España no sabía que estaba perdiendo, cuando los perdió, además de ser una muy buena generación de poetas, fueron hombres buenos. Claro que los perdió físicamente, porque ellos vivieron con la mitad del corazón en el exilio, y con la otra allá, en su madrastra España. Y si el exilio no fue suficiente, luego vino el escarnio y la denigración por parte de un gobierno inculto y trasnochado. Poetas como Prados, o como León Felipe apenas aparecían en los libros de texto. Como comprenderás la mitad de los poemas de Cernuda o de Lorca, fueron censurados o malinterpretados con una mojigatería impresionante. Para qué decirte de un Miguel Hernández, al que miserablemente dejaron morir en un tugurio, a pesar de las insistentes peticiones de que le dejaran ir.
En fin, es tal el miedo que se tiene a las ideas cuando las de uno son tan retrogradas... Actualmente, el asunto ha cambiado y se ha puesto a cada uno en su lugar, pero ya lo pasado, nadie lo puede arreglar.
SUEÑO (de Emilio Prados)
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Alzáronse en el cielo
los nombres confundidos.
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Nuestros cuerpos quedaron
frente a frente, vacíos.
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Entre nuestros dos cuerpos,
¡qué inolvidable abismo!
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