14 de febrero de 2005

cuento descontado: Caperucita roja

"Érase que se era, una niña que tenía una hermosa caperuza roja, regalo que su abuelita le hiciera por su cumpleaños y que ella siempre llevaba puesta, por eso, sus conocidos ya ni recordaban su nombre y todos le dieron en llamar Caperucitaroja, citaroja para los amigos. La abuelita vivía al otro lado del bosque, ella solita, sin otra distracción conocida que las visitas que a bien tuvieran hacerle su nietita y su hija.
Un día la mamá de nuestra niña hizo una rica tarta de manzana y pensó que la abuelita querría un trocito, pero miró el reloj de la sala y vio que era justo la hora en la que empezaba su teleserie favorita, así que llamó a su querida hija y le dijo, ‘citaroja, mi niña bonita, verás, he hecho una rica tarta de manzana y a tu abu le encantan las tartas de manzanas, ¿por qué no le llevas un trocito, mi bien?’ ‘Jo, má, que rollo, ahora tengo que ir a casa de la vieja!’, ‘Anda nena, si vas te daré unos pesitos para que te compres una caperucita azul’ Caperucita que estaba cansada ya del rojo, evaluó el trabajo y las ganancias y decidió llevarle la tartita a su abuela, además pensó que con un poco de suerte podría encontrarse con el lobo por el camino, era un tío macanudo y le había prometido invitarla al cine.
La mamá de Caperucita le dijo aquello de que tuviera cuidado y que no hablara con desconocidos y que anduviera siempre por el camino y que... no sé cuantas cosas más, todas ellas cosas que dicen las mamás en situaciones parecidas
Así pues iba Citaroja por el camino, cuando de pronto apareció el lobo: ‘hola, cititaroja, ¿cómo te va hoy?, ¿dónde vas con esa cestita que huele tan bien?’ ‘Ay, Lobo, fíjate que tengo que llevar esto a casa de mi abuela, con lo petardo que es la pobre vieja, ahora seguro que me habla de sus historias, de qué hacía ella cuando era pequeña y todas esas cosas que son tan pesadas.’ ‘Si quieres te acompaño y así no te aburres por el camino’. Y eso hicieron, pero por el camino empezaron a recoger flores de aquí y de allá, a contarse sus cosas y el santo se les fue al cielo.
Bien tarde llegaron a casa de la abuela y tocaron la puerta. La abuelita salió a abrirles: ‘ Oh, nietita, qué sorpresa! ¿por qué no me avisaste de tu visita? Ah, y no vienes sola, pasen, pasen.’ Del fondo de la casa se oyó una voz: ‘Querida, ¿quién es? No sabía que hoy fueras a tener visita’ Y apareció abrochándose los botones de la camisa el viejo cazador."
MIMR

No hay comentarios: