a día,
Lastima el corazón...
Retumba cambá tambor
la guerra en el Paraguay
negro carne de cañón,
sin patria y sin libertad.
El negro quiere vivir
y está obligado a matar
El llanto se le secó,
esclavo de Portugal.
La vida y la libertad.
Sobre el horizonte gris
de muerte en el Paraguay
al fin terminó el horror
y crece un cielo de paz.
Cruzá chamigo el tambor,
cruzá el Río Paraná
Herida barca de luz
que hay cielo dónde soñar
la vida y la libertad.
****************
Malos Aires (tango)
Antonio Tarrago Ros
Tu nombre buenos aires
A veces me hace mal
Parece una cachada
"buen aire" ¿dónde estás?
Buen aire te batieron
Los gaitas de solís
El humo del 60
Te tapa la nariz...
Chimeneas no escriban
En el cielo lo gris
Mientras muere el gran río
En un mar de alquitrán...
Ya no maten la vida
Yo quisiera gritar
El futuro se muere
De tango fantasmal.
Si miro hacia el pasado
Me duele recordar
La magia del pombero,
La selva en libertad.
El monte a mis espaldas,
Allá la polución
Que crece día a día,
Lastima el corazón...
Ray Bradbury: Crónicas marcianas
Para mí, este librito supuso un descubrimiento tardío, tenía ciertos prejuicios, sin embargo, al leerlo me pareció de una modernidad y una actualidad impresionantes. No es un libro de ciencia ficción, ni de magia, ni de ovnis, ni de marcianos, es en realidad una alegoría del ser humano.
"Marzo de 2000: El contribuyente
Quería ir a Marte en el cohete. Bajó a la pista en las primeras horas de la mañana y a través de los alambres les dijo a gritos a los hombres uniformados que quería ir a Marte. Les dijo que pagaba impuestos, que se llamaba Pritchard y que tenía el derecho de ir a Marte. ¿No había nacido allí mismo en Ohio? ¿No era un buen ciudadano? Entonces, ¿Por qué no podía ir a Marte? Los amenazó con los puños y les dijo que quería irse de la Tierra; todas las gentes con sentido común querían irse de la Tierra. Antes que pasaran dos años iba a estallar una gran guerra atómica, y él no quería estar en la Tierra en ese entonces. El y otros miles como él, todos los que tuvieran un poco de sentido común, se irían a Marte. Ya lo iban a ver. Escaparían de las guerras, la censura, el estatismo, la conscripción, el control gubernamental de esto o aquello, del arte o de la ciencia. ¡Que se quedaran otros! Les ofrecía la mano derecha, el corazón, la cabeza, por la oportunidad de ir a Marte. ¿Qué había que hacer, qué había que firmar, a quién había que conocer para embarcar en un cohete?
Los hombres de uniforme se rieron de él a través de los alambres. Le dijeron que no quería ir a Marte. ¿No sabía que las dos primeras expediciones habían fracasado y que probablemente todos sus hombres habían muerto?
No podían demostrarlo, no podían estar seguros, dijo Pritchard agarrándose a los alambres. Era posible que allá arriba hubiea un país de leche y miel, y que el capitán York y el capitán Williams no hubieran querido regresar. ¿Le abrirían el portón para dejarlo subir al Tercer Cohete Expedicionario, o lo rompería él mismo a puntapiés?
Le dijeron que se callara.
Vio a los hombres que iban hacia el cohete.
- ¡Espérenme!- les gritó-. ¡No me dejen este mundo terrible! ¡Quiero irme! ¡Va a haber una guerra atómica! ¡No me dejen en la Tierra!
Lo sacaron de allí a rastras. Cerraron de un golpe la portezuela del coche policial y se lo llevaron con la cara pegada a la ventanilla trasera. Poco antes que la sirena del automóvil comenzara a sonar, al acercarse una curva, vio el fuego rojo, oyó el ruido terrible y sintió la trepidación con que el cohete plateado se elevó abandonándolo en una oridnaria mañana de lunes, en el ordinario planeta Tierra"
"2004-2005: La elección de los nombres
LLegaron a las extrañas tierras azules y les pusieron sus nombres: ensenada Hinkston, cantera Lustig, río Black, bosque Driscoll, montaña de los Peregrinos, ciudad Wilder, nombres todos de personas y las hazañas de esas personas. En el lugar donde los marcianos mataron a los primeros terrestres, había un pueblo Rojo, en recuerdo de la sangre de esos hombres. El lugar donde fue destruida la segunda expedición se llamaba Segunda Tentativa. En todos los sitios donde los hombre de los cohetes quemaban el suelo con sus calderos ardientes, quedaban como cenizas los nombres. Y, naturalmente, había una colina Spender y una ciudad Nathaniel York...
Los antiguos nombres marcianos eran nombres de agua, de aire y de colinas. Nombres de nieves que descendían por los canales de piedra hacia los mares vacíos. Nombres de hechiceros sepultados en ataúdes herméticos. Nombres de torres y obeliscos. Y los cohetes golpearon como martillos esos nombres, rompieron los mármoles, destruyeron los mojones de arcilla que nombraban a los pueblos antiguos, y levantaron entre los escombros grandes pilones con los nuevos nombres: PUEBLO HIERRO, PUEBLO ACERO, CIUDAD ALUMNIO, ALDEA ELÉCTRICA, PUEBLO MAÍZ, VILLA CEREAL, DETROIT II, y otros nombres mecánicos y otros nombres de metales terrestres.
Y después de construir y bautizar los pueblos, construyeron y bautizaron los cementerios: colina Verde, pueblo Musgo, colina Bota, y los primeros muertos bajaron a su sepultura...
Y cuando todo estuvo perfectamente catalogado, cuando se eliminó la enfermedad y la incertidumbre, y se inauguraron las ciudades y se suprimió la soledad, los sofisticados llegaron de la Tierra. Llegaron en grupos, de vacaciones, para comprar recuerdos de Marte, sacar fotografías o conocer el ambiente; llegaron con estrellas e insignias y normas y reglamentos, trayendo consigo parte del papeleo que había invadido la Tierra, como una mala hierba, y que ahora crecía en Marte casi con la misma abundancia. Comenzaron a organizar la vida de las gentes, sus bibliotecas, sus escuelas, comenzaron a empujar a las mismas personas que habían venido a Marte escapando de las escuelas, los reglamentos y los empujones.
Era por lo tanto inevitable que algunas de eesas personas contestaran con otros empujones..."
"Marzo de 2000: El contribuyente
Quería ir a Marte en el cohete. Bajó a la pista en las primeras horas de la mañana y a través de los alambres les dijo a gritos a los hombres uniformados que quería ir a Marte. Les dijo que pagaba impuestos, que se llamaba Pritchard y que tenía el derecho de ir a Marte. ¿No había nacido allí mismo en Ohio? ¿No era un buen ciudadano? Entonces, ¿Por qué no podía ir a Marte? Los amenazó con los puños y les dijo que quería irse de la Tierra; todas las gentes con sentido común querían irse de la Tierra. Antes que pasaran dos años iba a estallar una gran guerra atómica, y él no quería estar en la Tierra en ese entonces. El y otros miles como él, todos los que tuvieran un poco de sentido común, se irían a Marte. Ya lo iban a ver. Escaparían de las guerras, la censura, el estatismo, la conscripción, el control gubernamental de esto o aquello, del arte o de la ciencia. ¡Que se quedaran otros! Les ofrecía la mano derecha, el corazón, la cabeza, por la oportunidad de ir a Marte. ¿Qué había que hacer, qué había que firmar, a quién había que conocer para embarcar en un cohete?
Los hombres de uniforme se rieron de él a través de los alambres. Le dijeron que no quería ir a Marte. ¿No sabía que las dos primeras expediciones habían fracasado y que probablemente todos sus hombres habían muerto?
No podían demostrarlo, no podían estar seguros, dijo Pritchard agarrándose a los alambres. Era posible que allá arriba hubiea un país de leche y miel, y que el capitán York y el capitán Williams no hubieran querido regresar. ¿Le abrirían el portón para dejarlo subir al Tercer Cohete Expedicionario, o lo rompería él mismo a puntapiés?
Le dijeron que se callara.
Vio a los hombres que iban hacia el cohete.
- ¡Espérenme!- les gritó-. ¡No me dejen este mundo terrible! ¡Quiero irme! ¡Va a haber una guerra atómica! ¡No me dejen en la Tierra!
Lo sacaron de allí a rastras. Cerraron de un golpe la portezuela del coche policial y se lo llevaron con la cara pegada a la ventanilla trasera. Poco antes que la sirena del automóvil comenzara a sonar, al acercarse una curva, vio el fuego rojo, oyó el ruido terrible y sintió la trepidación con que el cohete plateado se elevó abandonándolo en una oridnaria mañana de lunes, en el ordinario planeta Tierra"
"2004-2005: La elección de los nombres
LLegaron a las extrañas tierras azules y les pusieron sus nombres: ensenada Hinkston, cantera Lustig, río Black, bosque Driscoll, montaña de los Peregrinos, ciudad Wilder, nombres todos de personas y las hazañas de esas personas. En el lugar donde los marcianos mataron a los primeros terrestres, había un pueblo Rojo, en recuerdo de la sangre de esos hombres. El lugar donde fue destruida la segunda expedición se llamaba Segunda Tentativa. En todos los sitios donde los hombre de los cohetes quemaban el suelo con sus calderos ardientes, quedaban como cenizas los nombres. Y, naturalmente, había una colina Spender y una ciudad Nathaniel York...
Los antiguos nombres marcianos eran nombres de agua, de aire y de colinas. Nombres de nieves que descendían por los canales de piedra hacia los mares vacíos. Nombres de hechiceros sepultados en ataúdes herméticos. Nombres de torres y obeliscos. Y los cohetes golpearon como martillos esos nombres, rompieron los mármoles, destruyeron los mojones de arcilla que nombraban a los pueblos antiguos, y levantaron entre los escombros grandes pilones con los nuevos nombres: PUEBLO HIERRO, PUEBLO ACERO, CIUDAD ALUMNIO, ALDEA ELÉCTRICA, PUEBLO MAÍZ, VILLA CEREAL, DETROIT II, y otros nombres mecánicos y otros nombres de metales terrestres.
Y después de construir y bautizar los pueblos, construyeron y bautizaron los cementerios: colina Verde, pueblo Musgo, colina Bota, y los primeros muertos bajaron a su sepultura...
Y cuando todo estuvo perfectamente catalogado, cuando se eliminó la enfermedad y la incertidumbre, y se inauguraron las ciudades y se suprimió la soledad, los sofisticados llegaron de la Tierra. Llegaron en grupos, de vacaciones, para comprar recuerdos de Marte, sacar fotografías o conocer el ambiente; llegaron con estrellas e insignias y normas y reglamentos, trayendo consigo parte del papeleo que había invadido la Tierra, como una mala hierba, y que ahora crecía en Marte casi con la misma abundancia. Comenzaron a organizar la vida de las gentes, sus bibliotecas, sus escuelas, comenzaron a empujar a las mismas personas que habían venido a Marte escapando de las escuelas, los reglamentos y los empujones.
Era por lo tanto inevitable que algunas de eesas personas contestaran con otros empujones..."
Manuel Altolaguirre
Nació en Málaga en 1905. En 1923 funda su primera revista poética, Ambos, en colaboración con José María Hinojosa y José María Souvirón. A partir de 1926 co-dirigió con Emilio Prados la revista Litoral. Viaja a Francia en 1930-1931, estableciendo allí su propia imprenta privada, que le acompañó en todos sus viajes. En 1932 casó con la poetisa Concha Méndez. De 1933 a 1935, estancia en Londres, donde siguió editando libros y fundó la revista hispano-inglesa 1616, en recuerdo del año de la muerte de Cervantes y de Shakespeare. En 1935 regresa a España y edita otra revista, Caballo Verde para la Poesía, dirigida por Pablo Neruda. En enero de 1936 funda la colección poética Héroe, que publicó algunos libros de sus compañeros de generación. En la guerra civil luchó al lado de la República y continuó su labor de impresor. En febrero de 1939 abandona España y se traslada primero a Cuba y luego a México, donde transcurrirá todo su exilio. En México funda una colección poética con el nombre de La Verónica. A partir de 1950 se dedicó a productor cinematográfico, y en 1959, durante un viaje a España, perdió la vida en un accidente de automóvil.
LAS CARICIAS
¡Qué música del tacto
las caricias contigo!
¡Qué acordes tan profundos!
¡Qué escalas de ternuras,
de durezas, de goces!
Nuestro amor silencioso
y oscuro nos eleva
a las eternas noches
que separan altísimas
los astros más distantes.
¡Qué música del tacto
las caricias contigo!
BESO
¡Qué sola estabas por dentro!
Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.
Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.
Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.
¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!
LAS CARICIAS
¡Qué música del tacto
las caricias contigo!
¡Qué acordes tan profundos!
¡Qué escalas de ternuras,
de durezas, de goces!
Nuestro amor silencioso
y oscuro nos eleva
a las eternas noches
que separan altísimas
los astros más distantes.
¡Qué música del tacto
las caricias contigo!
BESO
¡Qué sola estabas por dentro!
Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.
Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.
Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.
¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)