5 de enero de 2005

Unamuno y la oración del ateo

"Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras."

Poeta, dramaturgo, novelista, filósofo y ensayista español. Unamuno es el mejor prototipo del pensamiento filosófico-moral que alienta y patrocina el trabajo crítico de los escritores de la Generación del 98, aunque a él jamás le gustó el título de guía de la generación.
Nació en Bilbao y murió en Salamanca. En la Universidad de Madrid, se doctoró en Filosofía y Letras. Se sometió a oposiciones y obtuvo, en 1891, la Cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, fue, además, rector de dicha institución.
Escritor y profesor, colaboró en gran revistas y periódicos de su tiempo. Fue conferenciante, bastante polémico, por otra parte.
Como poeta, fue genial. Algunos lo consideran como uno de los mejores poetas líricos españoles de su siglo. Fue hondo y fecundo, pero siempre "unamuniano", es decir, muy suyo, inconfundible. En su poesía, Unamuno se deleita, se confiesa, se abre, nos muestra su amor familiar y religioso sinceros, su profunda angustia ante el ser, ante Dios, ante la muerte y ante la inmortalidad de alma. Es un debatir y debatirse continuo consigo mismo. Nos hace partícipes de sus propias dudas y angustias espirituales, como también de sus "ternuras" humanas.
Entre sus obras podemos destacar: En ensayo y prosa narrativa, En torno al casticismo, Paz en la guerra, Vida de Don Quijote y Sancho, Del Sentimiento Trágico de la Vida, Niebla, Abel Sánchez, La Agonía del Cristianismo, La tía Tula, San Manuel Bueno, mártir. En poesía, además de muchas sueltas, sobresalen Los Salmos y El Cristo de Velázquez. En teatro: Raquel encadenada, Medea, El hermano Juan.

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