13 de marzo de 2005

Marco Aurelio: Meditaciones

El emperador romano Marco Aurelio, padre del desastroso Cómodo, fue un buen gobernante, pero no tanto como buen filósofo. Se reunen en su persona dos actividades que parecen difícil de compaginar: la del gobernante y la del filósofo. En los últimos años de su vida escribe sus Meditaciones. En ellas deja sus pautas de vida: la sencillez, la modestia por encima de los odios y las revanchas por las ofensas, como buen estoico.

Libro VII
LXVIII. Pasa la vida sin violencias en medio del mayor júbilo, aunque todos clamen contra ti las maldiciones que quieran, aunque las fieras despedacen los pobres miembros de esta masa pastosa que te circunda y sustenta. Porque ¿qué impide que, en medio de todo eso, tu inteligencia se conserven en calma, tenga un juicio verdadero de lo que acontece en torno tuyo y esté dispuesta a hacer uso de lo que está a su alcance? De manera que tu juicio pueda decir a lo que acaezca: 'Tú eres eso en esencia, aunque te muestres distinto en apariencia'. Y tu uso pueda decir a lo que suceda: 'Te buscaba. Pues para mí el presente es siempre materia de virtud racional, social y, en suma, materia de arte humano o divino'. Porque todo lo que acontece se hace familiar a dios o al hombre, y ni es nuevo ni es difícil de manejar, sino conocido y fácil de manejar.

Libro VIII:
XXVI. La dicha del hombre consiste en hacer lo que es propio del hombre. Y es propio del hombre el trato benevolente con sus semejantes, el menosprecio de los movimientos de los sentidos, el discernir las ideas que inspiran crédito, la contemplación de la naturaleza del conjunto universal y de las cosas que se producen de acuerdo con ella.

LI. Ni seas negligente en tus acciones, ni embrolles en tus conversaciones, ni en tus imaginaciones andes sin rumbo, ni, en suma, constriñas tu alma o te disperses, ni en el transcurso de la vida estés excesivamente ocupado.
Te matan, despedazan, persiguen con maldiciones. ¿Qué importa esto para que tu pensamiento permanezca puro, prudente, sensato, justo? Como si alguien al pasar junto a una fuente cristalina y dulce, la insultara; no por ello deja de brotar potable. Aunque se arroje fango, estiércol, muy pronto lo dispersará, se liberará de ellos y de ningún modo quedará teñida. ¿Cómo pues conseguirás tener una fuente perenne y no un simple pozo? Progresa en todo momento hacia la libertad con benevolencia, sencillez y modestia.

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