14 de febrero de 2005

Las sirenas, Odiseo y Alfonsina

Odiseo es prevenido por Circe de evitar oir el canto de las sirenas. Según la diosa, cantan descansando en una llanura, rodeadas de los restos de aquellos que han sido sometidos por ellas. Homero no nos describe a estos seres, y en las películas que sobre el tema se han hecho, nos han pintado a unas sirenas parecidas a la Ariel de Disney. Cuando en realidad eso no es correcto. Las sirenas, para los griegos, eran unos seres híbridos con cabeza y busto de mujer y cuerpo, alas y patas de pájaro (en esto coinciden con las Harpias), son hijas del dios Aqueloo (de numerosa prole acuática), por esos las sirenas son aves maritimas (algo así como nuestra gaviota). Sus nombres son: según unas fuentes, Pisínoe, Agláope y Telxiepía, según otros, Parténope, Leucosia y Ligía. Estos son los seres con los que se las tiene que ver Odiseo.
¿Y de dónde salió aquello de las colitas de pez? El primer testimonio lo tenemos en el siglo VI, en un libro que se llama Liber monstrorum de diversis generibus, es decir, el libro de los diversos géneros de monstruos. Aquí aparecen las dos posibilidades, la de la mujer pájaro y la de la mujer pez, pero a los lectores de la Edad Media les gustó más lo de la mujer pez y con ella se quedaron, e incluso las suavizaron en su caracter, llegando al final hasta ésta de Alfonsina:

YO EN EL FONDO DEL MAR

En el fondo del mar
hay una casa de cristal.
A una avenida
de madréporas
da.
Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.
Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.
Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.
Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
—din don... din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.
Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del mar.

No hay comentarios: