Cuando la literatura representa la realidad, ésta deja de ser real y se convierte en algo irreal. Hasta el Madrid de Galdós es tan irreal como el Macondo de García Márquez, ambos son dos espacios recreados literariamente, uno toma como referente algo real, el otro aparece desde la pura imaginación, pero ambos se convierten en objeto literario y dejan de ser reales. El escritor literario es inventor de realidades o recreador de las que existen, y en las obras todo lo real se convierte en simple referente cáduco, frente a la reinvención literaria que es mucho más duradera (por ejemplo, el mismo Madrid del siglo XIX no existe, sin embargo la reinvención de Madrid hecha por Galdós todavía asombra a quien lo lee). Incluso las palabras que utiliza el creador literario dejan de ser las palabras que encontramos en el diccionario, pierden su sentido literal y se convierten en herramientas del artificio, por muy sencillo y simple que nos parezca el lenguaje empleado por el artista.
Muestra de cómo la verdad racional se puede convertir en poesía son las Georgicas de Virgilio y Sobre la naturaleza de Lucrecio, ¿se imaginan un tratado sobre el campo y un tratado científico escrito en versos? Virgilio explica en esa obra desde cómo cultivar el trigo y qué árboles conviene poner en el jardín hasta cómo criar abejas. Y Lucrecio nos habla de átomos y de óptica. Y lo hacen en una poesía, que se ha dado en llamar didáctica, pero que a veces nada tiene que envidiarle a la lírica de Ovidio.
Para mí estas realidades que Virgilio y Lucrecio anotan, ya no son realidades, son temas poéticos, con referentes reales, son reinvenciones de la realidad.
Espero no haberme enrededado demasiado.
13 de diciembre de 2004
No a liberar a Iraq de mí
Esta tinta derramada en vuestra prensa
es la sangre de mi país.
Esta luz diluviada de vuestras pantallas
es el brillo de los ojos en los niños de Basora.
Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio
soy yo;
huérfano después de que hayáis matado a mis padres: Tigris y Eúfrates;
viudo después de que hubierais crucificado la pareja de mi alma: Irak
¡Por ti, tierra mía: crucificada de entre las regiones!
Ay de vosotros, señores de la guerra.
Escuchadme:
No a la fiesta de los ejércitos en el tejado de mi casa.
No al verdugo que habéis plantado o al que vais a plantar.
No a vuestra libertad caída sobre las cabezas de mi gente en bombas.
No a liberar Irak de mí o a mí de él.
Yo soy Irak.
Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi rabel y a vuestra ausencia.
Volved a vuestras películas detrás del océano.
Dejad para mí lo que queda
de los alminares, de los mausoleos de mis ancestros,
de las tumbas de mi familia...
y bebed de las copas del petróleo hasta que os saciéis.
Robad la miel del azufre y la arena del desierto.
Llevad con vosotros a vuestros clientes.
Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi
sangre.
Llevad lo que queráis y marchad,
dejadme solo
con lo derribado de los sueños de mi hermana,
con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia,
con los huesos de mi padre
y el té de la merienda.
Dejadme solo
con las canciones tristes del sur,
con la danza degollada del norte
y con el pavo real de los Yasidíes.
Dejadme solo
curando las heridas de mi tierra: Irak.
Solo...
igual que María...
solo con mi soledad...
Mi país: el crucificado de entre las regiones.
Sabré cómo animar su resurrección.
Sabrá cómo renacer de su ceniza.
¿Acaso habéis olvidado que él es el creador del Fénix?
Un infierno para vosotros, señores de la guerra.
Escuchadme:
No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones.
No sembréis soldados en nuestro jardín.
No quitéis la chilaba a mi madre.
No. Grito "no" a liberar Iraq de mí o a mí de él.
Yo soy Iraq.
Las aldeas han florecido de mi abrigo, y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi familia y a vuestro olvido.
MUHSIN AL RAMLI es un poeta iraquí nacido en Shirqat, al norte de Irak, en 1967. Novelista y traductor. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis: "Las huellas de la cultura islámica en El Quijote". Vive en España desde 1995. Entre sus publicaciones, destacan: "El regalo del siglo que viene" (1995), "Hojas lejanas del Tigris" (1998) y "Migajas esparcidas", obra con la que obtuvo el premio Arkansas 2002 a la mejor obra literaria árabe traducida al inglés. Codirige la revista cultural árabe Alwah. Esta composición traducida por el propio poeta, pertenece a Todos somos viudos de respuestas.
es la sangre de mi país.
Esta luz diluviada de vuestras pantallas
es el brillo de los ojos en los niños de Basora.
Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio
soy yo;
huérfano después de que hayáis matado a mis padres: Tigris y Eúfrates;
viudo después de que hubierais crucificado la pareja de mi alma: Irak
¡Por ti, tierra mía: crucificada de entre las regiones!
Ay de vosotros, señores de la guerra.
Escuchadme:
No a la fiesta de los ejércitos en el tejado de mi casa.
No al verdugo que habéis plantado o al que vais a plantar.
No a vuestra libertad caída sobre las cabezas de mi gente en bombas.
No a liberar Irak de mí o a mí de él.
Yo soy Irak.
Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi rabel y a vuestra ausencia.
Volved a vuestras películas detrás del océano.
Dejad para mí lo que queda
de los alminares, de los mausoleos de mis ancestros,
de las tumbas de mi familia...
y bebed de las copas del petróleo hasta que os saciéis.
Robad la miel del azufre y la arena del desierto.
Llevad con vosotros a vuestros clientes.
Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi
sangre.
Llevad lo que queráis y marchad,
dejadme solo
con lo derribado de los sueños de mi hermana,
con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia,
con los huesos de mi padre
y el té de la merienda.
Dejadme solo
con las canciones tristes del sur,
con la danza degollada del norte
y con el pavo real de los Yasidíes.
Dejadme solo
curando las heridas de mi tierra: Irak.
Solo...
igual que María...
solo con mi soledad...
Mi país: el crucificado de entre las regiones.
Sabré cómo animar su resurrección.
Sabrá cómo renacer de su ceniza.
¿Acaso habéis olvidado que él es el creador del Fénix?
Un infierno para vosotros, señores de la guerra.
Escuchadme:
No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones.
No sembréis soldados en nuestro jardín.
No quitéis la chilaba a mi madre.
No. Grito "no" a liberar Iraq de mí o a mí de él.
Yo soy Iraq.
Las aldeas han florecido de mi abrigo, y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi familia y a vuestro olvido.
MUHSIN AL RAMLI es un poeta iraquí nacido en Shirqat, al norte de Irak, en 1967. Novelista y traductor. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis: "Las huellas de la cultura islámica en El Quijote". Vive en España desde 1995. Entre sus publicaciones, destacan: "El regalo del siglo que viene" (1995), "Hojas lejanas del Tigris" (1998) y "Migajas esparcidas", obra con la que obtuvo el premio Arkansas 2002 a la mejor obra literaria árabe traducida al inglés. Codirige la revista cultural árabe Alwah. Esta composición traducida por el propio poeta, pertenece a Todos somos viudos de respuestas.
Lucha de F. Villaespesa
De la vida me lanzo en el combate
sin que me selle filiación alguna,
y atrás no he de volver, hasta que ate
a mi triunfante carro la Fortuna.
Contra mis enemigos, terco y rudo,
esgrimiré en la lid, que no me apoca,
por lanza mi razón y como escudo
mi carácter más firme que una roca.
Ni el desengaño pertinaz me arredra,
ni ante los golpes del dolor me humillo:
¡la estatua surge de la tosca piedra
a fuerza de cincel y de martillo!
¡Combatir es vivir!... La luz sublime
entre las sombras de la noche crece:
¡espada que en la lucha no se esgrime,
colgada en la panoplia se enmohece!
Mi razón en peligros no repara.
O subir a la cúspide consigo,
o muero, sin volver atrás la cara,
despreciando, al caer, a mi enemigo.
Ni la derrota en mi valor rehuyo...
Mas, antes de rendirme fatigado,
me encerraré en la torre de mi orgullo,
y en sus escombros moriré aplastado...
sin que me selle filiación alguna,
y atrás no he de volver, hasta que ate
a mi triunfante carro la Fortuna.
Contra mis enemigos, terco y rudo,
esgrimiré en la lid, que no me apoca,
por lanza mi razón y como escudo
mi carácter más firme que una roca.
Ni el desengaño pertinaz me arredra,
ni ante los golpes del dolor me humillo:
¡la estatua surge de la tosca piedra
a fuerza de cincel y de martillo!
¡Combatir es vivir!... La luz sublime
entre las sombras de la noche crece:
¡espada que en la lucha no se esgrime,
colgada en la panoplia se enmohece!
Mi razón en peligros no repara.
O subir a la cúspide consigo,
o muero, sin volver atrás la cara,
despreciando, al caer, a mi enemigo.
Ni la derrota en mi valor rehuyo...
Mas, antes de rendirme fatigado,
me encerraré en la torre de mi orgullo,
y en sus escombros moriré aplastado...
11 de diciembre de 2004
sobre el gusto y el conocimiento
Siempre me pareció que el David de Miguel Ángel, sí, la escultura, no me he vuelto loca, sé que no es literatura, bueno, pues siempre creí que el David era representación de la perfección corporal. Para mí, su cuerpo es perfecto. Lo miro y lo remiro y sigo opinando igual. Pero hete aquí que llega un grupo de expertos y descubre que no es así, ahora resulta que la estatua no es tan perfecta como a mí me parece que es, por lo visto, el escultor tuvo un problema con el tamaño del mármol y tuvo que arreglarlo como pudo. Ya ni recuerdo en qué consiste la imperfección, porque para mí sigue siendo perfecto. Yo admiro a estos expertos que han visto esa imperfección, escuché el informe y lo leí luego con absoluta atención, pero, y a pesar de que ahora sé que ya no es, para los expertos, el maximum de perfección, yo sigo pensando que lo es.
Creo que con la literatura puede pasar igual, hay obras que para alguien que se pasa la vida estudiando las formas estéticas literarias son bastante precarias, pero que para los que simplemente la ven por su contenido son excelentes. Hace unos años me regalaron cierta novela que en aquella época en España todos leían con admiración y embeleso, yo la leí y no me gustó nada, nada en absoluto. Pero creo que la autora de esa novela llegará a ser muy buena escritora porque tiene ciertas características estéticas que si las explota puede llegar bastante alto. Cuando hice el comentario entre personas que sólo entiende de literatura como lectores, no entendieron que no me gustara la dichosa novela. Y los comprendí, porque yo había leído esa novela desde un punto de vista que no lo habían leído ellos, y ahí estuvo mi problema. No es que mi opinión sea mejor que la de ellos, simplemente leí desde otro ángulo. Creo que a veces hay que olvidarse de ciertas estructuras mentales originadas por el estudio profundo de una materia para acercarse a ciertas obras.
Además, reconozco que hay obras literarias alabadas por todos los expertos, que realmente son incomibles por cualquier persona. Tengo que reconocer que entiendo mejor a Platón en su lengua original que los Sueños de sor Juana Inés, a pesar de haberlos leído un par de veces, hay puntos que son todo un misterio. Entiendo su ritmo, formalmente me parecen perfectos, estilísticamente impecables, pero su contenido es casi como un oráculo délfico. Como estudiosa de las formas literaturas (que no experta) veo que los Sueños son perfectos, pero gustarme, lo siento, no me gustan.
Y ya termino, creo que para que nos guste algo no es necesario saber cómo se ha hecho y si es perfecto o no, según los sabios en el tema.
Creo que con la literatura puede pasar igual, hay obras que para alguien que se pasa la vida estudiando las formas estéticas literarias son bastante precarias, pero que para los que simplemente la ven por su contenido son excelentes. Hace unos años me regalaron cierta novela que en aquella época en España todos leían con admiración y embeleso, yo la leí y no me gustó nada, nada en absoluto. Pero creo que la autora de esa novela llegará a ser muy buena escritora porque tiene ciertas características estéticas que si las explota puede llegar bastante alto. Cuando hice el comentario entre personas que sólo entiende de literatura como lectores, no entendieron que no me gustara la dichosa novela. Y los comprendí, porque yo había leído esa novela desde un punto de vista que no lo habían leído ellos, y ahí estuvo mi problema. No es que mi opinión sea mejor que la de ellos, simplemente leí desde otro ángulo. Creo que a veces hay que olvidarse de ciertas estructuras mentales originadas por el estudio profundo de una materia para acercarse a ciertas obras.
Además, reconozco que hay obras literarias alabadas por todos los expertos, que realmente son incomibles por cualquier persona. Tengo que reconocer que entiendo mejor a Platón en su lengua original que los Sueños de sor Juana Inés, a pesar de haberlos leído un par de veces, hay puntos que son todo un misterio. Entiendo su ritmo, formalmente me parecen perfectos, estilísticamente impecables, pero su contenido es casi como un oráculo délfico. Como estudiosa de las formas literaturas (que no experta) veo que los Sueños son perfectos, pero gustarme, lo siento, no me gustan.
Y ya termino, creo que para que nos guste algo no es necesario saber cómo se ha hecho y si es perfecto o no, según los sabios en el tema.
El gusto por la literatura
El gusto por la literatura aumenta conforme la conoces mejor, e, igual que no es posible (o no debiera serlo) obligar a nadie para que sienta placer comiendo ciertas cosas o bebiendo ciertos vinos; tampoco es sano que alguien llegue a la literatura a la fuerza, pero a veces, hay personas que no aman la literatura porque no la conocen y cuando se acercan a ella, quedan deslumbradas. Conzoco personas que no les gustaba nada la literatura, era un fastidio para ellas leer algo que tuviera más de cuatro letras. Sin embargo, empezaron a leer obras que para mí eran horrendas y eso les sirvió para acercarse a la lectura y, actualmente, ser entusiastas lectores de buena y excelente literatura.
Me he pasado más de la mitad de mi vida estudiando una u otra literatura y explicándola. Cuando mis alumnos me preguntaban para qué servía la literatura, yo les decía que para nada y ellos se quedaban anonadados porque pensaban que iba a hacerles una defensa a ultranza de la literatura como palanca que mueve el mundo. A continuación les decía que no servía para nada práctico, que, en realidad, en el mundo de la literatura los que más ganaban eran los editorialistas. Que la literatura sólo servía para enriquecer el espíritu y que, para mí, eso era más que suficiente (en tono jocoso, luego añadía, que además me servía para pagar el auto y el piso). Claro que si me preguntaban para qué servía la literatura, imagínaos que pensarían de traducir latín o griego... En realidad, es mejor tomarse en broma esa cuestión de que si la literatura sirve o no sirve para algo.
Y, en cuanto al gusto, ya dicen los franceses , il y a des goûts, comme des couleurs (o algo por el estilo, que mi francés se ha ido ya por las rendijas del tiempo).
Me he pasado más de la mitad de mi vida estudiando una u otra literatura y explicándola. Cuando mis alumnos me preguntaban para qué servía la literatura, yo les decía que para nada y ellos se quedaban anonadados porque pensaban que iba a hacerles una defensa a ultranza de la literatura como palanca que mueve el mundo. A continuación les decía que no servía para nada práctico, que, en realidad, en el mundo de la literatura los que más ganaban eran los editorialistas. Que la literatura sólo servía para enriquecer el espíritu y que, para mí, eso era más que suficiente (en tono jocoso, luego añadía, que además me servía para pagar el auto y el piso). Claro que si me preguntaban para qué servía la literatura, imagínaos que pensarían de traducir latín o griego... En realidad, es mejor tomarse en broma esa cuestión de que si la literatura sirve o no sirve para algo.
Y, en cuanto al gusto, ya dicen los franceses , il y a des goûts, comme des couleurs (o algo por el estilo, que mi francés se ha ido ya por las rendijas del tiempo).
10 de diciembre de 2004
Unamuno y su Incidente doméstico
Unamuno en sus poesías muestra sus inquietudes religiosas y humanas, como en sus novelas se cuestiona la propia existencia y aparecen sus angustias espirituales. En este poema, a partir de una anécdota que a muchos nos ha pasado, reflexiona sobre el talento.
INCIDENTE DOMÉSTICO
Traza la niña toscos garrapatos,
de escritura remedo,
me los presenta y dice
con un mohín de inteligente gesto:
"¿Qué dice aquí, papá?"
Miro unas líneas que parecen versos.
"¿Aquí ?" "Si, aquí; lo he escrito yo; ¿qué dice?
porque yo no sé leerlo..."
"¡Aquí no dice nada!", le contesté al momento.
"¿Nada ?", y se queda un rato pensativa
-o así me lo parece, por lo menos,
pues ¿está en los demás o está en nosotros
eso a que damos en llamar talento?-.
Luego, reflexionando, me decía:
¿Hice bien revelándole el secreto?
-no el suyo ni el de aquellas toscas líneas,
el mío, por supuesto-.
¿Sé yo si alguna musa misteriosa,
un subterráneo genio,
un espíritu errante que a la espera
para encarnar está de humano cuerpo,
no le dictó esas líneas
de enigmáticos versos?
¿Sé yo si son la gráfica envoltura
de un idioma de siglos venideros?
¿Sé yo si dicen algo?
¿He vivido yo acaso de ellas dentro?
No dicen más los árboles, las nubes,
los pájaros, los ríos, los luceros ...
¡No dicen más y nos lo dicen todo!
¿Quién sabe de secretos?
INCIDENTE DOMÉSTICO
Traza la niña toscos garrapatos,
de escritura remedo,
me los presenta y dice
con un mohín de inteligente gesto:
"¿Qué dice aquí, papá?"
Miro unas líneas que parecen versos.
"¿Aquí ?" "Si, aquí; lo he escrito yo; ¿qué dice?
porque yo no sé leerlo..."
"¡Aquí no dice nada!", le contesté al momento.
"¿Nada ?", y se queda un rato pensativa
-o así me lo parece, por lo menos,
pues ¿está en los demás o está en nosotros
eso a que damos en llamar talento?-.
Luego, reflexionando, me decía:
¿Hice bien revelándole el secreto?
-no el suyo ni el de aquellas toscas líneas,
el mío, por supuesto-.
¿Sé yo si alguna musa misteriosa,
un subterráneo genio,
un espíritu errante que a la espera
para encarnar está de humano cuerpo,
no le dictó esas líneas
de enigmáticos versos?
¿Sé yo si son la gráfica envoltura
de un idioma de siglos venideros?
¿Sé yo si dicen algo?
¿He vivido yo acaso de ellas dentro?
No dicen más los árboles, las nubes,
los pájaros, los ríos, los luceros ...
¡No dicen más y nos lo dicen todo!
¿Quién sabe de secretos?
¿Literatura comprometida?
Siempre me pareció mal el nombre de literatura comprometida para esa literatura que se pone en contra del poder establecido, la literatura combativa o como la queramos llamar, sea cual sea el nombre, suele ser horrendo. Porque el adjetivo 'comprometida' podría también referirse perfectamente a la literatura que está comprometida con el poder, la Eneida o las Georgicas, ¿no estaba Virgilio comprometidísimo con Augusto?; los cantares de Gesta, ¿no dependían del compromiso que tenían los juglares con los señores de turno? Hasta la imaginación de Tolkien, si leemos bien y con paciencia, tiene algo de comprometido. Realmente, creo que casi todos los artistas están comprometidos con una u otra causa, en mi opinión, el escritor como 'reinventador' (¿me acabo de inventar una palabreja?) del mundo, de cualquier parcela del mundo, debería sentirse comprometido con esa parcela que quiere reinventar. Personalmente, y es opinión, repito, personal, prefiero llamar a esos escritores que combaten una ideología establecida o una postura social 'aburguesada', decía que prefiero llamar a estos escritores 'combativos', aunque, por motivos didácticos y en pro de la claridad y del entendimiento, siga calificándolos de 'comprometidos'.
Es cierto que hay mucha literatura panfletaria entre los que damos en llamar escritores 'comprometidos' o 'combativos' , igual que hay muchas obras totalmente insulsas y sin contenido entre los que podemos llamar autores aburguesados o acomodaticios o supuestamente neutrales (¿se puede ser en verdad neutral por completo?), por llamarlos de alguna forma.
Canción de Pablo Milanés:
Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia,
a quién se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capanga.
Que la Patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la Patria funcionaba bien;
en las canchas y en los pastoreos.
Realmente, Botija, no sabían un corno,
pobrecitos creían que, libertad
era tan sólo una palabra aguda
que muerte, era tan sólo grave o llana,
que cárceles, por suerte una palabra esdrújula
olvidaban poner el acento en el hombre.
La culpa no era exactamente de ellos,
sino de otros más duros y siniestros
y estos sí, como nos ensartaron
en la limpia república verbal y cómo idealizaron
la vidurria de vaca y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.
Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede, por eso estoy aquí,
mirándote y echándote de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el coco,
ni ayudarte con la tabla del nueve
y acribillarte a pelotasos.
Vos sabes bien que tuve que elegir
otros juegos y que los jugué en serio.
Y jugué, por ejemplo, a los ladrones
y los ladrones eran policias
y jugué, por ejemplo, a las escondidas
si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha y era de sangre.
Botija, aunque tengas pocos años,
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides, por eso
no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones.
Todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos miran hipnotizados
son durísimos golpes, son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte,
demasiado suplicio para que se me borre.
Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló o puteó como un loco
que es una linda forma de callar
que tu viejo olvidó todos los números,
por eso no podría ayudarte en las tablas
y por lo tanto olvidé todos los teléfonos
y las calles y el color de los ojos,
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina y en qué bar,
qué parada, qué casa.
Y acordarme de tí,
de tu carita me ayudaba a callar,
una cosa es morirse de dolor
y otra cosa morirse de verguenza.
Por eso ahora, me podés preguntar
y sobre todo puedo yo responder.
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho
de no hacer lo que no quiere.
Llora no mas, Botija,
son macanas que los hombres no lloran,
aquí lloramos todos,
gritamos, chillamos, moqueamos, berreamos,
maldecimos, porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse,
llorar, pero no olvidés.
Es cierto que hay mucha literatura panfletaria entre los que damos en llamar escritores 'comprometidos' o 'combativos' , igual que hay muchas obras totalmente insulsas y sin contenido entre los que podemos llamar autores aburguesados o acomodaticios o supuestamente neutrales (¿se puede ser en verdad neutral por completo?), por llamarlos de alguna forma.
Canción de Pablo Milanés:
Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia,
a quién se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capanga.
Que la Patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la Patria funcionaba bien;
en las canchas y en los pastoreos.
Realmente, Botija, no sabían un corno,
pobrecitos creían que, libertad
era tan sólo una palabra aguda
que muerte, era tan sólo grave o llana,
que cárceles, por suerte una palabra esdrújula
olvidaban poner el acento en el hombre.
La culpa no era exactamente de ellos,
sino de otros más duros y siniestros
y estos sí, como nos ensartaron
en la limpia república verbal y cómo idealizaron
la vidurria de vaca y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.
Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede, por eso estoy aquí,
mirándote y echándote de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el coco,
ni ayudarte con la tabla del nueve
y acribillarte a pelotasos.
Vos sabes bien que tuve que elegir
otros juegos y que los jugué en serio.
Y jugué, por ejemplo, a los ladrones
y los ladrones eran policias
y jugué, por ejemplo, a las escondidas
si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha y era de sangre.
Botija, aunque tengas pocos años,
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides, por eso
no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones.
Todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos miran hipnotizados
son durísimos golpes, son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte,
demasiado suplicio para que se me borre.
Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló o puteó como un loco
que es una linda forma de callar
que tu viejo olvidó todos los números,
por eso no podría ayudarte en las tablas
y por lo tanto olvidé todos los teléfonos
y las calles y el color de los ojos,
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina y en qué bar,
qué parada, qué casa.
Y acordarme de tí,
de tu carita me ayudaba a callar,
una cosa es morirse de dolor
y otra cosa morirse de verguenza.
Por eso ahora, me podés preguntar
y sobre todo puedo yo responder.
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho
de no hacer lo que no quiere.
Llora no mas, Botija,
son macanas que los hombres no lloran,
aquí lloramos todos,
gritamos, chillamos, moqueamos, berreamos,
maldecimos, porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse,
llorar, pero no olvidés.
Rayuela de J. Cortázar y el lenguaje glíglico.
Capítulo 68
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias"
Este capítulo está escrito en "glíglico" (un lenguaje musical que pretende comunicar un significado por medio del sonido de sus sílabas y el ritmo, sin prescindir totalmente de una estructura lógica). Se trata en verdad de un lenguaje formado por jitanjáforas, con este nombre Alfonso Reyes designaba palabras o frases sin sentido pero con sonido melódico y rítmico. por ejemplo, 'Super califragilistico espialidoso' o 'Abracadabra'. Reyes había tomado el término de un poema de Brull. También utiliza esta figura retórica, entre otros, y con cierta frecuencia, Nicolás Guillén. Se trata simplemente de un juego de palabras, un código casi secreto como los que los niños usan cuando juegan. Si quieres saber más sobre el glígico, Andrés Amorós habla en una de las ediciones de Rayuela de este tema, en la ed. Catedra.
LEYENDA
Mariano Brull
"Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveolea JITANJAFORA
liris salumba salífera.
Olivea oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
ula ulalundre calandra"
Otro poema con jitanjáfora, es un fragmento de un poema de V. Huidobro (Altazor o viaje en paracaidas):
"Viene gondoleando la golondrina
al horitaña de la montazonte.
La violondrina y el goloncelo,
descolgada esta mañana de la lunala,
se acerca a todo galope.
Ya viene viene la golondrina,
ya viene viene la golonfina,
ya viene la golontrina,
ya viene la goloncima,
viene la golonchina,
viene la golonclima,
ya viene la golonrima,
ya viene la golonrisa,
la golonniña,
la golongira,
la golonlira,
la golonbrisa,
la golonchilla.
Ya viene la golondía
y la noche encoge sus uñas como el leopardo.
Ya viene la golontrina
que tiene un nido en cada uno de los dos calores
como yo lo tengo en los cuatro horizontes.
Viene la golonrisa
y las olas se levantan en la punta de los pies.
Viene la golonniña
y siente un vahído la cabeza de la montaña.
Viene la golongira
y el viento se hace parábola de sílfides en orgía,
se llenan de notas los hilos telefónicos,
se duerme el ocaso con la cabeza escondida
y el árbol con el pulso afiebrado.
Pero el cielo prefiere el rodoñol,
su niño querido el rorreñol,
su flor de alegría el romiñol,
su piel de lágrima el rofañol,
su garganta nocturna el rosolñol,
el rolañol,
el rosiñol"
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias"
Este capítulo está escrito en "glíglico" (un lenguaje musical que pretende comunicar un significado por medio del sonido de sus sílabas y el ritmo, sin prescindir totalmente de una estructura lógica). Se trata en verdad de un lenguaje formado por jitanjáforas, con este nombre Alfonso Reyes designaba palabras o frases sin sentido pero con sonido melódico y rítmico. por ejemplo, 'Super califragilistico espialidoso' o 'Abracadabra'. Reyes había tomado el término de un poema de Brull. También utiliza esta figura retórica, entre otros, y con cierta frecuencia, Nicolás Guillén. Se trata simplemente de un juego de palabras, un código casi secreto como los que los niños usan cuando juegan. Si quieres saber más sobre el glígico, Andrés Amorós habla en una de las ediciones de Rayuela de este tema, en la ed. Catedra.
LEYENDA
Mariano Brull
"Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveolea JITANJAFORA
liris salumba salífera.
Olivea oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
ula ulalundre calandra"
Otro poema con jitanjáfora, es un fragmento de un poema de V. Huidobro (Altazor o viaje en paracaidas):
"Viene gondoleando la golondrina
al horitaña de la montazonte.
La violondrina y el goloncelo,
descolgada esta mañana de la lunala,
se acerca a todo galope.
Ya viene viene la golondrina,
ya viene viene la golonfina,
ya viene la golontrina,
ya viene la goloncima,
viene la golonchina,
viene la golonclima,
ya viene la golonrima,
ya viene la golonrisa,
la golonniña,
la golongira,
la golonlira,
la golonbrisa,
la golonchilla.
Ya viene la golondía
y la noche encoge sus uñas como el leopardo.
Ya viene la golontrina
que tiene un nido en cada uno de los dos calores
como yo lo tengo en los cuatro horizontes.
Viene la golonrisa
y las olas se levantan en la punta de los pies.
Viene la golonniña
y siente un vahído la cabeza de la montaña.
Viene la golongira
y el viento se hace parábola de sílfides en orgía,
se llenan de notas los hilos telefónicos,
se duerme el ocaso con la cabeza escondida
y el árbol con el pulso afiebrado.
Pero el cielo prefiere el rodoñol,
su niño querido el rorreñol,
su flor de alegría el romiñol,
su piel de lágrima el rofañol,
su garganta nocturna el rosolñol,
el rolañol,
el rosiñol"
Un coro del Edipo Rey
Para mi gusto, la tragedia más perfecta de todo el teatro griego.
Edipo, tal como decía la profecía, ha matado a su padre (aunque él ignora que era su padre verdadero), ha destruido a la esfinge que causaba estragos en Tebas y se ha casado con la reina viuda (aunque él ignora que ella lo había parido y que él la había dejado viuda, Edipo no tiene el famoso complejo freudiano, sencillamente porque él no sabía que estaba casado con su madre). La peste asola Tebas, los dioses están enojados por la altanería y el orgullo (la hybris) que muestra Edipo, que cree haber huído de su fatídico destino, sin darse cuenta que ha caído de bruces en él. Edipo se dispone a esclarecer el por qué de la epidemia, a pesar de que será su ruina. El final es el de los más dramáticos y trágicos de la literatura: Yocasta, la madre, se suicida; Edipo, se ensarta los ojos con un hierro y ciego emprende el camino del destierro, pero esta es otra historia.
En este coro (que era la parte lírica y cantada de la tragedia) se tratan varios temas, por una parte, sin nombrar a Edipo, se habla de que el orgullo ha de pagarse. anticipando el desenlace; por otra, de la vigencia de los oráculos, la última frase es bastante chocante para el año 430 a.C.
"¡Ojalá me asistiera siempre la suerte de guardar la más piadosa veneración a las predicciones y resoluciones cuyas sublimes leyes residen en las celestes regiones donde han sido engendradas! El Olimpo sólo es su padre: no las engendró la raza mortal de los hombres, ni tampoco el olvido las adormece jamás. En ellas vive un dios poderoso que nunca envejece. Pero el orgullo engendra tiranos. El orgullo, cuando hinchado vanamente de su mucha altanería, ni conveniente ni útil para nada, se eleva a la más alta cumbre para despeñarse en tal precipicio, de donde le es imposible salir. Yo ruego a la divinidad que no se malogre el buen éxito del esfuerzo que la ciudad está haciendo, y para ello jamás dejaré de implorar la protección divina. Si hay algún orgulloso que de obra o de palabra proceda sin temor a la justicia ni respeto a los templos de los dioses, que cruel destino le castigue por su culpable arrogancia; y lo mismo al que se enriquece con ilegítimas ganancias y comete actos de impiedad o se apodera insolentemente de las cosas santas. ¿Qué hombre en estas circunstancias puede vanagloriarse de alejar de su alma los golpes del remordimiento? Porque si tales actos fuesen honrosos, ¿qué necesidad tendría yo de festejar a los dioses con coros? Nunca iré yo al venerable santuario de Delfos para honrar a los dioses, ni al templo de Abas, ni a Olimpia, si estos oráculos no llegan a cumplirse a la faz del todo el mundo. Pero ¡oh poderoso Júpiter! si realmente todo lo sabes y del mundo eres rey, nada debe ocultarse a tus miradas ni a tu eterno imperio. Como si fueran nulos, de Delos... los oráculos se desprecian ya; en los sacrificios no se manifiesta Apolo. La religión va hacia la ruina."
Edipo, tal como decía la profecía, ha matado a su padre (aunque él ignora que era su padre verdadero), ha destruido a la esfinge que causaba estragos en Tebas y se ha casado con la reina viuda (aunque él ignora que ella lo había parido y que él la había dejado viuda, Edipo no tiene el famoso complejo freudiano, sencillamente porque él no sabía que estaba casado con su madre). La peste asola Tebas, los dioses están enojados por la altanería y el orgullo (la hybris) que muestra Edipo, que cree haber huído de su fatídico destino, sin darse cuenta que ha caído de bruces en él. Edipo se dispone a esclarecer el por qué de la epidemia, a pesar de que será su ruina. El final es el de los más dramáticos y trágicos de la literatura: Yocasta, la madre, se suicida; Edipo, se ensarta los ojos con un hierro y ciego emprende el camino del destierro, pero esta es otra historia.
En este coro (que era la parte lírica y cantada de la tragedia) se tratan varios temas, por una parte, sin nombrar a Edipo, se habla de que el orgullo ha de pagarse. anticipando el desenlace; por otra, de la vigencia de los oráculos, la última frase es bastante chocante para el año 430 a.C.
"¡Ojalá me asistiera siempre la suerte de guardar la más piadosa veneración a las predicciones y resoluciones cuyas sublimes leyes residen en las celestes regiones donde han sido engendradas! El Olimpo sólo es su padre: no las engendró la raza mortal de los hombres, ni tampoco el olvido las adormece jamás. En ellas vive un dios poderoso que nunca envejece. Pero el orgullo engendra tiranos. El orgullo, cuando hinchado vanamente de su mucha altanería, ni conveniente ni útil para nada, se eleva a la más alta cumbre para despeñarse en tal precipicio, de donde le es imposible salir. Yo ruego a la divinidad que no se malogre el buen éxito del esfuerzo que la ciudad está haciendo, y para ello jamás dejaré de implorar la protección divina. Si hay algún orgulloso que de obra o de palabra proceda sin temor a la justicia ni respeto a los templos de los dioses, que cruel destino le castigue por su culpable arrogancia; y lo mismo al que se enriquece con ilegítimas ganancias y comete actos de impiedad o se apodera insolentemente de las cosas santas. ¿Qué hombre en estas circunstancias puede vanagloriarse de alejar de su alma los golpes del remordimiento? Porque si tales actos fuesen honrosos, ¿qué necesidad tendría yo de festejar a los dioses con coros? Nunca iré yo al venerable santuario de Delfos para honrar a los dioses, ni al templo de Abas, ni a Olimpia, si estos oráculos no llegan a cumplirse a la faz del todo el mundo. Pero ¡oh poderoso Júpiter! si realmente todo lo sabes y del mundo eres rey, nada debe ocultarse a tus miradas ni a tu eterno imperio. Como si fueran nulos, de Delos... los oráculos se desprecian ya; en los sacrificios no se manifiesta Apolo. La religión va hacia la ruina."
Argos o la lealtad
Cuando Odiseo marcha hacia la guerra de Troya, al despedirse de su perro Argos, le encomienda el cuidado de los suyos. 20 años tarda en regresar el amo. Al llegar, disfrazado de pordiosero, de incógnito, pensando todos que ya había muerto en Troya, su perro lo reconoce, y muere a sus pies, ha cumplido.
Estos son los versos de Homero (edición de J. Alsina Y F. Gutiérrez):
Mientras ellos seguían charlando de cosas como éstas,
levantó la cabeza y orejas un perro allí echado,
Argos, can de Odiseo, magnánimo, que él hubo criado,
mas del cual no gozó, pues partió para Troya sagrada.
Con frecuencia los jóvenes, antes, consigo llevábanlo
a correr a las cabras monteses, la liebre o el ciervo;
y ahora yacía olvidado, en ausencia del amo
sobre el fiemo de mulos y bueyes, que junto a la puerta
hacinaban hasta que los siervos de Odiseo divino
recogíanlo para abonar los anchísimos campos:
lleno de garrapatas estaba allí Argos, el perro.
A Odiseo advirtió el perro en quien hacía él se acercaba
y, al mirarlo, moviendo la cola, bajó las orejas,
pero ya carecía de fuerzas para ir a su encuentro;
y él, al verlo, volvió la cabeza y secóse una lágrima,
que logró fácilmente ocultar al porquero, a quien dijo:
"De admirar es, Eumeo, este perro tumbado en el fiemo.
Es de raza excelente, mas no puede verse si ha sido
un veloz corredor, a pesar de la estampa que tiene,
o si es como esos perros que alguno mantiene en su mesa
y conserva lucidos tan sólo por darse ese lujo."
Y tú entonces, Eumeo, el porquero, así le dijiste:
"Es el perro del héroe que lejos murió de nosotros.
Y si tú hubieses visto lo bello y activo que él era,
cuando aquí lo dejó, al embarcar para Troya, Odiseo,
pronto su ligereza y vigor te dajaran atónito.
Fiera que él levantase en lo más intrincado del bosque
no podía escapar porque siempre acertaba su rastro.
Mas le abruman los males; ha muerto su dueño muy lejos
de la patria, y las mozas, dejadas, ya no se lo cuidan.
Porque los servidores, en cuanto no mandan los amos,
ya no quieren hacer los trabajos que son de justicia;
la mitad del valor que los hombres alcanzan la quita
Zeus el longividente ese día en que caen como esclavos."
Así dijo, y entró luego al punto en la cómoda casa
y en seguida en la sala de los pretendientes ilustres.
Y una parca de muerte quedóse con Argos,
cuando vino nuevamente a Odiseo veinte años más tarde.
Estos son los versos de Homero (edición de J. Alsina Y F. Gutiérrez):
Mientras ellos seguían charlando de cosas como éstas,
levantó la cabeza y orejas un perro allí echado,
Argos, can de Odiseo, magnánimo, que él hubo criado,
mas del cual no gozó, pues partió para Troya sagrada.
Con frecuencia los jóvenes, antes, consigo llevábanlo
a correr a las cabras monteses, la liebre o el ciervo;
y ahora yacía olvidado, en ausencia del amo
sobre el fiemo de mulos y bueyes, que junto a la puerta
hacinaban hasta que los siervos de Odiseo divino
recogíanlo para abonar los anchísimos campos:
lleno de garrapatas estaba allí Argos, el perro.
A Odiseo advirtió el perro en quien hacía él se acercaba
y, al mirarlo, moviendo la cola, bajó las orejas,
pero ya carecía de fuerzas para ir a su encuentro;
y él, al verlo, volvió la cabeza y secóse una lágrima,
que logró fácilmente ocultar al porquero, a quien dijo:
"De admirar es, Eumeo, este perro tumbado en el fiemo.
Es de raza excelente, mas no puede verse si ha sido
un veloz corredor, a pesar de la estampa que tiene,
o si es como esos perros que alguno mantiene en su mesa
y conserva lucidos tan sólo por darse ese lujo."
Y tú entonces, Eumeo, el porquero, así le dijiste:
"Es el perro del héroe que lejos murió de nosotros.
Y si tú hubieses visto lo bello y activo que él era,
cuando aquí lo dejó, al embarcar para Troya, Odiseo,
pronto su ligereza y vigor te dajaran atónito.
Fiera que él levantase en lo más intrincado del bosque
no podía escapar porque siempre acertaba su rastro.
Mas le abruman los males; ha muerto su dueño muy lejos
de la patria, y las mozas, dejadas, ya no se lo cuidan.
Porque los servidores, en cuanto no mandan los amos,
ya no quieren hacer los trabajos que son de justicia;
la mitad del valor que los hombres alcanzan la quita
Zeus el longividente ese día en que caen como esclavos."
Así dijo, y entró luego al punto en la cómoda casa
y en seguida en la sala de los pretendientes ilustres.
Y una parca de muerte quedóse con Argos,
cuando vino nuevamente a Odiseo veinte años más tarde.
Nana de la Cebolla
De Miguel Hernández
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Como sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca,
roca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuanto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla;
tú, satisfecho. . .
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Este poema fue escrito en el calabozo donde el amable gobierno franquista había tenido a bien darle alojamiento a este poeta y se debe a lo que le sugirieron las cartas que su mujer, en las que contaba cómo se alimentaba sólo de sopa de cebolla, a pesar de estar amamantando a su hijo de ocho meses.
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Como sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca,
roca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuanto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla;
tú, satisfecho. . .
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Este poema fue escrito en el calabozo donde el amable gobierno franquista había tenido a bien darle alojamiento a este poeta y se debe a lo que le sugirieron las cartas que su mujer, en las que contaba cómo se alimentaba sólo de sopa de cebolla, a pesar de estar amamantando a su hijo de ocho meses.
Los cerros de Úbeda
Por lo visto en plena guerra de la Reconquista, allá por el 1234 (fíjate que casualidad con el año, números sucesivos), bueno, pues resulta que uno de los capitanes del rey Fernando III (llamado por los suyos el Santo, no creo que los moros opinaran igual), decía que uno de sus capitanes desapareció justo cuando se entraba en la ciudad. Y no volvió a aparecer hasta que la ciudad ya estaba en manos de los cristianos. Cuando el rey le preguntó dónde se había metido durante la refriega, el muy cara dura, dijo que se había perdido por los cerros de Úbeda. Imagínate el cachondeo que se organizó, cuando todos sabían que en Úbeda no hay cerros como para perderse, por eso se tomó con ironía y como símbolo de cobardía y se utiliza cuando se quiere hacer referencia de que alguien al tratar cierto tema divaga y se sale del argumento del que está hablando . Exactamente como yo he hecho en algunos puntos de esta historia.
Los poetas que no estuvieron. Emilio Prados
España no sabía que estaba perdiendo, cuando los perdió, además de ser una muy buena generación de poetas, fueron hombres buenos. Claro que los perdió físicamente, porque ellos vivieron con la mitad del corazón en el exilio, y con la otra allá, en su madrastra España. Y si el exilio no fue suficiente, luego vino el escarnio y la denigración por parte de un gobierno inculto y trasnochado. Poetas como Prados, o como León Felipe apenas aparecían en los libros de texto. Como comprenderás la mitad de los poemas de Cernuda o de Lorca, fueron censurados o malinterpretados con una mojigatería impresionante. Para qué decirte de un Miguel Hernández, al que miserablemente dejaron morir en un tugurio, a pesar de las insistentes peticiones de que le dejaran ir.
En fin, es tal el miedo que se tiene a las ideas cuando las de uno son tan retrogradas... Actualmente, el asunto ha cambiado y se ha puesto a cada uno en su lugar, pero ya lo pasado, nadie lo puede arreglar.
SUEÑO (de Emilio Prados)
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Alzáronse en el cielo
los nombres confundidos.
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Nuestros cuerpos quedaron
frente a frente, vacíos.
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Entre nuestros dos cuerpos,
¡qué inolvidable abismo!
En fin, es tal el miedo que se tiene a las ideas cuando las de uno son tan retrogradas... Actualmente, el asunto ha cambiado y se ha puesto a cada uno en su lugar, pero ya lo pasado, nadie lo puede arreglar.
SUEÑO (de Emilio Prados)
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Alzáronse en el cielo
los nombres confundidos.
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Nuestros cuerpos quedaron
frente a frente, vacíos.
Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Entre nuestros dos cuerpos,
¡qué inolvidable abismo!
Lejos de la patria y Rosalía de Castro
Sobre la patria y su ausencia:
Por muy mal que esté todo y por muy ajado que esté el concepto de patria, el hombre se ha de sentir de alguna parte, aunque sea ciudadano del mundo, por muy gastada que esté esta expresión. La persona que vive fuera de su patria, sea por el motivo que sea, siente un lazo que la une con ella, el dolor llega cuando ese lazo está manchado por la frustración, la derrota, la humillación, todo eso se puede convertir en una obsesión malsana. Si ese lazo se mantiene puro, la patria puede llegar a ser un buen referente. Claro, cuando hablo de patria, hablo de sentimientos familiares, de recuerdos, de tristezas y alegrías, de buenos y malos momentos, esas son las cosas que perduran y que se extrañan. Los gobiernos respectivos, en realidad, no representan nada, tarde o temprano acaban desapareciendo.
Es mi opinión, claro.
Aquí va una recopilación de versos de Rosalia de Castro, que lloraba por su patria desde el otro lado del mar (los traduzcos no sea que el corrector de lengua extranjeras los barra):
"Airiños, airiños aires,
airiños de mi tierra;
airiños, airiños aires,
airiños, llevádme a ella."
"¡Van a dejar la patria!...
Forzoso, y supremo sacrificio.
La miseria está negra en torno de ellos,
¡ay!, ¡Y delante está el abismo!...".
"¡Adiós, gloria! ¡Adiós, contento!
¡Dejo la casa donde nací,
dejo la aldea que conozco,
por un mundo que non vi!"
Por muy mal que esté todo y por muy ajado que esté el concepto de patria, el hombre se ha de sentir de alguna parte, aunque sea ciudadano del mundo, por muy gastada que esté esta expresión. La persona que vive fuera de su patria, sea por el motivo que sea, siente un lazo que la une con ella, el dolor llega cuando ese lazo está manchado por la frustración, la derrota, la humillación, todo eso se puede convertir en una obsesión malsana. Si ese lazo se mantiene puro, la patria puede llegar a ser un buen referente. Claro, cuando hablo de patria, hablo de sentimientos familiares, de recuerdos, de tristezas y alegrías, de buenos y malos momentos, esas son las cosas que perduran y que se extrañan. Los gobiernos respectivos, en realidad, no representan nada, tarde o temprano acaban desapareciendo.
Es mi opinión, claro.
Aquí va una recopilación de versos de Rosalia de Castro, que lloraba por su patria desde el otro lado del mar (los traduzcos no sea que el corrector de lengua extranjeras los barra):
"Airiños, airiños aires,
airiños de mi tierra;
airiños, airiños aires,
airiños, llevádme a ella."
"¡Van a dejar la patria!...
Forzoso, y supremo sacrificio.
La miseria está negra en torno de ellos,
¡ay!, ¡Y delante está el abismo!...".
"¡Adiós, gloria! ¡Adiós, contento!
¡Dejo la casa donde nací,
dejo la aldea que conozco,
por un mundo que non vi!"
Carpe Diem, Tempus fugit
El tema del Carpe Diem en el Renacimiento reaparece con la idea grecolatina que ya aparecía en Horacio, de disfrutar de la vida mientras que esta dure. Sin embargo, ya en la Edad Media, Manrique la había usado en las Coplas de su Padre y aparecía en las Danzas de la muerte, claro que ahí lo que se pretendía es que se viviera una vida feliz y limpia para recibir con un espíritu puro a la muerte y la vida posterior.
Garcilaso, Gongora, Quevedo... le dan al tema sus caracteres particulares:
SONETO XXIII (Garcilaso)
"En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre. "
Gongora, mucho más rotundo:
"Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello.
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada."
Y si mencionamos al barroco Gongora, será mejor que también mencionemos a Quevedo, no sea que en la otra vida sigan con sus dimes y diretes y se enfade uno de ellos. En Quevedo, más que Carpe Diem, podríamos hablar del tema del Tempus fugit, muy relacionado con el anterior, por supuesto.
Quevedo:
¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!
¡Poco antes, nada; y podo después, humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo,
apenas punto al cerco que me cierra!
Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.
Ya no es ayer; mañana no ha llegado.
hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.
Azadas son la hora y el momento
que, a jornal de mi pena y mi cuidado
cavan en mi vivir mi monumento.
Garcilaso, Gongora, Quevedo... le dan al tema sus caracteres particulares:
SONETO XXIII (Garcilaso)
"En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre. "
Gongora, mucho más rotundo:
"Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello.
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada."
Y si mencionamos al barroco Gongora, será mejor que también mencionemos a Quevedo, no sea que en la otra vida sigan con sus dimes y diretes y se enfade uno de ellos. En Quevedo, más que Carpe Diem, podríamos hablar del tema del Tempus fugit, muy relacionado con el anterior, por supuesto.
Quevedo:
¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!
¡Poco antes, nada; y podo después, humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo,
apenas punto al cerco que me cierra!
Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.
Ya no es ayer; mañana no ha llegado.
hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.
Azadas son la hora y el momento
que, a jornal de mi pena y mi cuidado
cavan en mi vivir mi monumento.
De Rafael Alberti, claro:
" Por las calles, ¿quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tonto llovido del cielo,
del limbo, sin un ochavo.
Mal pollito colipavo,
sin plumas, digo, sin pelo.
¡Pío-pic!, pica, y al vuelo
todos le pican a él.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tan campante, sin carrera,
no imperial, sí tomatero,
grillo tomatero, pero
sin tomate en la grillera.
Canario de la fresquera,
no de alcoba o mirabel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tontaina tonto del higo,
rodando por las esquinas
bolas, bolindres, pamplinas
y pimientos que no digo.
Mas nunca falta un amigo
que le mendigue un clavel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Patos con gafas, en fila,
lo raptarán tontamente
en la berlina inconsciente
de San Jinojito el lila.
¿Qué runrún, qué retahíla
sube el cretino eco fiel?
¡Oh, oh, pero si es aquél
el tonto de Rafael!"
" Por las calles, ¿quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tonto llovido del cielo,
del limbo, sin un ochavo.
Mal pollito colipavo,
sin plumas, digo, sin pelo.
¡Pío-pic!, pica, y al vuelo
todos le pican a él.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tan campante, sin carrera,
no imperial, sí tomatero,
grillo tomatero, pero
sin tomate en la grillera.
Canario de la fresquera,
no de alcoba o mirabel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Tontaina tonto del higo,
rodando por las esquinas
bolas, bolindres, pamplinas
y pimientos que no digo.
Mas nunca falta un amigo
que le mendigue un clavel.
¿Quién aquél?
¡El tonto de Rafael!
Patos con gafas, en fila,
lo raptarán tontamente
en la berlina inconsciente
de San Jinojito el lila.
¿Qué runrún, qué retahíla
sube el cretino eco fiel?
¡Oh, oh, pero si es aquél
el tonto de Rafael!"
Poemas de amor y de desamor de Catulo
No mantienen el metro original, porque es preferible una buena traducción que mantener la estructura métrica (he optado poer la traducción de Juan Petit). Sin duda, cómo mejor están es en su idioma de origen, en latín, pero no me atrevo a ponerlos aquí, quien pueda que lo lea en el original, se lo aconsejo, aun sin entender latín, el ritmo ya vale la pena. Los dos son de Catulo y estaban dedicados a su amante, conocida bajo el nombre de Lesbia:
VIVAMUS, MEA LESBIA...
Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,
y no nos importen un as
todas las murmuraciones de los ancianos ceñudos.
Los soles pueden ponerse y volver a salir;
pero nosotros, una vez se apague nuestro breve día,
tendremos que dormir una noche eterna.
Dame mil besos, luego cien,
luego otros mil, luego cien más,
luego todavía otros mil, luego cien,
y finalmente, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para no saberla
y para que ningún malvado pueda aojarnos
al saber cuántos han sido los besos.
QUAERIS QUOT MIHI...
"Me preguntas cuántos besos
tuyos, Lesbia, serían suficientes para mí.
Tan gran número como las arenas de Libia,
que se extienden por Cirene, rica en laserpicio,
entre el oráculo dela rdiente Júpiter
y el sacrado sepulcro del antiguo Bato;
o como las estrellas que, cuando calla la noche,
contemplan los furtivos amores de los hombres:
éstos son los besos tuyos
que bastarían a ese loco de Catulo;
tantos que ni los curiosos pudieran
contarlos ni echarles una maldición con venenosa lengua."
También de Catulo, porque Lesbia no siempre le fue fiel.
MISER CATULLE,...
"Pobre Catulo, deja de hacer locuras,
y da por perdido lo que ves que se perdió.
En otro tiempo brillaron para ti soles resplandecientes,
cuando corrías adonde te llevaba una niña
amada por mí como no lo será ninguna.
Entonces eran aquellos innumerables goces
que tú querías y la amada no rehusaba:
verdaderamente, en otro tiempo brillaron para ti resplandecientes soles.
Ahora ella ya no quiere; tú, insensato, no lo quieres tampoco,
y no persigas lo que huye, ni entristezcas tu vida,
sino obstinadamente resiste y no cedas.
Adiós, niña; Catulo no cede,
y no te buscará ni solicitará contra tus deseos.
Pero tú te quejarás cuando nada se te pida.
¡Ay de ti, miserable! ¡Qué vida te espera!
¿Quién se acercará ahora a ti? ¿Quién te encontrará hermosa?
¿A quién amarás ahora? ¿De quién dirán que eres?
¿A quien besarás? ¿A quién morderas los labios?
Pero tú, Catulo, firme y no cedas."
Cómo es el amor... mientras que Catulo lloraba la pérdida de Lesbia, la auténtica, casi con toda seguridad, Clodia, la esposa de Metelo Céler, era sospechosa de la muerte de su marido, del intento de envenenamiento de uno de sus amantes y, según el mismisimo Cicerón, amante de su propio hermano. Este poema que aparece aquí no fue el último, Catulo vuelve con Clodia una y otra vez, para acabar abandonándola y dedicarle estos últimos versos:
CAELI, LESBIA NOSTRA...
"Celio, mi Lesbia, aquella Lesbia
la Lesbia aquella, a quien Catulo quiso más, a ella sola
más que a sí mismo y a todos los suyos,
ahora por plazuelas y callejones,
prodiga sus favores a los nietos del magnánimo Remo."
Catulo vivió en el siglo primero antes de Cristo, pero como las pasiones son universales, sus versos hacia sus amigos, sus versos de amor y los versos contra sus enemigos parecen escritos hace dos días. Igual que es un auténtico ángel cuando le dedica algo a sus amigos, es un auténtico diablo cuando se dirige a sus enemigos. No se conserva mucha de su producción, apenas 116 poemas (algunos puro ejercicio retórico, pero igualmente bellos)
VIVAMUS, MEA LESBIA...
Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,
y no nos importen un as
todas las murmuraciones de los ancianos ceñudos.
Los soles pueden ponerse y volver a salir;
pero nosotros, una vez se apague nuestro breve día,
tendremos que dormir una noche eterna.
Dame mil besos, luego cien,
luego otros mil, luego cien más,
luego todavía otros mil, luego cien,
y finalmente, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para no saberla
y para que ningún malvado pueda aojarnos
al saber cuántos han sido los besos.
QUAERIS QUOT MIHI...
"Me preguntas cuántos besos
tuyos, Lesbia, serían suficientes para mí.
Tan gran número como las arenas de Libia,
que se extienden por Cirene, rica en laserpicio,
entre el oráculo dela rdiente Júpiter
y el sacrado sepulcro del antiguo Bato;
o como las estrellas que, cuando calla la noche,
contemplan los furtivos amores de los hombres:
éstos son los besos tuyos
que bastarían a ese loco de Catulo;
tantos que ni los curiosos pudieran
contarlos ni echarles una maldición con venenosa lengua."
También de Catulo, porque Lesbia no siempre le fue fiel.
MISER CATULLE,...
"Pobre Catulo, deja de hacer locuras,
y da por perdido lo que ves que se perdió.
En otro tiempo brillaron para ti soles resplandecientes,
cuando corrías adonde te llevaba una niña
amada por mí como no lo será ninguna.
Entonces eran aquellos innumerables goces
que tú querías y la amada no rehusaba:
verdaderamente, en otro tiempo brillaron para ti resplandecientes soles.
Ahora ella ya no quiere; tú, insensato, no lo quieres tampoco,
y no persigas lo que huye, ni entristezcas tu vida,
sino obstinadamente resiste y no cedas.
Adiós, niña; Catulo no cede,
y no te buscará ni solicitará contra tus deseos.
Pero tú te quejarás cuando nada se te pida.
¡Ay de ti, miserable! ¡Qué vida te espera!
¿Quién se acercará ahora a ti? ¿Quién te encontrará hermosa?
¿A quién amarás ahora? ¿De quién dirán que eres?
¿A quien besarás? ¿A quién morderas los labios?
Pero tú, Catulo, firme y no cedas."
Cómo es el amor... mientras que Catulo lloraba la pérdida de Lesbia, la auténtica, casi con toda seguridad, Clodia, la esposa de Metelo Céler, era sospechosa de la muerte de su marido, del intento de envenenamiento de uno de sus amantes y, según el mismisimo Cicerón, amante de su propio hermano. Este poema que aparece aquí no fue el último, Catulo vuelve con Clodia una y otra vez, para acabar abandonándola y dedicarle estos últimos versos:
CAELI, LESBIA NOSTRA...
"Celio, mi Lesbia, aquella Lesbia
la Lesbia aquella, a quien Catulo quiso más, a ella sola
más que a sí mismo y a todos los suyos,
ahora por plazuelas y callejones,
prodiga sus favores a los nietos del magnánimo Remo."
Catulo vivió en el siglo primero antes de Cristo, pero como las pasiones son universales, sus versos hacia sus amigos, sus versos de amor y los versos contra sus enemigos parecen escritos hace dos días. Igual que es un auténtico ángel cuando le dedica algo a sus amigos, es un auténtico diablo cuando se dirige a sus enemigos. No se conserva mucha de su producción, apenas 116 poemas (algunos puro ejercicio retórico, pero igualmente bellos)
Martín Gaite
Una escritora, conocida más por sus novelas que por sus poesías. Y sin embargo, muy buena poeta.
Martín Gaite es de ese tipo de novelistas que no dejan de reflejar su estado de ánimo en sus narraciones, aunque sea prosa. En la mayoría de sus novelas, hay mucho de lírica, de sentimiento. Es muy común esto en los escritores de la generación de postguerra. Estos escritores no salen de sí mismos para reflejar el mundo, sino que lo reflejan a través de sus propios sentimientos. Este grupo del 50 cambió la forma de hacer novela en España.
Sus excelentes trabajos en prosa es lo que ha ocultado, en parte, su veta poética.
LIBROS Y PAPELES
"Libros y papeles,
el gran perdedero
de un recto camino.
Cantando las mieles
de lo que no quiero
me bebo el ricino.
Echa los cerrojos,
enciende el farol,
y aguántate el frío.
No sepan tus ojos
si ha salido el sol
o hay gente en el río.
Tanta queja disecada
de los muertos y los vivos
en estantes y anaqueles
y tanto afán para nada:
para llenar los archivos
de libros y de papeles.
Pero tú aguanta marea
y no tires la manta:
perderías la guarida.
Aún queda tarea
- ¡y tanta!-.
Aguanta,
que no queda tanta vida.
A paso de hormiga,
despacito, hermana,
y por tus rieles.
Manta zamorana
que pesa y no abriga,
libros y papeles.
¡Valiente edredón
de palabra vana!
manta zamorana,
tapa y no consuela.
- Es su condición.
Cada palo, hermana,
que aguante su vela."
¿ERA POR AQUÍ?
¿Era por aquí?
¿O he perdido el camino?
Casi llego a lo alto de la cima
y aún vislumbro un poco,
si vuelvo la cabeza,
serpeando allá abajo,
la veredita aquella
orlada de manzanos.
Tal vez era la mía.
Y las voces de antaño me
despiertan.
Sopla un viento muy frío,
noto un poco de vértigo
y tengo que seguir
subiendo como pueda,
sin mirar para atrás.
Ya casi estoy llegando
a lo alto de la cima,
y me pregunto si era por aquí.
Martín Gaite es de ese tipo de novelistas que no dejan de reflejar su estado de ánimo en sus narraciones, aunque sea prosa. En la mayoría de sus novelas, hay mucho de lírica, de sentimiento. Es muy común esto en los escritores de la generación de postguerra. Estos escritores no salen de sí mismos para reflejar el mundo, sino que lo reflejan a través de sus propios sentimientos. Este grupo del 50 cambió la forma de hacer novela en España.
Sus excelentes trabajos en prosa es lo que ha ocultado, en parte, su veta poética.
LIBROS Y PAPELES
"Libros y papeles,
el gran perdedero
de un recto camino.
Cantando las mieles
de lo que no quiero
me bebo el ricino.
Echa los cerrojos,
enciende el farol,
y aguántate el frío.
No sepan tus ojos
si ha salido el sol
o hay gente en el río.
Tanta queja disecada
de los muertos y los vivos
en estantes y anaqueles
y tanto afán para nada:
para llenar los archivos
de libros y de papeles.
Pero tú aguanta marea
y no tires la manta:
perderías la guarida.
Aún queda tarea
- ¡y tanta!-.
Aguanta,
que no queda tanta vida.
A paso de hormiga,
despacito, hermana,
y por tus rieles.
Manta zamorana
que pesa y no abriga,
libros y papeles.
¡Valiente edredón
de palabra vana!
manta zamorana,
tapa y no consuela.
- Es su condición.
Cada palo, hermana,
que aguante su vela."
¿ERA POR AQUÍ?
¿Era por aquí?
¿O he perdido el camino?
Casi llego a lo alto de la cima
y aún vislumbro un poco,
si vuelvo la cabeza,
serpeando allá abajo,
la veredita aquella
orlada de manzanos.
Tal vez era la mía.
Y las voces de antaño me
despiertan.
Sopla un viento muy frío,
noto un poco de vértigo
y tengo que seguir
subiendo como pueda,
sin mirar para atrás.
Ya casi estoy llegando
a lo alto de la cima,
y me pregunto si era por aquí.
ODA AL CALDILLO DE CONGRIO de Neruda
Exquisito y excelente poema de Neruda:
"En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
y de nevada carne.
Y en las ollas chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su manchada piel cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primpero
ese marfil precioso,
huele su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.
Mientras tanto
se cuecen con el vapor
los regios camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces,
que entre el congrio
y se sumerja en la glora,
que en la olla se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa.
Y al fuego,
lentamente,
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
llegan recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en el plato
tú conozcas el cielo."
"En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
y de nevada carne.
Y en las ollas chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su manchada piel cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primpero
ese marfil precioso,
huele su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.
Mientras tanto
se cuecen con el vapor
los regios camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces,
que entre el congrio
y se sumerja en la glora,
que en la olla se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa.
Y al fuego,
lentamente,
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
llegan recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en el plato
tú conozcas el cielo."
Dos de Alberti
EN EL DÍA DE SU MUERTE A MANO ARMADA
"Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello
5x5 entonces no eran todavía 25
ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos.
Yo te juro a la luna no ser cocinero,
tú me juras a la luna no ser cocinera,
él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.
¿Quién ha muerto?
La oca está arrepentida de ser pato,
el gorrión de ser profesor de lengua china,
el gallo de ser hombre,
yo de tener talento y admirar lo desgraciada
que suele ser en el invierno la suela de un zapato.
A una reina se le ha perdido su corona,
a un presidente de república su sombrero,
a mí...
Creo que a mí no se me ha perdido nada,
que a mí nunca se me ha perdido nada,
que a mí...
¿Qué quiere decir buenos días?"
PEÑARANDA DE DUERO
"¿Por qué me miras tan serio,
carretero?
Tienes cuatro mulas tordas,
un caballo delantero,
un carro de ruedas verdes,
y la carretera toda
para ti,
carretero.
¿Qué más quieres?"
"Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello
5x5 entonces no eran todavía 25
ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos.
Yo te juro a la luna no ser cocinero,
tú me juras a la luna no ser cocinera,
él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.
¿Quién ha muerto?
La oca está arrepentida de ser pato,
el gorrión de ser profesor de lengua china,
el gallo de ser hombre,
yo de tener talento y admirar lo desgraciada
que suele ser en el invierno la suela de un zapato.
A una reina se le ha perdido su corona,
a un presidente de república su sombrero,
a mí...
Creo que a mí no se me ha perdido nada,
que a mí nunca se me ha perdido nada,
que a mí...
¿Qué quiere decir buenos días?"
PEÑARANDA DE DUERO
"¿Por qué me miras tan serio,
carretero?
Tienes cuatro mulas tordas,
un caballo delantero,
un carro de ruedas verdes,
y la carretera toda
para ti,
carretero.
¿Qué más quieres?"
El Abuelo de N. Guillén
Quizás recordando su pasado mestizo, Guillén escribe los siguientes versos, dirigidos a una mujer que oculta a sus antepasados negros.
Esta mujer angélica de ojos septentrionales,
que vive atenta al ritmo de su sangre europea,
ignora que lo hondo de ese ritmo golpea
un negro al parche duro de roncos atabales.
Bajo la línea escueta de su nariz aguda,
la boca, en fino trazo, traza una raya breve,
y no hay cuervo que manche la solitaria nieve
de su carne, que fulge temblorosa y desnuda.
¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;
boga en el agua viva que allá dentro te fluye,
y ve pasando lirios, nelumbios, lotos, rosas;
que ya verás, inquieta, junto a la fresca orilla
la dulce sombra oscura del abuelo que huye,
el que rizó por siempre tu cabeza amarilla.
Esta mujer angélica de ojos septentrionales,
que vive atenta al ritmo de su sangre europea,
ignora que lo hondo de ese ritmo golpea
un negro al parche duro de roncos atabales.
Bajo la línea escueta de su nariz aguda,
la boca, en fino trazo, traza una raya breve,
y no hay cuervo que manche la solitaria nieve
de su carne, que fulge temblorosa y desnuda.
¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;
boga en el agua viva que allá dentro te fluye,
y ve pasando lirios, nelumbios, lotos, rosas;
que ya verás, inquieta, junto a la fresca orilla
la dulce sombra oscura del abuelo que huye,
el que rizó por siempre tu cabeza amarilla.
Los dos asnos
Va una fábula, aunque hay varias versiones sobre la misma, escribo a continuación la de Lafontaine. ¡hay tanta sabiduría en las fábulas!
EL ASNO CARGADO DE SAL Y EL ASNO CARGADO DE ESPONJAS
"Un arriero con su vara en la mano conducía, como un emperador de Roma, dos caballerías de largas orejas. Una, cargada de esponjas, caminaba como un caballo de silla. La segunda avanzaba lentamente, como si llevara huevos: su carga era sal.
Nuestros tres caminantes, recorriendo montes, valles y caminos, al fin llegaron al vado de un río. El arriero, que todos los años lo atravesaba, montó sobre el asno cargado de esponjas, echando delante a la otra bestia, la cual, tozuda como ella sola, se precipitó en un agujero; pero al fin pudo salvarse porque, luego de unas brazadas, la sal se disolvió por completo y el asno se sintió ligero sin carga sobre su lomo.
El compañero siguió su ejemplo, como carnero que sigue a otro. He aquí nuestro segundo asno al agua; hasta el cuello ya se hunde; el borrico, el arriero y las esponjas empiezan a tragar agua a cual más y mejor. Mas las esponjas tragaron tanta y aumentó de tal modo su peso, que el asno no pudo ganar la orilla. Abrazado el arriero al borrico, esperaba una muerte pronta y segura cuando alguien acudió en su socorro; quien fuera eso no importa.
Basta con haber aprendido que no debemos proceder todos de igual manera."
EL ASNO CARGADO DE SAL Y EL ASNO CARGADO DE ESPONJAS
"Un arriero con su vara en la mano conducía, como un emperador de Roma, dos caballerías de largas orejas. Una, cargada de esponjas, caminaba como un caballo de silla. La segunda avanzaba lentamente, como si llevara huevos: su carga era sal.
Nuestros tres caminantes, recorriendo montes, valles y caminos, al fin llegaron al vado de un río. El arriero, que todos los años lo atravesaba, montó sobre el asno cargado de esponjas, echando delante a la otra bestia, la cual, tozuda como ella sola, se precipitó en un agujero; pero al fin pudo salvarse porque, luego de unas brazadas, la sal se disolvió por completo y el asno se sintió ligero sin carga sobre su lomo.
El compañero siguió su ejemplo, como carnero que sigue a otro. He aquí nuestro segundo asno al agua; hasta el cuello ya se hunde; el borrico, el arriero y las esponjas empiezan a tragar agua a cual más y mejor. Mas las esponjas tragaron tanta y aumentó de tal modo su peso, que el asno no pudo ganar la orilla. Abrazado el arriero al borrico, esperaba una muerte pronta y segura cuando alguien acudió en su socorro; quien fuera eso no importa.
Basta con haber aprendido que no debemos proceder todos de igual manera."
de Paul Eluard:
Dónde están la mora y la ciruela
Lima ova ásperas delicias
Y la infancia que sabe errar
Sobre las espinas más pequeñas
Que el bosque amontona por nada
Dónde están las nueces
Cuya cáscara ya no rompemos
Dónde está el anima del traje frío
La hez de la muerte de los frutos
Que fertilizan los nísperos
Un viento muy dulce
Se vuelca sobre las flores demasiado maduras
Azula el seno del casís
Se emborracha del olor de los membrillos
Es la muda transparencia
Que decepciona a los ladrones en el árbol
Van por tan poco a dar su sangre
El sueño come lo incomible
Salir altivamente de un palacio confuso.
Dónde están la mora y la ciruela
Lima ova ásperas delicias
Y la infancia que sabe errar
Sobre las espinas más pequeñas
Que el bosque amontona por nada
Dónde están las nueces
Cuya cáscara ya no rompemos
Dónde está el anima del traje frío
La hez de la muerte de los frutos
Que fertilizan los nísperos
Un viento muy dulce
Se vuelca sobre las flores demasiado maduras
Azula el seno del casís
Se emborracha del olor de los membrillos
Es la muda transparencia
Que decepciona a los ladrones en el árbol
Van por tan poco a dar su sangre
El sueño come lo incomible
Salir altivamente de un palacio confuso.
Sobre Lorca
Respuesta en un debate sobre la homosexualidad de Lorca:
Evidentemente, las tropas falangistas no lo mataron porque fuera gay, lo mataron por sus ideas políticas. Franco, probablemente, ni se enteró de que firmaba lo que firmaba,hasta que no empezaron a llegarle las cartas de reproche desde todas las partes del mundo. Tal era el desinterés que tenía por ese 'poetucho' de provincias. Tal era su ignorancia. Pero eso es otro tema. Luego para excusarse, dijo que es que su homosexualidad hubiera sido un mal ejemplo. Chorradas.
En cuanto a que pueda ser incompatible la homosexualidad con ser buen escritor, me parece un poco extraño. Ese comentario tuyo, podrías habertelo ahorrado. Piensalo bien. Homosexuales fueron o son también Luis Cernuda, Oscar Wilde, Marcel Proust, Gore Vidal, Tennessee Willians, Passolini, Lezama Lima, Reynaldo Arenas, Mujica Lainez, Nestor Perlongher (por nombrar a algunos argentinos)... y muchos más (sin mencionar la sexualidad ambigüa de otros grandes de la literatura), y nadie duda de la excelencia de sus obras. Nadie dice, son buenos escritores, pero los pobrecitos son maricas. Sin embargo, con Lorca, siempre hay alguien que coloca eso de que qué buen escritor, pero era gay. Gracias sin duda al desprestigio que de él hizo la derecha franquista española.
Dices de Lorca que era buen poeta y buen escritor, ¿no es lo mismo ser buen poeta y ser buen escritor? ¿o es que entiendes por poeta, sólo el hecho de tener alma de poeta? si es así, me callo; pero si lo que quieres decir es que como plasmador de sus sentimientos, era bueno, hubiera bastado que dijeras que era buen escritor o que era buen poeta, porque en su caso son palabras sinónimas.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde.
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Sobre la pervivencia de la poesía de Lorca:
No quiero polemizar sobre el asunto, pero creo que no es tan independiente el escribir bien de la obra que queda. Y si la obra es buena, se puede decir de uno que es buen poeta. Aquí el presente de indicativo puede ser utilizado con su valor atemporal. Es algo totalmente subjetivo, es cierto. Uno puede hablar de algo en presente mientras que lo considere actual. Para mí, la excelente obra de un autor,cualquiera, hace que ese autor esté presente en cualquier momento, independientemente de que llevara más años muertos que toda la dinastía tebana (exagerando un poco, claro). Por otra parte, cada vez que he ido a Fuentevaqueros, he creído que iba a salir Federico por cualquier puerta, tanta es aun la sensación de su presencia en aquella casa. Por supuesto, si hubiera ocurrido alguna vez, hubiera sido la primera en morirme allí mismo del susto, porque muerto está, y más que muerto, requetemuerto, nadie pone en duda eso.
Pero, repito, es algo subjetivo. No tenemos por qué coincidir en este tema.
Evidentemente, las tropas falangistas no lo mataron porque fuera gay, lo mataron por sus ideas políticas. Franco, probablemente, ni se enteró de que firmaba lo que firmaba,hasta que no empezaron a llegarle las cartas de reproche desde todas las partes del mundo. Tal era el desinterés que tenía por ese 'poetucho' de provincias. Tal era su ignorancia. Pero eso es otro tema. Luego para excusarse, dijo que es que su homosexualidad hubiera sido un mal ejemplo. Chorradas.
En cuanto a que pueda ser incompatible la homosexualidad con ser buen escritor, me parece un poco extraño. Ese comentario tuyo, podrías habertelo ahorrado. Piensalo bien. Homosexuales fueron o son también Luis Cernuda, Oscar Wilde, Marcel Proust, Gore Vidal, Tennessee Willians, Passolini, Lezama Lima, Reynaldo Arenas, Mujica Lainez, Nestor Perlongher (por nombrar a algunos argentinos)... y muchos más (sin mencionar la sexualidad ambigüa de otros grandes de la literatura), y nadie duda de la excelencia de sus obras. Nadie dice, son buenos escritores, pero los pobrecitos son maricas. Sin embargo, con Lorca, siempre hay alguien que coloca eso de que qué buen escritor, pero era gay. Gracias sin duda al desprestigio que de él hizo la derecha franquista española.
Dices de Lorca que era buen poeta y buen escritor, ¿no es lo mismo ser buen poeta y ser buen escritor? ¿o es que entiendes por poeta, sólo el hecho de tener alma de poeta? si es así, me callo; pero si lo que quieres decir es que como plasmador de sus sentimientos, era bueno, hubiera bastado que dijeras que era buen escritor o que era buen poeta, porque en su caso son palabras sinónimas.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde.
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Sobre la pervivencia de la poesía de Lorca:
No quiero polemizar sobre el asunto, pero creo que no es tan independiente el escribir bien de la obra que queda. Y si la obra es buena, se puede decir de uno que es buen poeta. Aquí el presente de indicativo puede ser utilizado con su valor atemporal. Es algo totalmente subjetivo, es cierto. Uno puede hablar de algo en presente mientras que lo considere actual. Para mí, la excelente obra de un autor,cualquiera, hace que ese autor esté presente en cualquier momento, independientemente de que llevara más años muertos que toda la dinastía tebana (exagerando un poco, claro). Por otra parte, cada vez que he ido a Fuentevaqueros, he creído que iba a salir Federico por cualquier puerta, tanta es aun la sensación de su presencia en aquella casa. Por supuesto, si hubiera ocurrido alguna vez, hubiera sido la primera en morirme allí mismo del susto, porque muerto está, y más que muerto, requetemuerto, nadie pone en duda eso.
Pero, repito, es algo subjetivo. No tenemos por qué coincidir en este tema.
Dos poemas de Josefina de la Torre
Cuando a Josefina de la Torre le preguntaron qué era la poesía para ella, dijo esto:
"Está tan unida a tanto misterio, que, por desconocida, nunca me había parado a pensar lo que era. Sólo a sentir que es"
"Yo no sé qué tengo.
Si son vuelos locos de tormenta oscura
o es reposo lento de inmóviles aguas.
Pero todo gira cerca de mi sombra
y conmueve el filo de mi pensamiento.
Es el mar y el sol y la arena misma
y es la vela blanca por la orilla abierta
y es todo que vibra dentro de mi sangre
y cubre mis brazos de áspero reflejo...
No sé qué me pasa.
Siento que me espera una hora de luces,
un inesperado vaivén del misterio.
Y en mis sienes locas, sabias compañeras,
ya siento la huella del primer latido.
¡Ah, sonrisas libres de todos los niños,
voces olvidadas de todos los viejos,
rodeadme ahora,
pedidme consejos!"
Otro poema de Josefina de la Torre:
¡Gritar, gritar, defenderme
sola, sin brazos, sin luz!
Voz de abierta noche amarga,
dominadas rebeldías.
Gritar. ¡Mi garganta única!
¡Cuerda de luna y de sol!
¡Vibrante nota del aire!
¡Claro mar del horizonte!
¡Oh, si! Gritar al encuentro,
brazos desnudos de arenas,
conquista de lo imposible.
No quiero cadenas muertas,
inmovilidad culpable.
¡Libre, libre, libertada!
¡Mía, solamente, mía!
"Está tan unida a tanto misterio, que, por desconocida, nunca me había parado a pensar lo que era. Sólo a sentir que es"
"Yo no sé qué tengo.
Si son vuelos locos de tormenta oscura
o es reposo lento de inmóviles aguas.
Pero todo gira cerca de mi sombra
y conmueve el filo de mi pensamiento.
Es el mar y el sol y la arena misma
y es la vela blanca por la orilla abierta
y es todo que vibra dentro de mi sangre
y cubre mis brazos de áspero reflejo...
No sé qué me pasa.
Siento que me espera una hora de luces,
un inesperado vaivén del misterio.
Y en mis sienes locas, sabias compañeras,
ya siento la huella del primer latido.
¡Ah, sonrisas libres de todos los niños,
voces olvidadas de todos los viejos,
rodeadme ahora,
pedidme consejos!"
Otro poema de Josefina de la Torre:
¡Gritar, gritar, defenderme
sola, sin brazos, sin luz!
Voz de abierta noche amarga,
dominadas rebeldías.
Gritar. ¡Mi garganta única!
¡Cuerda de luna y de sol!
¡Vibrante nota del aire!
¡Claro mar del horizonte!
¡Oh, si! Gritar al encuentro,
brazos desnudos de arenas,
conquista de lo imposible.
No quiero cadenas muertas,
inmovilidad culpable.
¡Libre, libre, libertada!
¡Mía, solamente, mía!
Primer día de primavera de J.R. Jiménez
En un remolino de viento fresco, color nuevo, olor reciente, canción tierna. El mundo que se hace mundito, para empezar de nuevo a inflarse. Nada más.
No confundamos romancero, romance y romanticismo.
Los romances se dividen en Romancero Viejo y en Romancero Nuevo. Los romances del Romancero Viejo proceden de la evolución de los Cantares de Gesta, por eso que rimen sólo los pares y queden libres los impares: los cantares de gesta tenían 16 sílabas por verso, al dividirse cada verso, quedan ocho silabas. Ya en el siglo XIII empiezan a aparecer estas composiciones. El Romancero Nuevo es mucho más artificioso y procede ya de pleno renacimiento y de la Edad de Oro, mantienen todas las características formales dle Romancero Viejo, pero no sus temas.
En cuanto a Bécquer es, sin duda el principal representante del romanticismo español. Pero no hay que confundir romanticismo literario con la cursilada de meter petalos de rosa en un libro o con el romanticismo de una bella noche a la luz de la luna. Los románticos eran rebeldes, se oponían a todo lo que denotase lo estático, la fríaldad del neoclasicismo del XVIII. El movimiento romántico produjo grandes cambios en todos los órdenes en los países donde se originó, cosa que no se consigue sólo con petalos de rosa (cosa que es muy bella en sí, por otra parte).
En cuanto a Bécquer es, sin duda el principal representante del romanticismo español. Pero no hay que confundir romanticismo literario con la cursilada de meter petalos de rosa en un libro o con el romanticismo de una bella noche a la luz de la luna. Los románticos eran rebeldes, se oponían a todo lo que denotase lo estático, la fríaldad del neoclasicismo del XVIII. El movimiento romántico produjo grandes cambios en todos los órdenes en los países donde se originó, cosa que no se consigue sólo con petalos de rosa (cosa que es muy bella en sí, por otra parte).
¿Qué es ser poeta?
La poesía se puede leer o escuchar, y si se escucha con música, se convierte en canción. Antiguamente la poesía se escribía para ser recitada, no se comprendía una lectura intima y privada de la poesía. Los amigos se reunían y se leían sus poemas. La poesía que se canta no es menos poesía por estar cantada. Claro que igual que existe mala poesía para ser leída, también existe mala poesía para ser cantada.
Pero un detalle, en el último manual de literatura que usaron mis alumnos, dentro de la poesía contemporánea española, se incluía a Serrat, a Sabina, a Victor Manuel y se mencionaba a cantantes extranjeros como Elton John. No sé por qué la poesía de los trovadores se puede considerar poesía y estas composiciones no pueden considerarse como tales.
Este tema sobre si los cantautores son poetas o no, me ha hecho pensar sobre el tema. Y quiero compartir con ustedes a dos personas que conocí siendo yo más joven y en otras latitudes. Las dos eran poetas, uno, verdulero, vendía papas en una feria del barrio. Entre las cajas de verdura, vendía sus librillos de poesía y las mujeres del barrio llevaban, a veces, junto a las acelgas, unos versos que salían del alma de un hombre sencillo. El otro también era un hombre sencillo, a este último no lo conocí personalmente, pero si conocí sus versos, que me llegaron por casualidad. Precisamente uno de los escolios que tengo apuntado en mi edición de Machado son unos versos suyos que quiero dejar aquí. Decía este hombre (se llamaba, o se llama, J. L. Molina):
No es poeta quien escribe
muchas palabras rimadas,
sólo es poeta el que vive,
tal, como piensa y habla.
Pero un detalle, en el último manual de literatura que usaron mis alumnos, dentro de la poesía contemporánea española, se incluía a Serrat, a Sabina, a Victor Manuel y se mencionaba a cantantes extranjeros como Elton John. No sé por qué la poesía de los trovadores se puede considerar poesía y estas composiciones no pueden considerarse como tales.
Este tema sobre si los cantautores son poetas o no, me ha hecho pensar sobre el tema. Y quiero compartir con ustedes a dos personas que conocí siendo yo más joven y en otras latitudes. Las dos eran poetas, uno, verdulero, vendía papas en una feria del barrio. Entre las cajas de verdura, vendía sus librillos de poesía y las mujeres del barrio llevaban, a veces, junto a las acelgas, unos versos que salían del alma de un hombre sencillo. El otro también era un hombre sencillo, a este último no lo conocí personalmente, pero si conocí sus versos, que me llegaron por casualidad. Precisamente uno de los escolios que tengo apuntado en mi edición de Machado son unos versos suyos que quiero dejar aquí. Decía este hombre (se llamaba, o se llama, J. L. Molina):
No es poeta quien escribe
muchas palabras rimadas,
sólo es poeta el que vive,
tal, como piensa y habla.
La actualidad de Quevedo
Es sorprendente, pero así son las cosas.
No voy a poder ponerlo entero, pero ahí va un poquito:
Poderosos caballero
es don Dinero.
Madre, yo al oro me humillo;
él es mi amante y mi amado,
pues, de puro enamorado,
de contino anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España,
y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Es galán y es como un oro,
tiene quebrado el color,
persona de gran valor,
tan cristiano como moro.
Pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero
es don Dinero.
No voy a poder ponerlo entero, pero ahí va un poquito:
Poderosos caballero
es don Dinero.
Madre, yo al oro me humillo;
él es mi amante y mi amado,
pues, de puro enamorado,
de contino anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España,
y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Es galán y es como un oro,
tiene quebrado el color,
persona de gran valor,
tan cristiano como moro.
Pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero
es don Dinero.
De Rubén a Machado
Siempre me pareció soberbio este poema de Rubén Dario. Y comparto con él toda la admiración que sentía por Machado (y que sus dioses me perdonen, por haberme comparado con él en algo). Hace veinte años mis padres me regalaron las poesías completas de A. Machado y sigue a mi lado, a miles de kilómetros del punto de partida, con las páginas ajadas, sueltas (la edición era más bien precaria) y amarillentas, además de tener escolios propios anotodos por todas partes. Tengo otras ediciones de la misma obra, pero en esa aprendí a leer y a conocer a Machado. Y casi podría decir que determinó mi carrera laboral. No es que sea poeta, porque de poeta no tengo ni el alma, es una pena, pero mejor reconocerlo a que te lo adviertan.
Este poema de Darío está en la portada:
Misterioso y silencioso
iba una y otra vez.
Su mirada era tan profunda
que apenas se podía ver.
Cuando hablaba tenía un dejo
de timidez y de altivez.
Y la luz de sus pensamientos
casi siempre se veía arder.
Era luminoso y profundo
como era hombre de buena fe.
Fuera pastor de mil leones
y de corderos a la vez.
Conduciría tempestades
o traería un panal de miel.
Las maravillas de la vida
y del amor y del placer,
cantaba en versos profundos
cuyo secreto era de él.
Montado en un raro Pegaso,
un día al imposible fue.
Ruego por Antonio a mis dioses,
ellos le salven siempre. Amén
Este poema de Darío está en la portada:
Misterioso y silencioso
iba una y otra vez.
Su mirada era tan profunda
que apenas se podía ver.
Cuando hablaba tenía un dejo
de timidez y de altivez.
Y la luz de sus pensamientos
casi siempre se veía arder.
Era luminoso y profundo
como era hombre de buena fe.
Fuera pastor de mil leones
y de corderos a la vez.
Conduciría tempestades
o traería un panal de miel.
Las maravillas de la vida
y del amor y del placer,
cantaba en versos profundos
cuyo secreto era de él.
Montado en un raro Pegaso,
un día al imposible fue.
Ruego por Antonio a mis dioses,
ellos le salven siempre. Amén
9 de diciembre de 2004
Literatura 'comprometida'
Siempre me pareció mal el nombre de literatura comprometida para esa literatura que se pone en contra del poder establecido, la literatura combativa o como la queramos llamar, sea cual sea el nombre, suele ser horrendo. Porque el adjetivo 'comprometida' podría también referirse perfectamente a la literatura que está comprometida con el poder, la Eneida o las Georgicas, ¿no estaba Virgilio comprometidísimo con Augusto?; los cantares de Gesta, ¿no dependían del compromiso que tenían los juglares con los señores de turno?; Realmente, creo que casi todos los artistas están comprometidos con una u otra causa, en mi opinión, el escritor como 'reinventador' (¿me acabo de inventar una palabreja?) del mundo, de cualquier parcela del mundo, debería sentirse comprometido con esa parcela que quiere reinventar. Personalmente, y es opinión, repito, personal, prefiero llamar a esos escritores que combaten una ideología establecida o una postura social 'aburguesada', decía que prefiero llamar a estos escritores 'combativos', aunque, por motivos didácticos, siga calificándolos de 'comprometidos'.
Y es cierto que hay mucha literatura panfletaria entre los que damos en llamar escritores 'comprometidos' o 'combativos' , igual que hay muchas obras totalmente insulsas y sin contenido entre los que podemos llamar autores aburguesados o acomodaticios o supuestamente neutrales (¿se puede ser en verdad neutral por completo?), por llamarlos de alguna forma.
Y es cierto que hay mucha literatura panfletaria entre los que damos en llamar escritores 'comprometidos' o 'combativos' , igual que hay muchas obras totalmente insulsas y sin contenido entre los que podemos llamar autores aburguesados o acomodaticios o supuestamente neutrales (¿se puede ser en verdad neutral por completo?), por llamarlos de alguna forma.
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