Siempre me pareció mal el nombre de literatura comprometida para esa literatura que se pone en contra del poder establecido, la literatura combativa o como la queramos llamar, sea cual sea el nombre, suele ser horrendo. Porque el adjetivo 'comprometida' podría también referirse perfectamente a la literatura que está comprometida con el poder, la Eneida o las Georgicas, ¿no estaba Virgilio comprometidísimo con Augusto?; los cantares de Gesta, ¿no dependían del compromiso que tenían los juglares con los señores de turno? Hasta la imaginación de Tolkien, si leemos bien y con paciencia, tiene algo de comprometido. Realmente, creo que casi todos los artistas están comprometidos con una u otra causa, en mi opinión, el escritor como 'reinventador' (¿me acabo de inventar una palabreja?) del mundo, de cualquier parcela del mundo, debería sentirse comprometido con esa parcela que quiere reinventar. Personalmente, y es opinión, repito, personal, prefiero llamar a esos escritores que combaten una ideología establecida o una postura social 'aburguesada', decía que prefiero llamar a estos escritores 'combativos', aunque, por motivos didácticos y en pro de la claridad y del entendimiento, siga calificándolos de 'comprometidos'.
Es cierto que hay mucha literatura panfletaria entre los que damos en llamar escritores 'comprometidos' o 'combativos' , igual que hay muchas obras totalmente insulsas y sin contenido entre los que podemos llamar autores aburguesados o acomodaticios o supuestamente neutrales (¿se puede ser en verdad neutral por completo?), por llamarlos de alguna forma.
Canción de Pablo Milanés:
Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia,
a quién se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capanga.
Que la Patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la Patria funcionaba bien;
en las canchas y en los pastoreos.
Realmente, Botija, no sabían un corno,
pobrecitos creían que, libertad
era tan sólo una palabra aguda
que muerte, era tan sólo grave o llana,
que cárceles, por suerte una palabra esdrújula
olvidaban poner el acento en el hombre.
La culpa no era exactamente de ellos,
sino de otros más duros y siniestros
y estos sí, como nos ensartaron
en la limpia república verbal y cómo idealizaron
la vidurria de vaca y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.
Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede, por eso estoy aquí,
mirándote y echándote de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el coco,
ni ayudarte con la tabla del nueve
y acribillarte a pelotasos.
Vos sabes bien que tuve que elegir
otros juegos y que los jugué en serio.
Y jugué, por ejemplo, a los ladrones
y los ladrones eran policias
y jugué, por ejemplo, a las escondidas
si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha y era de sangre.
Botija, aunque tengas pocos años,
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides, por eso
no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones.
Todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos miran hipnotizados
son durísimos golpes, son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte,
demasiado suplicio para que se me borre.
Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló o puteó como un loco
que es una linda forma de callar
que tu viejo olvidó todos los números,
por eso no podría ayudarte en las tablas
y por lo tanto olvidé todos los teléfonos
y las calles y el color de los ojos,
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina y en qué bar,
qué parada, qué casa.
Y acordarme de tí,
de tu carita me ayudaba a callar,
una cosa es morirse de dolor
y otra cosa morirse de verguenza.
Por eso ahora, me podés preguntar
y sobre todo puedo yo responder.
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho
de no hacer lo que no quiere.
Llora no mas, Botija,
son macanas que los hombres no lloran,
aquí lloramos todos,
gritamos, chillamos, moqueamos, berreamos,
maldecimos, porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse,
llorar, pero no olvidés.
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