10 de diciembre de 2004

Dos poemas de Josefina de la Torre

Cuando a Josefina de la Torre le preguntaron qué era la poesía para ella, dijo esto:
"Está tan unida a tanto misterio, que, por desconocida, nunca me había parado a pensar lo que era. Sólo a sentir que es"


"Yo no sé qué tengo.
Si son vuelos locos de tormenta oscura
o es reposo lento de inmóviles aguas.
Pero todo gira cerca de mi sombra
y conmueve el filo de mi pensamiento.
Es el mar y el sol y la arena misma
y es la vela blanca por la orilla abierta
y es todo que vibra dentro de mi sangre
y cubre mis brazos de áspero reflejo...
No sé qué me pasa.
Siento que me espera una hora de luces,
un inesperado vaivén del misterio.
Y en mis sienes locas, sabias compañeras,
ya siento la huella del primer latido.
¡Ah, sonrisas libres de todos los niños,
voces olvidadas de todos los viejos,
rodeadme ahora,
pedidme consejos!"

Otro poema de Josefina de la Torre:

¡Gritar, gritar, defenderme
sola, sin brazos, sin luz!
Voz de abierta noche amarga,
dominadas rebeldías.
Gritar. ¡Mi garganta única!
¡Cuerda de luna y de sol!
¡Vibrante nota del aire!
¡Claro mar del horizonte!
¡Oh, si! Gritar al encuentro,
brazos desnudos de arenas,
conquista de lo imposible.
No quiero cadenas muertas,
inmovilidad culpable.
¡Libre, libre, libertada!
¡Mía, solamente, mía!

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