10 de diciembre de 2004

Carpe Diem, Tempus fugit

El tema del Carpe Diem en el Renacimiento reaparece con la idea grecolatina que ya aparecía en Horacio, de disfrutar de la vida mientras que esta dure. Sin embargo, ya en la Edad Media, Manrique la había usado en las Coplas de su Padre y aparecía en las Danzas de la muerte, claro que ahí lo que se pretendía es que se viviera una vida feliz y limpia para recibir con un espíritu puro a la muerte y la vida posterior.
Garcilaso, Gongora, Quevedo... le dan al tema sus caracteres particulares:

SONETO XXIII (Garcilaso)

"En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre. "

Gongora, mucho más rotundo:

"Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello.
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada."

Y si mencionamos al barroco Gongora, será mejor que también mencionemos a Quevedo, no sea que en la otra vida sigan con sus dimes y diretes y se enfade uno de ellos. En Quevedo, más que Carpe Diem, podríamos hablar del tema del Tempus fugit, muy relacionado con el anterior, por supuesto.

Quevedo:

¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!
¡Poco antes, nada; y podo después, humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo,
apenas punto al cerco que me cierra!

Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.

Ya no es ayer; mañana no ha llegado.
hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.

Azadas son la hora y el momento
que, a jornal de mi pena y mi cuidado
cavan en mi vivir mi monumento.


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