28 de enero de 2005

"En primer lugar eran tres los géneros de los hombres, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había también un tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre perdura hoy en día, aunque como género ha desaparecido. Era, en efecto, entonces el andrógino (nota de Moira: hombre-mujer) una sola cosa, como forma y como nombre, partícipe de ambos sexos, masculino y femenino, mientras que ahora no es más que nombre sumido en el oprobio. En segundo lugar, la forma de cada individuo era en su totalidad redonda, su espalda y sus costados formaban un círculo; tenía cautro brazos, piernas en número igual al de los brazos, dos rostros sobre un cuello circular, semejantes en todo, y sobre estos dos rostros, que estaban colocados en sentidos opuestos, una sola cabeza; además cuatro orejas, dos órganos sexuales y todo el resto era tal como se puede uno figurar por esta descripción. Caminaba en posición erecta como ahora, hacia adelante o hacia atrás, según deseara; pero siempre que le daban ganas de correr con rapidez hacía como los acróbatas, que dan la vuelta de campana haciendo girar sus pierans hasta caer en posición vertical y, como eran entonces ocho los miembros en que se apoyaba, avanzaba dando vueltas sobre ellos a gran velocidad. (...) Eran, pues, seres terrbiles por su vigor y su fuerza; grande era además la arrogancia que tenían, y atentaron contra los dioses. (...) entonces, Zeus y los demás dioses deliberaron qué debían hacer, y se encontraban en grande aprieto. No les era posible darles muerte y extirpar su linaje, fuminándolos con el rayo como a los gigantes, pues en ese caso los honores y los sacrificios que recibían de los hombres se hubieran acabado, ni tampoco el consentirles su insolencia. Con gran trabajo, al fin Zeus concibió una idea y dijo: " Me parece tener una solución para que pueda haber hombres y para que, por haber perdido fuerza, cesen su desenfreno. Ahora mismo voy a cortarlos en dos a cada uno de ellos y así serán a al vez más débiles y más útiles para nosotros por haberse multiplicado su número. Caminarán en posición erecta sobre dos piernas; pero si todavía nos parece que se muestran insolentes y que no quieren estar tranquilos, d enuevo los cortaré en dos, de suerte que anden en lo sucesivo sobre una sola pierna, saltando a la pata coja" Tras decir eso, dividió en dos a los hombres, (...) Y a todo aquel que iba cortando, ordenaba a Apolo que le diera la vuelta a su rostro y a la mitad de su cuello en el sentido del corte, para que el hombre, al ver su seccionamiento se hiciera más disciplinado, y además le daba orden de curarlo. Dábales, pues, Apolo la vuelta al rostro, y reuniendo a estirones la piel de todas partes hacia lo que ahora se llama vientre, la ataba como si se tratara de una bolsa, con cordel, haciendo un agujero en medio del vientre, que es precisamente lo que se llama ombligo. En cuanto a las arrugas que quedaban, las alisó en su mayor parte, y dio también forma al pecho con un instrumento semejante al que usan los zpateros cuando alisan sobre la horma del calzado los pliegues de los cueros. Dejó , empero, unas cuantas arrugas, las de alrededor mismo del vientre y del ombligo, para que quedaran como un recuerdo de lo sucedido antaño. Mas una vez que fue separada la naturaleza humana en dos, añorando cada parte a su propia mitad, se reunía con ella. Se rodeaban con sus brazos, se enlazaban entre sí, deseosos de unirse en una sola naturaleza, y morían de hambre y de inanición general, por no querer hacer nada los unos separados de los otros (...)"
(Platón, El banquete, ed. Planeta, 1996, Barcelona)


"Cada uno de nosotros, efectivamente, es una contraseña de hombre, como resultado del corte en dos de un solo ser, y presenta sólo una cara como los lenguados"
Este mito ha tenido lecturas de todo tipo, por supuesto es uno de los mitos clásicos para explicar la homosexualidad (por eso de los seres masculinos o femeninos por completo que al separarse buscan su otra mitad), pero también explica la famosa frase de la 'media naranja' (y no me refiero a la media que nos ponemos en el pie para protegernos del frío). Platón nos explica el por qué buscamos a nuestra 'mitad' (dice Antonio Gala que la buscamos siempre muy cerca, y que a veces, muchas veces, suele estar lejísimos y que puede resultar hasta caro encontrarla: es verdad lo que dice Gala): " Pues la causa de este anhelo es que nuestra primitiva naturaleza era la que se ha dicho y que constituíamos un todo; lo que se llama amor, pro consiguiente, es el deseo y la persecudión de ese todo". Pero además también aprovechan este mito aquellos que defienden la igualdad de hombres y mujeres, pues como dice Platón, estos seres eran simétricos e iguales por ambas partes.
Y por último, cabe señalar que se demuestra en este mito, una vez más, que los mortales somos triste figuras de plastilina en manos de los dioses y que juegan con nosotros como si fueramos los peones del ajedrez...

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